El presidente golpista de Honduras, Roberto Micheletti, afirmó este sábado que su país será capaz de aguantar el aislamiento internacional en que se ha visto envuelto tras el golpe militar del 28 de junio y criticó las injerencias externas.
En declaraciones a Reuters, Micheletti respondió con rotundidad acerca de cómo sobrellevaría su país la presión internacional que ya ha derivado en recortes de ayuda exterior y algunos problemas de establecimiento. “Sí, la podemos perfectamente soportar”, sentenció, ajeno a la condena de la comunidad internacional.
“Nosotros no aceptamos que nos imponga nadie nada. Aquí no hay ningún país por muy poderoso que sea que va a venir a decirnos a nosotros qué es lo que tenemos que hacer”, aseguró el presidente de facto.
Micheletti se refirió en concreto a Estados Unidos y Venezuela, que reclaman el regreso al poder del presidente depuesto, Manuel Zelaya, al igual que el mediador de la crisis y presidente de Costa Rica, Óscar Arias.
Así, y tras recordar el “respeto” del pueblo hondureño por los estadounidenses, Micheletti denunció que si Washington decide romper las relaciones con Tegucigalpa lo único que provocará es que llevarán “a un país pobre a mayor pobreza”. El mandatario interino tachó de “error” esta forma de presión.
Por otra parte, respecto a la supuesta influencia del presidente venezolano, Hugo Chávez, aliado de Zelaya, Micheletti celebró la evolución de los acontecimientos. Se mostró satisfecho porque entiende que “Chávez se equivocó con Honduras” y “creyó que el títere que tenía programado iba a lograr los objetivos”. “Aquí chocó con un pueblo con dignidad, con amor a su patria, a su democracia”.