El ex primer ministro islandés Geir Haarde se declara no culpable

REYKJAVIK, 7 (Reuters/EP)

El primer ministro islandés durante la crisis bancaria de 2008, Geir Haarde, se ha declarado no culpable este martes durante el arranque del juicio que determinará si una supuesta negligencia política llevó al país a la bancarrota.

“Me declaro inocente de todos los cargos y haré todo lo que pueda para demostrar mi inocencia”, ha afirmado en el arranque de este histórico proceso, que supone la activación por vez primera de una corte creada en 1905 para juzgar a altos cargos. Quince jueces componen este tribunal, convocado después de que el Parlamento islandés diese luz verde el año pasado al proceso.

En caso de ser declarado culpable, el ex primer ministro se enfrenta a una condena que podría ir desde una multa hasta incluso una pena de dos años de cárcel.

Para Haarde, jefe del Ejecutivo desde 2006 a 2009, “todo este asunto es una farsa”, tal y como ha declarado a la salida de la vista. Tras esta “farsa” están, a su juicio, “tres miembros del actual Parlamento que han logrado celebrar el primer juicio político en la historia del país”.

La defensa ha centrado gran parte de la media hora con que contaba en esta sesión inaugural en impugnar la competencia de ocho de los 15 jueces que componen el tribunal.

Entre los cargos dictados contra Haarde figura negligencia grave por no adoptar medidas que impidiesen el 'crash' financiero, por ejemplo frenando a los bancos o informando a sus propios ministros de la magnitud del sistema bancario dentro de la economía nacional.

Las tres principales entidades financieras quebraron en 2008, en el marco de la crisis financiera internacional. Islandia tuvo que recurrir a un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y al dinero de sus vecinos nórdicos para rescatar su economía, en un ambiente de descontento social generalizado que derivó, además, en la caída del Gobierno de Haarde.

Aunque Islandia ha retomado en gran medida la estabilidad perdida, las autoridades aún tratan de controlar algunos de los efectos y, por ejemplo, intentan controlar el movimiento de divisas extranjeras. Además, la tasa de desempleados, que en 2007 era del 2 por ciento, ha aumentado hasta situarse en el 7.8 por ciento.