Musharraf restaura la Constitución y pone fin al estado de excepción

Pocas horas después de restaurar la Constitución y ordenar el fin del estado de excepción, el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, dijo que no había actuado movido por intereses personales sino “para salvar al país”.

“Tuve que declarar el estado de excepción contra mi voluntad, para salvar el país”, aseguró en un discurso televisivo a la nación un Musharraf adusto, con gafas y bien peinado.

Musharraf decretó este sábado la revocación de la Orden Provisional Constitucional y del estado de excepción en vigor desde hacía 42 días, así como la restauración de la Constitución.

En su discurso a la nación, el Presidente se felicitó por el éxito de la medida, que ha supuesto a su juicio “el retorno de la estabilidad a Pakistán” y ha traído “cambios positivos”.

Según Musharraf, el estado de excepción -declarado el 3 de noviembre- fue impuesto por la existencia de “una conspiración” del Tribunal Supremo, que le dejó sin otra alternativa que poner en juego su credibilidad y declarar la medida.

La corte, encabezada entonces por el juez Iftikhar Chaudhry, debía dirimir en esas fechas varios recursos que ponían en duda la validez de la candidatura presidencial de Musharraf.

Con la suspensión de la Constitución, los jueces debían jurar de nuevo sus cargos ante Musharraf para seguir en sus puestos, pero muchos se negaron y el Presidente tuvo vía libre para remodelar el Supremo.

“Tenía que jurar a mediados de noviembre (como presidente) pero esto se retrasó debido a la conspiración tramada por el antiguo jefe del Supremo. Hemos acabado con la conspiración y vamos hacia adelante”, declaró hoy el Presidente.

Musharraf añadió que su acción tenía como objetivo devolver la armonía en el funcionamiento de los diferentes pilares del Estado, incluidos los medios de comunicación, sobre quienes pesan restricciones y a los que pidió que actúen con “responsabilidad”.

“El poder judicial trabaja ahora en coordinación con el Gobierno y los medios de comunicación han firmado un código de conducta con el mismo fin”, explicó, y se declaró orgulloso por haber puesto fin al estado de excepción un día antes de lo prometido inicialmente.

La declaración de la excepción precedió al cierre de varios canales de televisión críticos con Musharraf y supuso la detención temporal de más de 5.700 abogados, activistas y opositores, entre ellos Chaudhry y la ex primera ministra Benazir Bhutto.

“Creemos que el fin del estado de excepción es un paso importante, pero hace falta hacer mucho más”, declaró hoy al respecto Bhutto, que mantiene abierta la posibilidad de un pacto con el Presidente.

Precampaña

El también ex primer ministro Nawaz Sharif, líder de la opositora Liga Musulmana de Pakistán-N, ha asegurado por su parte que el fin del estado de excepción es “insignificante” y no supone una diferencia, porque Musharraf sigue en el poder.

Los principales líderes políticos de Pakistán se encuentran ya en precampaña, preparando las próximas elecciones legislativas, convocadas para el 8 de enero de 2008.

En su discurso, Musharraf confirmó que los comicios tendrán lugar el día previsto y garantizó que serán limpios y libres, momentos antes de hacer pública una invitación para que haya observadores internacionales.

Además, advirtió a los partidos políticos de que no causen problemas recurriendo a “políticas de agitación”.

“No hay justificación para boicotear las elecciones”, dijo, pidiendo a los partidos que ayuden al Gobierno a mantener la ley y el orden.

El deterioro del orden y el aumento de la violencia islamista fueron uno de los motivos invocados por Musharraf para declarar el estado de excepción, y en su discurso el Presidente dijo que la medida sirvió para “contener” la expansión del terrorismo en el oeste del país.

Pocas horas antes de poner fin al estado de excepción, un terrorista suicida causó sin embargo la muerte de siete personas, entre ellas dos civiles, al hacer estallar una carga explosiva junto a unas instalaciones militares en el distrito de Nowshera, situado en la Provincia de la Frontera Noroeste.Pocas horas después de restaurar la Constitución y ordenar el fin del estado de excepción, el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, dijo que no había actuado movido por intereses personales sino “para salvar al país”.

“Tuve que declarar el estado de excepción contra mi voluntad, para salvar el país”, aseguró en un discurso televisivo a la nación un Musharraf adusto, con gafas y bien peinado.

Musharraf decretó hoy la revocación de la Orden Provisional Constitucional y del estado de excepción en vigor desde hacía 42 días, así como la restauración de la Constitución.

En su discurso a la nación, el Presidente se felicitó por el éxito de la medida, que ha supuesto a su juicio “el retorno de la estabilidad a Pakistán” y ha traído “cambios positivos”.

Según Musharraf, el estado de excepción -declarado el 3 de noviembre- fue impuesto por la existencia de “una conspiración” del Tribunal Supremo, que le dejó sin otra alternativa que poner en juego su credibilidad y declarar la medida.

La corte, encabezada entonces por el juez Iftikhar Chaudhry, debía dirimir en esas fechas varios recursos que ponían en duda la validez de la candidatura presidencial de Musharraf.

Con la suspensión de la Constitución, los jueces debían jurar de nuevo sus cargos ante Musharraf para seguir en sus puestos, pero muchos se negaron y el Presidente tuvo vía libre para remodelar el Supremo.

“Tenía que jurar a mediados de noviembre (como presidente) pero esto se retrasó debido a la conspiración tramada por el antiguo jefe del Supremo. Hemos acabado con la conspiración y vamos hacia adelante”, declaró hoy el Presidente.

Musharraf añadió que su acción tenía como objetivo devolver la armonía en el funcionamiento de los diferentes pilares del Estado, incluidos los medios de comunicación, sobre quienes pesan restricciones y a los que pidió que actúen con “responsabilidad”.

“El poder judicial trabaja ahora en coordinación con el Gobierno y los medios de comunicación han firmado un código de conducta con el mismo fin”, explicó, y se declaró orgulloso por haber puesto fin al estado de excepción un día antes de lo prometido inicialmente.

La declaración de la excepción precedió al cierre de varios canales de televisión críticos con Musharraf y supuso la detención temporal de más de 5.700 abogados, activistas y opositores, entre ellos Chaudhry y la ex primera ministra Benazir Bhutto.

“Creemos que el fin del estado de excepción es un paso importante, pero hace falta hacer mucho más”, declaró hoy al respecto Bhutto, que mantiene abierta la posibilidad de un pacto con el Presidente.

El también ex primer ministro Nawaz Sharif, líder de la opositora Liga Musulmana de Pakistán-N, ha asegurado por su parte que el fin del estado de excepción es “insignificante” y no supone una diferencia, porque Musharraf sigue en el poder.

Los principales líderes políticos de Pakistán se encuentran ya en precampaña, preparando las próximas elecciones legislativas, convocadas para el 8 de enero de 2008.

En su discurso, Musharraf confirmó que los comicios tendrán lugar el día previsto y garantizó que serán limpios y libres, momentos antes de hacer pública una invitación para que haya observadores internacionales.

Además, advirtió a los partidos políticos de que no causen problemas recurriendo a “políticas de agitación”.

“No hay justificación para boicotear las elecciones”, dijo, pidiendo a los partidos que ayuden al Gobierno a mantener la ley y el orden.

El deterioro del orden y el aumento de la violencia islamista fueron uno de los motivos invocados por Musharraf para declarar el estado de excepción, y en su discurso el Presidente dijo que la medida sirvió para “contener” la expansión del terrorismo en el oeste del país.

Pocas horas antes de poner fin al estado de excepción, un terrorista suicida causó sin embargo la muerte de siete personas, entre ellas dos civiles, al hacer estallar una carga explosiva junto a unas instalaciones militares en el distrito de Nowshera, situado en la Provincia de la Frontera Noroeste.