Obama confirma el envío de 30.000 soldados a Afganistán y sitúa el comienzo de la retirada en verano de 2011

NUEVA YORK, 2 (EUROPA PRESS)

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, puso fin a última hora del martes (madrugada del miércoles en España) a meses de especulaciones sobre la estrategia que seguirá su administración en la guerra en Afganistán y reveló el envío de 30.000 soldados a la zona, al tiempo que apeló a la unidad nacional e internacional para concluir con éxito esta intervención militar que comenzará a ver su fin en 18 meses, cuando arranque el repliegue norteamericano.

Durante un discurso televisado desde la Academia West Point de Nueva York, Obama se remontó a los orígenes de la invasión y recordó los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, subrayando la importancia de que no se repitan hechos similares. Así, y hablando de una guerra que cada vez cuenta con menos apoyo popular, Obama admitió el empeoramiento de la situación de seguridad en Afganistán, pero subrayó que no todo está perdido.

“Si no pensase en la seguridad de Estados Unidos y del pueblo norteamericano está en juego en Afganistán, ordenaría a cada uno de nuestros soldados que regresasen a casa mañana”, aseveró, en unas declaraciones que fueron seguidas incluso desde una base militar de Kabul.

De esta forma, desgranó su esperado plan y confirmó el envío de 30.000 nuevos efectivos, 10.000 menos de lo solicitado el pasado verano por el comandante de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN Stanley McChrystal. Su intención es revertir los avances talibán y eliminar los feudos en la frontera entre Afganistán y Pakistán, cuyo Gobierno combate a los mismos enemigos que Estados Unidos, según destacó el propio Obama.

Estados Unidos, que cuenta actualmente con 68.000 soldados desplegados en Afganistán, se dejará en este nuevo refuerzo 30.000 millones de dólares (unos 20.000 millones de euros) sólo durante este ejercicio. En total, sólo en un año la guerra en el país asiático habrá costado 95.000 millones de dólares.

TRANSICIÓN

“No hay una amenaza inminente de que el Gobierno vaya a ser derrocado, pero los talibán han ganado peso”, admitió, descartando no obstante que el escenario sea peor que antes de la invasión, en 2001. El inquilino de la Casa Blanca sugiere en este sentido que las tropas de Estados Unidos favorezcan el adiestramiento de las fuerzas de seguridad afganas. “A corto plazo, el 'statu quo' es insostenible”, lamentó.

El balón de oxígeno en forma de 30.000 soldados comenzará a llegar “al ritmo más rápido posible”, lo que significaría completar el refuerzo previsiblemente antes del próximo verano. El objetivo último es comenzar el repliegue “en julio de 2011”.

“Como hemos hecho en Irak, realizaremos esta transición de forma responsable, teniendo en cuenta las condiciones sobre el terreno”, dijo Obama. La intención es que, con ayuda, las fuerzas afganas logren controlar su propio país con éxito “a largo plazo”. “Tiene que quedar claro para el Gobierno afgano y, más importante, para el pueblo afgano, que serán los responsables últimos de su propio país”, agregó.

Para Obama, la nueva estrategia que plantea en Afganistán y Pakistán tiene tres objetivos claro. El primero de ellos consiste en eliminar los feudos talibán desde los cuales germina el terrorismo. Asimismo, Washington pretende reducir el actual auge islamista y garantizar la estabilidad del Gobierno, algo que se lograría en parte con el tercero de los objetivos: el refuerzo de las fuerzas de seguridad locales.

LLAMAMIENTO INTERNACIONAL

En el ámbito internacional, Obama no quiere quedarse solo en su mayor reto desde que asumiese la presidencia hace menos de un año y se mostró “confiado” en que los países de la OTAN secundarán el aumento militar norteamericano. “Nuestros amigos han luchado, sangrado y muerto junto a nosotros en Afganistán (...). Ahora, debemos terminar esta guerra con éxito”.

En juego no sólo estaría “la credibilidad de la OTAN”, sino también la seguridad de los aliados y del mundo, según Obama.