Organizaciones en defensa de la infancia pidieron este jueves que se evite “por todos los medios” las adopciones internacionales de los niños que sufrieron el terremoto de Haití y se encuentran en situación de desamparo, a pesar de ello, aseguraron que en las últimas semanas se ha registrado un “enorme aumento” de las peticiones de adopción, que se cuentan por “miles”, según informó el presidente de la Federación de Asociaciones de Adopción Internacional (ADECOP), Miguel Góngora.
“Es el momento de cooperar. No de adoptar”, continuó. Góngora dijo, en declaraciones a Europa Press, que “aunque pueda resultar contradictorio, lo mejor para los niños es permanecer en la isla”. En esta afirmación también coincidió el director de la Plataforma de Infancia, Ángel Hernández, que cree que para los menores es “más traumático” sacarles del país, que mantenerlos en “zonas seguras dentro de su entorno”.
Precisamente, crear zonas seguras --en estos momentos ya existen diez en la isla, pero se prevé que lleguen a setenta en las próximas semanas-- es una de las “prioridades” de Unicef y Save the Children, donde pueden protegerles, darle apoyo psicológico, médico y, sobre todo, llevar un registro para intentar ponerles en contacto con sus familiares. El Coordinador de Emergencias de Save the Children, Boris Aristín, definió estos lugares como espacios delimitados, con una construcción muy simple, en sitios que no fueron afectados por el terremoto, y que en caso de réplica no corren peligro. Allí, se reparte comida y se realizan actividades de carácter lúdico y educativo para intentar “normalizar la infancia de las víctimas”.
Crear puntos de encuentro entre familiares
Además, estos lugares sirven como “punto de encuentro”, puesto que “muchos mayores acuden a estas zonas buscando a sus hijos desesperadamente”, comentó la directoria de Cooperación de Unicef España, Carmen Molina. Asimismo, también cree que adoptar debe ser “la última opción”, porque en estos momentos “no se puede garantizar ningún derecho del menor”. “Adoptar a un niño que está en shock por los últimos acontecimientos que ha vivido y llevarlo a un país, que en muchos casos, no conoce ni el idioma puede suponer un doble shock para el menor y una situación doblemente traumática”, apuntó. Además, “se corre el riesgo” de adoptar, y que su familia haitiana le este buscando, pero aún no le haya encontrado, por lo que en esa ocasión ese niño no volverá a saber de su familia biológica.
Por otra parte, Molina recalcó la “dificultad” a la que se enfrentan los voluntarios que están realizando labores de ayuda y búsqueda, porque Haití es “un caos, hay tres millones y medio de afectados, no hay gasolina, ni hay medios para hacer la distribución, por lo que todos los procesos están siendo muy lentos”.
En este sentido, Góngora apuntó que, a su juicio, las organizaciones que están trabajando en la isla les esta yendo “bastante mal”, porque les faltan “muchos medios”. “Es necesario más personal especializado, alimentos e infraestructura para llevar a cabo una labor como la que se requiere en Haití”, señaló. Además, lamentó que “aun no tengan sitios donde dormir y, la mayoría de niños, se encuentre vagando por las calles”.
Para él, los esfuerzos se tienen que centrar en elaborar un registro de niños y adultos y sus relaciones entre ellos, porque es “esencial” poner en contacto a las dos partes para establecer procesos de reagrupación familiar. “Si no se encuentran los padres, hay que buscar a familiares indirectos, vecinos, conocidos, etc.”, señaló. Además, es necesario realizar una evaluación rápida y sobre todo “proveerles de alojamiento, comida, apoyo psicológico, medico y educación”.
Las mafias, un peligro real
Otro “peligro” al que se atienen los niños afectados son las mafias, que “aprovechan” este tipo de situaciones para reclutarles y utilizarles con fines sexuales, de explotación, etc. “Llevarse a niños, sin permiso, y más teniendo en cuenta que no se pueden tramitar adopciones en aquellos países de desastre natural o conflicto bélico, es un secuestro”, concluyó Góngora. Por ello, pidió que se lleve un “control exhaustivo” de los niños para que no se desplacen, si no es “estrictamente necesario”.
Por último, Hernández pidió que la sociedad no se olvide de Haití dentro de unos años, y que la solidaridad “no se limite” al momento actual. Por lo que ruega a las personas interesadas en adoptar “que no desistan”, porque es si en términos generales, la adopción es un proceso a largo plazo, en Haití se alargará aún más, porque hay que volver a poner en marcha el sistema. Por su parte, Aristín dice que el futuro de Haití “depende del apoyo internacional” y se corre el riesgo de que la comunidad internacional no tome unas medidas drásticas sobre su porvenir, porque la situación de la isla caribeña antes del seísmo ya era caótica.
No obstante, desde Unicef y Save the Children se muestran “optimistas”, por que “saben cómo actuar”. Asimismo, Save the Children anunció que en tan solo una semana se ha conseguido un reto logístico y que desde República Dominicana están saliendo camiones de hasta 20 toneladas de kits básicos (nutrición, higiene y terapéuticos).