La ONU, Marruecos y Mauritania desmienten al Frente Polisario

La Organización de Naciones Unidas (ONU), el Ministerio del Interior de Marruecos y el Gobierno de Mauritania han desmentido absoluta y rotundamente el último pronunciamiento del Frente Polisario en el que, a través de una nota en El Confidencial Saharaui, aseguraba hace tres días que Rabat preparaba una gran operación militar en el Sáhara, “la más grande abordada durante el reinado de Mohamed VI”.

Si ya al publicarse la noticia – también en este periódico – la comunidad internacional, los más acreditados obervadores sobre asuntos africanos y los analistas de distintos periódicos marroquíes y mauritanos señalaron que sólo se trataba “de una operación publicitaria del Polisario ante su falta de peso político en la esfera mundial”, ahora se confirma esta tesis con el desmentido de la ONU, Rabat y Nouackchott.

El pakistaní Farhan Haq, portavoz del Secretario General de Naciones Unidas, ha afirmado que, “contrariamente a las alegaciones del Polisario, las operaciones de rastrillaje llevadas a cabo por Marruecos tras el Muro de Seguridad, no se ha registrado ninguna violación del acuerdo de cese el fuego”. La afirmación de la dirección de la ONU se debe a que, además de lo publicado por El Confidencial Saharaui, Brahim Ghali había remitido una carta a Ban Ki-moon asegurando que Marruecos estaba poniendo en marcha una operación militar “de las fuerzas de ocupación en contra del pueblo saharaui”.

Por su parte, la Minurso ha señalado que “no ha detectado ninguna presencia militar o de equipamiento militar en el sudoeste del Sáhara Occidental”. El departamento civil de la ONU destacó que “sólo han pasado vehículos civiles a través del muro de defensa” para comprobar la certeza de operaciones ilícitas en la región de Guerguerat, como trafico de armas, drogas, coches robados y bandas no identificadas. Al efecto, la Secretaría General de la ONU, tal como indicó Farham Haq, conocía perfectamente y con anterioridad la iniciativa marroquí. Así, advirtió que “esta operación de simple control y seguridad se ha llevado a cabo tras ser concertada con Naciones Unidas”. El diario Le 360 ya había publicado, al poco de tener conocimiento del comunicado polisario, que las iniciativas marroquíes habían sido “concertadas con la ONU y Mauritania”.

El Ministerio del Interior marroquí ha intervenido oficialmente en la cuestión, a través de un comunicado en el que señala que eran las fuerzas de seguridad en colaboración con los servicios de Aduanas los que estaban peinando el terreno en Guerguerat para tratar de erradicar “una actividad contrabandista” en un área muy descuidada y, por lo tanto, “propicia para el tráfico de vehículos robados en Europa, armas, tabaco, etc”. De momento, y según el Ministerio del Interior de Marruecos, la intervención policial ha permitido “desmantelar tres puntos dedicados a la instalación y manipulación de carrocerías de coches y camiones de ocasión”. Rabat ha insistido asimismo en que “el Polisario se ha inventado inexistentes incidentes con disparos. Esos supuestos enfrentamientos, no especificados, no han existido jamás”.

Observadores políticos a los que ha tenido acceso Canarias Ahora y que también han realizado en ocasiones declaraciones a periódicos marroquíes han informado que la campaña de “intoxicación” del Frente Polisario ha sido dirigida y apoyada desde Argelia. Así, se atribuye a altos mandos argelinos la frase “el Polisario no podía quedarse sin reaccionar”. La zona donde ha actuado Marruecos es considerada parte de su reino, mientras que los guerrilleros la estiman “zona liberada”.

Otros observadores consideran que “aquellos militares radicales argelinos que impusieron a Brahim Ghali” como nuevo dirigente del Frente Polisario, a la muerte de Mohamed Abdelaziz, están tratando de “reactivar un problema que ya no encuentra eco en la comunidad internacional y cuya extinción pasa obligadamente por una solución negociada que satisfaga a todas las partes”. Esos militares estarían buscando excusas para facilitar la vuelta a la lucha armada, anunciada en múltiples ocasiones por Ghali, miembro de la vieja guardia polisaria. “Se trata”, dijeron, “de bombardear a la opinión pública con mentiras que presenten a Rabat como nación agresora y, de ese modo, tener una excusa para el regreso a la violencia”. Las mismas fuentes señalaron que “en el comunicado del Frente Polisario que ha originado toda esta polémica no se presentaba ningún informador fidedigno que respaldara lo que se decía. Simplemente”, insistieron, “todo se atribuía a compañeros saharauis”.

Dado que la región donde Marruecos ha realizado la acción denominada de rastrillaje está pegada a la frontera con Mauritania – como ejemplo, entre Lagouira y Nouadhibou hay sólo 16 kilómetros – y algunos analistas habían sugerido “desencuentros diplomáticos” entre Rabat y Nouackchott, temiéndose que la tierra de nadie (de unos 7 kilómetros de anchura) pudiera ser cedida al Polisario, el Gobierno mauritano ha decidido intervenir también oficialmente. De este modo, Mohamed Lamine Ould Cheïkh, portavoz del Ejecutivo de la República Islámica, negó rotundamente, en una conferencia de prensa en la capital, que “exista crisis alguna entre su país y Marruecos”. “Las relaciones entre Mauritania y Marruecos son completamente normales. No existe ningún problema. Ningún problema de ningún tipo: ni político, ni militar, ni económico”.