El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó hoy una resolución que impone sanciones a Irán por su negativa a suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio y para presionar a Teherán para que vuelva a la mesa de negociaciones.
La resolución, presentada por Reino Unido, Francia y Alemania, fue adoptada por unanimidad por los quince miembros del Consejo de Seguridad.
El embajador británico, Emyr Jones Perry, destacó la importancia de que el documento se haya adoptado por unanimidad, y resaltó que con su aprobación todavía se “deja las puertas abiertas a Irán” para negociar.
En el texto se insta a Irán a suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio y el desarrollo de un reactor de agua pesada, como exige el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Si no cumple, Irán deberá afrontar sanciones como la prohibición de realizar importaciones y exportaciones de materiales peligrosos y tecnología relacionada con el enriquecimiento de uranio y de reprocesamiento y con sus programas de misiles balísticos.
Concretamente, prohíbe a los estados miembros de la ONU suministrar material y tecnología que Teherán pueda utilizar para sus programas nucleares y de misiles.
Además, se establece la congelación de los activos financieros a compañías e individuos claves involucrados en estos programas, que forman parte de una lista adjunta al texto de la resolución.
Asimismo, se pide que los países miembros que ejerzan vigilancia y eviten formar y capacitar a nacionales iraníes en sus territorios en disciplinas que podrían contribuir al desarrollo de armamento nuclear.
El documento pide al director del OIEA, Mohamed El Baradei, que presente un informe al cabo de 60 días sobre el cumplimiento por parte de Irán de la resolución.
Tan sólo “el primer paso”
El embajador adjunto de EEUU, Alejandro Wolff, indicó que la resolución envía un mensaje a Irán de las “graves repercusiones si no cumple con la suspensión de sus actividades nucleares”.
Resaltó que resolución proporciona una base importante para la acción por parte del Consejo de Seguridad, y que las sanciones son tan sólo el “primer paso”.
Recordó que es la segunda resolución que ha adoptado el Consejo de Seguridad- la primera fue en julio pasado- sobre la cuestión nuclear iraní, y que si Teherán no cumple volverán de nuevo a este órgano para medidas adicionales.
Por su parte, el embajador de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, destacó que el documento no implica el “uso de la fuerza” y que el objetivo es que Irán se dé cuenta de la necesidad que tiene de cooperar con el OIEA.
“La resolución deja claro que si Irán cesa sus actividades de enriquecimiento, las medidas también serán suspendidas”, puntualizó.
Subrayó que el conjunto incentivos presentados por la comunidad internacional el pasado 6 de junio está todavía sobre la mesa.
El paquete incluye tecnología nuclear punta para uso civil, un reactor de agua ligera, así como ventajas económicas y garantías de seguridad regional.
El embajador de China ante la ONU, Wang Guangya -cuyo país junto con Rusia tienen fuertes vínculos comerciales con Irán- indicó que el objetivo de la resolución es “reanudar las negociaciones” y reafirmar que la OIEA es quien debe abordar el problema nuclear con Teherán.
“El diálogo y las negociaciones es la única salida a la crisis. Esperamos que ello ayude a la convocatoria de una nueva ronda diplomática”, enfatizó.
Para Irán, la amenaza “real” es Israel
El embajador de Irán, Javad Zarif, dijo que “hoy es un día triste para el régimen de no proliferación” y rechazó la resolución como una “herramienta” de algunos países del Consejo de “reparar su política exterior y servir a sus intereses a corto plazo”, en referencia a EEUU.
Subrayó que el Consejo ha castigado a un miembro del Tratado No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) y que ello va a menoscabar la credibilidad de este órgano ejecutivo de la ONU.
Manifestó que la amenaza “real” en la región es Israel, que por otro lado tiene un historial muy negativo en el cumplimiento de las resoluciones de la ONU.
El diplomático iraní pidió acabar con la aplicación “discriminatoria y arbitraria” del derecho internacional y dijo que la resolución representa un “precedente peligroso” para todos los países.
Irán considera que bajo el TNP tiene el derecho a desarrollar estos programas nucleares con fines pacíficos y asegura que sus actividades son para la producción de energía nuclear.
Sin embargo, la comunidad internacional cree que lo que busca el régimen iraní es fabricar la bomba atómica, pese a que el OIEA no ha pedido verificar estas alegaciones.