LA VALETA, 18 (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Gloria Moreno)
La visita apostólica a Malta se ha convertido en un oasis para Benedicto XVI, que en los últimos dos meses ha tenido que hacer frente a la crisis sobre la pederastia que está embistiendo a la Iglesia católica. A la calurosa y festiva acogida que le dedicaron los malteses se une el éxito de su encuentro con las víctimas de sacerdotes pederastas, durante el que tanto éstas como el propio Pontífice se emocionaron.
El Pontífice empezó la visita admitiendo que la Iglesia “ha sido herida por nuestros pecados”, en alusión a los abusos a menores que han sido cometidos por sacerdotes en todo el mundo. Siguiendo esta línea de reparación, el Papa se reunió este domingo por primera vez desde el comienzo de la crisis con ocho víctimas, todas ellas hombres, con quienes rezó e incluso lloró.
“Fue un encuentro muy emocionante. Las víctimas llorábamos, los obispos lloraban y el Papa tenía lágrimas en sus ojos”, relató Joseph Magro, una de las víctimas, en declaraciones a un grupo de periodistas. Los abusos sufridos “siguen siendo algo muy difícil para mí, pero ahora estoy en paz con la Iglesia”, afirmó. Además, “el Papa me ha dicho que rezaría por mí”, agregó.
Otro de ellos, que prefirió identificarse únicamente con el nombre de Emanuel, se mostró sorprendido ante el hecho de que el Papa quisiera recibirles. “No me esperaba que esto pasara, lo hemos apreciado mucho”, afirmó, remarcando que “el Papa sólo estuvo en Malta 26 horas, por lo que fue fantástico que pudiera dedicarnos media hora”.
Según explicó Emanuel, el Papa dijo “sentir mucho” lo que les había pasado. Al mismo tiempo “yo le dije que también siento que la Iglesia esté atravesando todo este problema sobre los abusos sexuales”.
Aun con todo, “seguiremos luchando en los tribunales”, aseguró. “Muchos malteses piensan que estamos haciendo todo esto para obtener dinero. Nosotros no queremos dinero, queremos justicia. No queremos que otras personas sufran lo que nosotros sufrimos”, recalcó.
AMBIENTE CÁLIDO Y FESTIVO.
La visita del Pontífice a la isla mediterránea se desarrolló en un ambiente cálido y festivo gracias al entusiasmo que la población de la isla demostró en todo momento. No hubo desplazamiento en papamóvil que no estuviera acompañado por miles de personas en las calles que aclamaban al Papa y portaban banderas con los colores de Malta, blanco y rojo, y el Vaticano, blanco y amarillo.
El sábado, alrededor de 4.000 niños le cantaron 'Cumpleaños Feliz', mientras que unas 50.000 personas siguieron este domingo la misa dominical en la Plaza de los Graneros. Esta tarde, en cambio, tuvo lugar el encuentro con miles de jóvenes que llenaron el Muelle del Puerto Grande de La Valeta.
Después de que uno de ellos pidiera a la Iglesia que demuestre más “compasión” y “amor” con determinados colectivos, tales como los drogadictos o los homosexuales, el Papa aseguró que la Iglesia, “no rechaza a nadie”.
Sin embargo, uno de los temas más recurrentes en los discursos del Papa fue su insistencia en pedir a Malta que proteja su fe y sus valores cristianos, en alusión al aborto y el divorcio, que todavía no están legalizados en la isla.
“Deberíais estar orgullosos de que vuestro país defienda tanto al niño por nacer como la estabilidad de la vida familiar”, afirmó ante los jóvenes, una idea que repitió más tarde en el discurso de despedida que pronunció en el aeropuerto.
El Papa tampoco se olvidó del problema de la inmigración y emplazó a las autoridades locales a “socorrer a cuantos llegan” y “asegurar que sus derechos son respetados”, en una isla donde esto no siempre ha sido demostrado.
1.950 ANIVERSARIO NAUFRAGIO SAN PABLO.
Además del espectacular recorrido que hizo este domingo en barco antes de encontrarse con los jóvenes, el viaje a Malta estuvo cargado de simbolismo, entre los que destaca su visita a la gruta de San Pablo, en Rabat, el lugar donde, según la tradición, el apóstol de las gentes encontró refugio tras naufragar en su ruta hacia Roma, teniendo en cuenta que la motivación de este viaje es, precisamente la conmemoración del 1.950 aniversario de este evento.
Ésta es la segunda vez que un Pontífice visita la gruta, después de que Juan Pablo II rezara en ella el 27 de mayo de 1990, con ocasión de su primer viaje a la isla mediterránea.
El viaje a Malta fue el primero que Benedicto XVI realiza al extranjero desde que empezó el año 2010. Además, el Pontífice, que acaba de cumplir 83 años, tiene previsto visitar Fátima (Portugal) en mayo, Chipre en junio, Reino Unido en septiembre y España en noviembre. Asimismo, tiene previstos viajes más cortos a las ciudades italianas de Turín (norte), Sulmona y Carpineto Romano (centro) y Palermo (sur).