Perú busca vida entre los escombros

Fuentes del Cuerpo de Bomberos del Perú informaron de las últimas cifras de víctimas y agregaron que no descartan que aumenten a lo largo de la jornada.

Los equipos de socorro concentran ahora sus esfuerzos en la catedral de San Clemente, en la ciudad de Pisco, que se derrumbó por completo mientras se celebraba una misa a la que asistían cientos de feligreses.

Pisco, situada a unos 200 kilómetros al sur de Lima, ha sido la localidad más afectada, quedó destruida en un 70 por ciento y amaneció sin agua, luz, y con problemas en las comunicaciones, según informó su alcalde, Juan Mendoza, a medios locales.

Imágenes difundidas por la televisión local mostraron decenas de cadáveres que aún yacen en calles y plazas de Pisco.

Frente a las costas de dicha ciudad y a 167 kilómetros al sur de Lima, se situó el epicentro del terremoto, de 7,9 grados en la escala de Richter.

El seísmo se sintió con fuerza en todo el país, si bien afectó con mayor intensidad las ciudades de Pisco, Ica, Chincha, en el departamento de Ica, y Cañete, en el de Lima, que han sido declaradas en estado de emergencia.

Para inspeccionar las acciones de apoyo a los damnificados llegó esta mañana a Pisco el presidente de Perú, Alan García, que anunció que pronto llegará ayuda internacional, ofrecida de inmediato desde los países vecinos, así como desde muchas otras naciones.

A lo largo del día se han sucedido las muestras apoyo con los comunicados de la Casa Real de España y el presidente del Gobierno de ese país, José Luís Rodríguez Zapatero, así como presidentes de México, Colombia, Chile, Francia y Ecuador, entre otros.

El presidente peruano anunció también el establecimiento de “un puente aéreo con Lima para trasladar a los heridos y facilitar así que no se saturen los hospitales de la zona”.

Tres aviones habían partido la madrugada de este jueves desde Lima hacia la zona más afectada con varias toneladas de alimentos, mantas, tiendas de campaña y medicamentos, y su distribución será coordinada desde el área de la catástrofe.

En Ica, a 300 kilómetros al sur de Lima, se improvisaron desde la noche del miércoles hospitales de campaña para atender a los heridos en medio de la oscuridad, ya que el movimiento telúrico interrumpió el suministro de electricidad.

En Chincha, según fuentes oficiales, 600 presos del penal de Tambo de Mora se fugaron al derrumbarse las paredes del centro penitenciario, de los que hasta el momento sólo han sido capturados veintinueve.

También se derrumbaron los muros de otro presidio de la región de Ica, si bien ningún recluso se ha fugado de este centro, según confirmó la ministra de Justicia, María Zavala.

Transcurridas más de 15 horas de que se registrara el seísmo, el temor de que la costa peruana fuera golpeada por un tsunami se alejó definitivamente.

En principio el fuerte oleaje motivó el desalojo de los habitantes de algunas áreas, como La Punta de El Callao, una zona residencial ubicada en una pequeña península a nivel del mar a las afueras de Lima.

La zona más afectada por el seísmo forma parte de la ruta turística que lleva a las míticas Líneas de Nazca. Ica, rodeada de dunas, acoge el balneario de Huacachina: un oasis en medio del desierto.

La Reserva Nacional de Paracas también sufrió el embate del terremoto y de las olas, que destruyeron el principal hotel de la zona sin que se haya informado de que hubiera habido víctimas.

De momento no se ha confirmado que haya algún español entre los afectados por el seísmo, según fuentes consulares de este país en Lima consultadas.

Desde que se produjo el terremoto, a las 23.40 GMT del miércoles, se han producido un centenar de réplicas, y al menos media docena se han sentido con fuerza en la capital.