Las principales economías del mundo se reunieron este jueves en la ciudad de L'Aquila (centro de Italia) para intentar acercar posiciones sobre cuestiones relacionadas con el cambio climático, el comercio internacional, la crisis económica y las ayudas al desarrollo de los países más pobres. Si bien los compromisos alcanzados en ámbito comercial fueron positivos, no se puede decir lo mismo sobre la lucha contra el cambio climático, sobre lo que no lograron alcanzar un acuerdo suficientemente ambicioso.
Estas son las conclusiones de la segunda jornada de la cumbre de tres días del G-8 organizada por Italia y a la que se incorporaron los países del G-5, además de Egipto, Suecia (que actualmente ocupa la presidencia de la UE), Australia, Indonesia y Corea del Sur.
Todos estos países lograron ponerse de acuerdo en la necesidad de concluir las negociaciones de la Ronda de Doha en 2010 y encontrar una solución definitiva lo más “ambiciosa y equilibrada” posible. El compromiso quedó recogido en una declaración conjunta más general en la que los jefes de Estado y de Gobierno de estos 15 países se comprometieron a trabajar juntos para afrontar los “desafíos globales” que afronta el planeta.
Otra de las reuniones más importantes de la jornada fue la que trató sobre el cambio climático. Sin embargo, en este campo, los líderes no lograron acercar posiciones más que para decir que están de acuerdo con la comunidad científica sobre la necesidad de contener en dos grados celsius con respecto a la etapa preindustrial las temperaturas mundiales.
Aun con todo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, consideró que se trata de un paso adelante “importante” en las negociaciones que conducirán a la conferencia internacional sobre el clima que las Naciones Unidas han organizado el próximo mes de diciembre en Copenhague con la esperanza de aprobar un documento que sustituya y actualice el Protocolo de Kioto.
Durante la mañana, el secretario general de la ONU; Ban Ki-Moon, había considerado, en cambio, que estas metas son insuficientes, palabras a las que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, respondió asegurando que todavía queda tiempo para cerrar un acuerdo antes de la cumbre sobre el clima que se celebrará el próximo mes de diciembre en Copenhague.
La cumbre de L'Aquila empezó este miércoles con la llegada de los jefes de Estado y de Gobierno de las ocho principales economías del mundo, que abordaron los temas de la crisis internacional y el cambio climático, entre otros.
Los líderes admitieron los “riesgos significativos para la estabilidad de la economía y de las finanzas” que sigue atravesando el mundo a día de hoy. Aun con todo, el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, aseguró que de L'Aquila saldrá un “mensaje de esperanza y confianza” sobre las perspectivas de futuro.
Seguirá el paro en 2010
Pero las previsiones del director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Domenique Strauss-Kahn, tampoco fueron alentadoras, al asegurar que los efectos de la crisis financiera internacional seguirán notándose durante los próximos dos años y que el paro crecerá todavía más en 2010 e incluso en 2011.
Por su parte, China pidió una reforma gradual del sistema internacional de divisas, según declaró el portavoz del ministerio de Exteriores chino Ma Zhaoxu. El país expresó su preocupación por el modo en que está organizado actualmente el sistema de divisas. Según su punto de vista, éste tendría que ser más diversificado y “racional”.
“Necesitamos mejorar el sistema monetario internacional”, cuyo punto de referencia es el dólar. Según el país asiático, esta circunstancia ha amplificado las consecuencias de la crisis. China no ha podido ser representada en la cumbre por su presidente, Hu Jintao, que tuvo que volver a su país a causa de los enfrentamientos étnicos que se están registrando en estos días.
Hasta este jueves, la cumbre ha contado con la participación de los países del G-8 y el G-5, además de Egipto y los demás miembros del Foro de las Principales Economías. A ellos se unió esta tarde el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, para participar en una reunión de países europeos.
Zapatero aprovechó la ocasión para comprometerse ante los demás líderes presentes a reforzar el liderazgo europeo en las negociaciones para resolver los principales problemas globales, tales como la crisis financiera, la seguridad alimentaria y la lucha contra el cambio climático. Éste será uno de los principales objetivos de la próxima presidencia española de la UE, que empezará en enero de 2010, aseguró.
Después de la reunión europea, Zapatero asistió a la cena organizada por el presidente italiano, Giorgio Napolitano, en honor de todos los asistentes a la cumbre del G-8, que en esta ocasión fueron un total de 39, entre países e instituciones, lo que representan al 90% de la economía mundial.