MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
El fracaso económico de Yemen es un factor determinante a la hora de comprender los conflictos existentes en el país: la rebelión chií en Sada, en el norte del país, el movimiento secesionista del sur y la peligrosa alianza forjada entre las tribus yemeníes y los operativos de Al Qaeda en el este.
“Desde mi punto de vista, la raíz de todos los problemas es la pobreza”, declaró el largo tiempo asesor presidencial Abdel Karim Aryani a la agencia de información de Naciones Unidas, IRIN. Para el asesor, incluso los operativos más extremistas necesitan dinero, independendiemente de su afinidad ideológicoa a la causa por la que luchan. “A nadie le reclutan gratis. Es cierto que hay una atracción religiosa, pero se construye a partir de la falta de dinero”, precisa.
Precisamente el pasado día 28, la conferencia internacional de seguridad celebrada en Londres abogaba por una acción “urgente y concreta” en Yemen en relación a las condiciones “que propician la radicalización y la inestabilidad” en el país.
La declaración final subraya que “los desafíos en Yemen están aumentando y, de no ser abordados, amenazan la estabilidad del país y las región en total”. Sin embargo, esta labor se complica por los descorazonadores indicadores económicos.
El petróleo se encuentra en el ojo del huracán. En 2008, los presupuestos del Estado ascendían a 8.760 millones de dólares, según el presidente del Centro de Información Económica en Saná, Mostafá Naser. Cerca de tres cuartas partes de dicha cantidad procedían directamente de los beneficios por el crudo, una materia prima que permanece, según el Gobierno, inexplorada en su mayor parte.
Sin embargo, numerosos estudios aseguran que la cantidad de petróleo que alberga el país es menor de lo que estiman las autoridades. Se han descubierto demasiados pocos yacimientos los últimos cinco años y la producción ha descendido desde los 450.000 barriles al día de 2003 hasta los apenas 280.000 barriles en 2009. El Banco Mundial estima que para 2017 el país no obtendrá beneficio alguno por el petróleo.
El estado de Yemen es crítico. Según un informe publicado en 2009 por el grupo de estudios Carnegie Endowment, la mitad de la población --que se va a duplicar en los próximos 20 años-- es iletrada y gana menos de dos dólares al día. La tasa de desempleo se encuentra en torno al 35 por ciento. Y en términos sanitarios, casi la mitad de los niños yemeníes presentan síntomas de desnutrición. Es un nivel comparable al de algunos países del África subsahariana.
EL PARO Y AL QAEDA
El paro es terreno fértil para Al Qaeda, según un líder tribal de la región de Marib, el jeque Abdulá Al Shareef. “Los residentes no tienen trabajo y se encuentran con operativos extranjeros de Al Qaeda. Ellos les lideran. Los residentes dicen que están siguiendo los preceptos de la religión, pero la realidad es que son jóvenes y están en el paro”, lamentó.
Otro factor a tener en cuenta es el deficiente sistema educativo estatal, que favorece la consolidación de una estructura de escuelas religiosas bajo financiación privada que favorecen la expansión del pensamiento fundamentalista entre los más de 23 millones de analfabetos que viven en el país.
“Estas escuelas religiosas”, apunta el jeque, “han sido creadas para apuntalar el sistema educativo porque existe un vacío”. “Políticamente tienen muy poco efecto, pero personalmente me parecen que incrementan las ideologías sectarias”, añadió.
SIN RECURSOS
No existe un consenso sobre los motivos que guían a los rebeldes zaydíes Houthi, que desde el inicio de sus ataques contra el Gobierno central han obligado a un cuarto de millón de personas a abandonar sus hogares en los últimos cinco años. Para el profesor de Políticas de la Universidad de Saná, Mohamed Al Dahiri, es un problema que tiene una doble raíz: por un lado religiosa, ya que los Houthis se perciben como única fuerza legítimada para gobernar Yemen al ser descendientes directos de Mahoma; y a nivel económico ya que las comunidades zaydíes son objeto de una profunda marginación por parte de las autoridades.
“Y esto pasa cuando el Gobierno no hace su trabajo. En Sada no existe desarrollo social, no hay suficientes escuelas u hospitales. Se restringen las manifestaciones pacíficas de oposición, y por ello derivan en violencia”, apuntó Dahiry.
El conflicto abierto contra los Houthis ha drenado los recursos económicos del Gobierno. En agosto del año pasado, el Gobierno advertía de que el dinero destinado a las escuelas está siendo empleado “para construir trincheras”. La situación ha llegado a tal punto que el Parlamento ha suspendido el proceso de aprobación de los presupuestos de 2010 hasta que termine el conflicto.
Pero para el profesor Dahiry, la responsabilidad directa del fracaso de Yemen como estado recae en la comunidad internacional. “Estados Unidos y Europa son responsables de financiar el régimen de Saleh en lugar de redestinar los fondos a proyectos de desarrollo”, según le cita IRIN.
EL SUEÑO DEL TRABAJO
Pero a pesar del hincapié hecho por los medios de comunicación sobre la amenaza de los Houthi y de Al Qaeda, para los políticos yemeníes y un amplio espectro de analistas, el movimiento secesionista del sur de Yemen es la principal amenaza para la estabilidad a largo plazo del país.
Para el asesor presidencial Aryani, una partición supondría el regreso a un ciclo de violencia simplemente devastador: “Una guerra entre norte y sur cada diez años, y una guerra interna en el sur cada cinco”, pronostica. “Si hay secesión, Yemen se va a convertir en un reguero de conflictos”.
A pesar de que se ha realizado cierta inversión en infraestructuras y educación desde la unificación nacional declarada en 1990 y del fin de la guerra civil en 1994, el desempleo en masa sigue siendo la motivación que guía a los manifestantes independentistas cuyas protestas suelen derivar en violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad que dejan decenas de muertos cada año.
“Todos los hombres menores de 19 años no han vivido el proceso de unificación. Nunca han sabido lo que se sufrió durante la partición. La situación económica les invita a pensar que si se separan, encontrarán trabajo al día siguiente. Pero la realidad es al contrario: el trabajo que puedan encontrar mañana, lo perderán al mes siguiente”