CIUDAD DE GAZA, 7 (Reuters/EP)
La relajación del bloqueo impuesto por Israel sobre la entrada de bienes de primera necesidad en la Franja de Gaza no alcanza para satisfacer las necesidades de la región, teniendo en cuenta los requerimientos adicionales de una economía que todavía no se ha recuperado de la ofensiva militar lanzada contra Hamas hace 18 meses para reducir los ataques de misiles desde el otro lado de la frontera, según opinaron fuentes palestinas.
De momento, no hay mención sobre exportaciones de productos gazacíes, lo que supone un importante recorte de los ingresos económicos sobre la Franja, a pesar de que la importación de material ha aumentado desde que Israel decidiera aliviar el embargo sobre la region a la luz del sangriento asalto emprendido por fuerzas israelíes el pasado 31 de mayo sobre el barco humanitario 'Mavi Marmara' en el que fallecieron nueve activistas turcos, miembros de la llamada 'Flotilla de la Libertad' que intentaba romper el bloqueo marítimo que pesa sobre la zona.
“Nuestra preocupación es que los residentes de Gaza no sólo tienen el derecho a consumir, sino además a producir, exportar y viajar. La política de guerra económica continua”, dijo Sari Bashi, director de Gisha, un grupo israelí de derechos humanos.
Las cantidades que entran a Gaza han aumentado. En la semana que terminó el 24 de julio, entraron 979 camiones de carga, un incremento del 40 por ciento respecto de la cifra del mes pasado, dijo Bashi. Pero eso aún es un 40 por ciento de lo que solía ingresar en Gaza antes de que Hamás llegara al poder.
“Gaza necesita un Plan Marshall”, dijo el economista palestino Omar Shaban, refiriéndose al plan de ayuda estadounidense que puso nuevamente en funcionamiento la economía europea después de la Segunda Guerra Mundial. “El término 'economía' ya no se aplica aquí”, agregó Shabban. El desempleo se ha disparado. El nivel ronda actualmente el 40 por ciento, comparado con el 30 por ciento que había en el 2007, según el Banco Mundial.
La agencia UNRWA de Naciones Unidas, que se encarga de los refugiados palestinos, dice que un 80 por ciento de la población ahora depende de su ayuda alimenticia, un aumento del 40 por ciento respecto de un año atrás.
nhibiendo su recuperación, la lista de artículos prohibidos de Israel incluye materiales para la construcción como cemento y acero, entre otros productos de “uso dual” que dice podrían ser utilizados con propósitos militares.
Israel dice que permitirá el ingreso de dichos materiales pero sólo para proyectos bajo supervisión internacional.
Ambos ya están disponibles para Hamas y cualquiera que pueda pagar los servicios de contrabandistas quienes pueden proveer cualquier cosa a través de los túneles desde Egipto.
DESEMPLEO
Las fábricas de alimentos procesados de Wael El Wadiah solían emplear a 250 personas en Gaza. Hoy, sin acceso al mercado de Cisjordania debido al bloqueo israelí, emplea a unas pocas decenas de operarios en lo que queda de su negocio.
Jamal Basala solía emplear a 20 personas en su empresa de pesca de arrastre. Hoy, como su acceso al mar está restringido por Israel, sólo tiene cuatro trabajadores. Solía ganar 5.000 dólares al mes. Hoy recibe asistencia de agencias humanitarias y no puede costear los estudios universitarios de su hijo. “Sufro de depresión”, asegura. “Estoy de nuevo donde empecé”.
Mahmoud al-Hindi, licenciado en ingeniería civil, esperaba tener una carrera en este campo. Ahora, a más de un año de su graduación, la deteriorada economía de Gaza todavía no le ha dado su primer trabajo. “Todas las puertas se te cierran en la cara. Hemos perdido las esperanzas”, sostuvo.
El fallecido líder palestino Yaser Arafat prometió transformar a Gaza en la Singapur del Mediterráneo. Cuatro años de sanciones la han convertido en algo muy diferente. El bloqueo, reforzado cuando llegaron al poder los islamistas de Hamás hostiles a Israel, ha devastado la economía y con ella las esperanzas de un mejor futuro para los habitantes de Gaza.
Las restricciones a los movimientos en Gaza fueron reforzadas cuando Hamás ganó las elecciones parlamentarias en el 2006, y de nuevo unos meses más tarde, cuando militantes del enclave capturaron a un soldado israelí y después que el grupo islamista tomó por completo el control del lugar en el 2007. Comerciantes y economistas palestinos cuentan los costos en decenas de miles de puestos de trabajo y la destrucción de la industria de Gaza. Lo que resulta más difícil de cuantificar son las esperanzas destrozadas de los jóvenes palestinos que dejarían su tierra si pudieran hacerlo.
Los comerciantes que tuvieron ganancias y prosperidad estando en paz con Israel ahora ponen en duda el tema. Creen que la política de Israel los ha tomado como blancos, no al grupo Hamas, cuyo Gobierno sólo se ha fortalecido con el deterioro del enclave.
“GUERRA ECONOMICA”
Hamás es tan inflexible como siempre. Calificado como un grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, no tiene pensado ceder a las demandas occidentales de reconocer al Estado de Israel y renunciar a la violencia. Para Israel, Gaza es un “ente enemigo”. Sin embargo, los Estados que se solidarizan con las preocupaciones de Israel en materia de seguridad han criticado el embargo, presión que contribuyó en junio a la decisión de aliviar algunos aspectos de la política.
Materias primas y artículos de consumo anteriormente prohibidos han comenzado a llegar a Gaza en las últimas semanas. Israel dice que permitirá el ingreso de todo excepto armas y materiales que puedan ser usados para fabricarlas.