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El Sahara se tensa por la expulsión de Haidar

“Es la primera vez que Marruecos expulsa a un saharaui de esta manera”. Al otro lado del teléfono habla Jimi El Galia, de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones Graves de los Derechos Humanos (Asvdh). El Galia tacha de “ilegal” la salida “a la fuerza” de Aminatu Haidar, presidenta del Colectivo Saharaui de Defensores de los Derechos Humanos (Codesa), este sábado a Canarias.

Haidar, la saharaui más galardonada por la defensa de los derechos de los saharauis, aterrizaba este viernes en El Aaiún tras una gira internacional en la que hizo escala en Nueva York para recoger el “Premio Coraje Civil 2009” de la Fundación Train.

A su llegada a la considerada como capital administrativa del Sahara Occidental fue retenida durante horas e interrogada hasta que el sábado fue expulsada a Lanzarote, donde la saharaui ha iniciado una huelga de hambre que no cesará hasta que sea devuelta a su casa, a El Aaiún, según ha declarado ella misma.

La expulsaron, alega Marruecos, por no querer rellenar la ficha de control de pasajeros situando a la ciudad saharaui en el reino alauí y por renunciar a la nacionalidad marroquí.

Peligros

“El conflicto está adquiriendo un cariz peligroso, la represión cada vez es mayor”, advierte El Galia, quien asegura que “a pesar de que todos querríamos salir y manifestarnos por Aminatou (Haidar) y por nuestro pueblo, estamos atados de pies y manos”.

La activista lo tiene claro: “Toda disidencia será aplastada por el régimen marroquí inmediatamente, no se podría repetir una Intifada como la de 2005”, en alusión a la oleada de manifestaciones pacíficas que se repitieron constantemente en el Sahara Occidental durante ese año para reclamar el derecho a la autodeterminación de los saharauis.

“El conflicto se remonta a 1975 cuando España abandonó a su ex colonia, ha pasado por muchos ciclos y éste es especialmente duro”, relata Hmad Hmad, miembro de Codesa. El conocido activista, coincide con El Galia. “Lo único que puedo decir es que la situación cada vez es peor, las calles están llenas de policías y de militares, muchos de paisano, y si levantamos la voz nos acallarán con firmeza; nos persiguen hasta cuando salimos a por el pan”.

Hmad no descubre nada nuevo. Lo dijo el monarca Mohamed VI hace unos días en su discurso a la nación con motivo del 34 aniversario de la Marcha Verde, operación con la que Hassan II se anexionó el Sahara Occidental.

Patriota o traidor

El rey alauí advertía entonces de que “ya no hay sitio para la ambigüedad o la duplicidad, o el ciudadano es marroquí o no lo es (?)”. O se es patriota, dijo, “o se es traidor”.

Para el monarca, “no existe una posición intermedia entre el patriotismo y la traición, como tampoco se puede seguir disfrutando de los derechos de la ciudadanía, a la vez que se reniega de ella, conspirando con los enemigos de la patria”.

Advertencia con la que, según los analistas, Mohamed VI hacía una alusión velada a los siete saharauis de El Aaiún, representantes de asociaciones de defensa de los Derechos Humanos, que viajaron a Tinduf el mes pasado, a los campamentos de refugiados, donde reclamaron la independencia del Sahara Occidental.

Todos ellos, el apodado como Grupo de los Siete (integrado entre otros, por los reconocidos activistas Brahim Dahane, presidente de la Asvdh, o Ali Salem Tamek, de Codesa), fueron detenidos en el aeropuerto de Casablanca el pasado 8 de octubre y desde entonces esperan fecha en la prisión de Sale, a pocos kilómetros de Rabat, para ser juzgados por un tribunal militar por traición a la patria.

Nuevas generaciones

El miedo de Jimi El Galia ahora se dirige a las nuevas generaciones de saharauis. “Nosotros luchamos pacíficamente, con nuestra voz como arma, pero los más jóvenes están cansados y quieren un cambio, cada vez se escuchan más tambores de guerra y eso me preocupa”.

Sin embargo, dice, “puede que esa sea la única manera de que nos tomen en cuenta y de que nuestro conflicto deje de ser un conflicto olvidado y obviado por la comunidad internacional”.