El gobierno de Sudán ha aceptado este martes el despliegue de una fuerza de paz conjunta de la ONU y la Unión Africana (UA) en la provincia sudanesa de Darfur.
Según un comunicado de la UA hecho público en Jartum y Adis Abeba, hecho pública en esta última, donde se reúnen desde hace dos días representantes sudaneses, de la ONU y de la UA, el número de fuerzas comunes que se desplazarán a esta conflictiva región oscilará entre los 17.000 y los 19.000 soldados.
Según el presidente de la delegación de paz y seguridad de la UA, Said Yenet, Sudán ha aceptado el despliegue después de haber escuchado las aclaraciones y detalles ofrecidos por las dos organizaciones internacionales.
El comunicado hace también hincapié en que la misión de paz contribuirá considerablemente a la estabilización global de la situación en esta región.
Sin embargo, no hace referencia a quien asumirá el mando de estas fuerzas conjuntas.
Jartum ha declarado en varias ocasiones su determinación de que las tropas estén dirigidas por la UA.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ya recibió este martes una carta del presidente sudanés, Omar al-Bashir, en la que éste aceptaba el despliegue de una fuerza, según informó su portavoz Michele Montas.
Montas afirmó que el Secretario General consideraba positiva la misiva del mandatario sudanés, aunque agregó que los detalles de la fuerza que se debe desplegar aún no se han concretado.
A los contactos tripartitas mantenidos en Etiopía se sumará una visita de una delegación del Consejo de Seguridad el próximo 17 de junio a la capital sudanesa.
La misión de la fuerza de paz conjunta absorbería las funciones de la presente misión de la UA, que cuenta con 7.000 efectivos, incapaz de poner fin a los continuos enfrentamientos entre milicias árabes y rebeldes.
Una primera fuerza de 2.500 tropas se uniría en agosto a la misión de la UA y el resto de la fuerza conjunta llegaría a principios del año que viene.
Se calcula que unas 200.000 personas han perdido la vida en el conflicto, que se inició en 2003, y otros dos millones se han visto obligados a huir de sus hogares.