El tratado que prohíbe las bombas racimo entrará en vigor el próximo mes de agosto

NUEVA YORK, 17 (EUROPA PRESS)

El tratado internacional que prohíbe el uso de bombas racimo entrará en vigor el próximo 1 de agosto tras obtener la firma, hasta el momento, de una treintena de países, según informó este martes Naciones Unidas.

Burkina Faso y Moldavia fueron los últimos países, también ayer, en sumarse a la Convención sobre Bombas Racimo durante un acto celebrado en las oficinas de la ONU en Nueva York.

Se añaden así a una lista en la que figuran potencias como Francia, Alemania o España, y en la que destacan por encima de todo determinadas ausencias. Reino Unido e Italia firmaron el texto pero no lo ratificaron, mientras que otros actores cruciales como Estados Unidos, Rusia, China e Israel ni siquiera lo contemplan de momento. Washington tiene previsto prohibir estas armas a partir del año 2018.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, manifestó a través de un portavoz la importancia del pacto como “un gran avance en la agenda de desarme global”, según un comunicado de la organización. Ban destacó que la entrada en vigor del tratado sólo dos años después de su redacción “demuestra la repulsa mundial al impacto de estas terribles armas”, en alusión a un tipo de explosivos diseñados para dispersarse en una zona amplia.

Ahora, la intención de la ONU pasa por que más países se sumen a la Convención, con la que Naciones Unidas se declara “firmemente comprometida”. Ban reclamó de nuevo el fin del “uso, almacenamiento, producción e intercambio de municiones de racimo”.

Las partes implicadas en el tratado celebrarán su primera cumbre en Laos a finales de 2010. La elección del país asiático no es casual, ya que se trata del territorio más amenazado por las bombas racimo como resultado de los ataques estadounidenses durante la guerra de Indochina hace más de tres décadas.

VÍCTIMAS CIVILES

Este tipo de armamento comenzó a usarse en la Segunda Guerra Mundial y, desde entonces, ha formado parte de las tácticas militares de 15 países. Rusia y Georgia utilizaron estas municiones durante el enfrentamiento que mantuvieron en agosto de 2008.

La amenaza de este tipo de munición va más allá de conflictos bélicos concretos. No todas las bombas de racimo disparadas durante las guerras explotan al impactar contra el suelo, lo que origina un riesgo añadido para la población civil que puede sufrir el impacto de estas armas años después del fin de un conflicto.

La ONU calcula que de las 10.000 personas muertas a causa de las bombas racimo el 98 por ciento eran civiles. El 40 por ciento de estas víctimas inocentes eran, además, niños.