El esperado encuentro entre el presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, tras las elecciones generales del pasado domingo, se limitó este martes a un cruce de miradas y a un breve saludo con la cabeza desde la distancia.
Al término del acto presidido por los Reyes en la estación de Atocha en homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M, y mientras Zapatero acompañaba a don Juan Carlos y a doña Sofía a los vehículos oficiales, el jefe del Ejecutivo pasó a unos metros de Rajoy y ambos se intercambiaron un escueto saludo gestual.
De hecho, cuando comenzó el homenaje era tal la distancia que separaba a ambos líderes que el presidente del PP ni siquiera se percató de la llegada de los Reyes y permanecía de espaldas, hablando con otros invitados presentes en el acto.
Rajoy, flanqueado por el presidente de Castilla-La Mancha, el socialista José María Barreda; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; la presidenta de la Asamblea madrileña, Elvira Rodríguez, y a poca distancia del Nuncio del Vaticano en España, Manuel Monteiro, presenció el homenaje desde el espacio reservado a los invitados.
Mientras tanto, los Reyes, Zapatero y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón -que ha organizado el acto y actuaba de anfitrión- estaban en la zona de honor.
La esposa del presidente del Gobierno, Sonsoles Espinosa, también asistió al tributo a las víctimas del 11-M, pero lo hizo junto a sus compañeros del Coro de la Capilla Real de Madrid, que interpretaron la obra Da pacem domine, del músico estonio Arvo Part, compuesta en recuerdo de la masacre, de la que este martes se cumplen cuatro años.
Despiste de los Reyes
Don Juan Carlos y Doña Sofía, que no habían advertido la presencia de Sonsoles Espinosa entre los músicos, se sorprendieron al verla entre sopranos, tenores y barítonos, y así se lo comentaron a Zapatero, con el que intercambiaron algunas palabras mientras sonaba la obra.
En los prolegómenos del acto, Alberto Ruiz-Gallardón, interesado en los detalles del homenaje, se acercó incluso a saludar a la esposa del presidente del Gobierno mientras el coro ensayaba la pieza musical, en medio de un fuerte viento.
Como suele ser habitual en este tipo de actos institucionales, los minutos previos al homenaje -solemne y sencillo- han servido también para que la clase política haya puesto en común los resultados de las elecciones del domingo.
De los primeros en llegar, el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, que, con gesto serio y sin moverse de su sitio, charlaba con dos compañeros de partido.
Una conversación a tres sólo rota cuando se ha unido al grupo el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, y el portavoz parlamentario socialista, Diego López Garrido.
Los rostros más contenidos de los representantes populares han contrastado con las que podían verse en las filas socialistas, con largos abrazos y miradas cómplices.
Los corrillos de políticos unían a ministros socialistas, diputados del PSOE y a parlamentarios del PNV, como Iñaki Anasagasti, o Coalición Canaria, como Luis Mardones.
En el otro extremo, el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, se mantenía sólo en una esquina, acompañado a ratos por los rectores de las universidades madrileñas y por el líder de UGT, Cándido Méndez.