LONDRES, 26 (Reuters/EP)
Yemen corre el riesgo de convertirse en un Estado fallido a menos que la comunidad internacional le ayude a desarrollar su economía con el fin de que los jóvenes puedan encontrar alternativas al extremismo y el terrorismo, previno este martes su ministro de Exteriores, Abubakr al Qirbi, un día antes de la reunión internacional que se celebrará en Londres sobre este país, nuevo foco de la lucha contra Al Qaeda.
A la reunión de mañana, convocada por el Gobierno británico, está previsto que acudan los ministros de Exteriores de las potencias occidentales, los países del Golfo, Egipto, Jordania y Turquía, con el fin de discutir cómo estabilizar este país de la península arábiga, donde la presencia de Al Qaeda se ha intensificado y cuyo Gobierno se enfrenta a una rebelión chií en el norte y a una sublevación independentista en el sur.
“La realidad actual es que el problema económico es la principal causa de todos los males a los que se enfrenta Yemen en la actualidad”, explicó Al Qirbi en una entrevista concedida a Reuters. Yemen ha declarado la guerra a Al Qaeda tras la presión occidental a raíz del atentado fallido contra un avión el pasado 25 de diciembre.
“Yemen tiene un serio problema económico, tiene un serio problema de pobreza, tiene un serio reto de desempleo entre sus jóvenes”, subrayó el ministro. “Todo esto constituye el caldo de cultivo para la radicalización y por tanto si Yemen no consigue apoyo económico, apoyo al desarrollo, la radicalización será un serio reto”, advirtió.
El 42% de los 23 millones de habitantes de Yemen vive con menos de dos dólares al día. Según Al Qirbi, la tasa de paro es del 30% y el 65% de la población del país tiene menos de 25 años.
Así las cosas, el objetivo de la reunión de mañana es básicamente aglutinar el apoyo a Yemen e identificar las medidas a tomar por el Gobierno del país y por sus aliados para reforzar el poder del Ejecutivo, abordar los problemas de seguridad, hacer frente a la pobreza y combatir el radicalismo.
SEGURIDAD
Los expertos temen que Al Qaeda pueda reforzar su posición en Yemen si el Gobierno del país no les hace frente, creando un cinturón de inestabilidad islamista desde Asia hasta Africa.
Sin embargo, desde el atentado fallido de Navidad, Saná ha lanzado una guerra abierta contra Al Qaeda y llevado a cabo varios ataques aéreos contra dirigentes de la red islamista. Además, ha anunciado la muerte de importantes líderes de la misma, como Qasim al Raymi y Ayed al Shabwani, si bien Al Qaeda lo niega. Autoridades de Defensa y antiterroristas aseguran que Washington ha estado suministrando en silencio material militar, de inteligencia y entrenamiento a Yemen para destruir los escondites de Al Qaeda.
En todo caso, es poco probable que de la reunión de Londres salga algo sin la aprobación tácida de Arabia Saudí, cuya ayuda a Yemen podría ser mayor que la de todos los demás países juntos. Según la analista Ginny Hill, del 'think-tank' británico Chatham House, pese a la importancia del reino, el Gobierno yemení sigue siendo reacio a una implicación saudí en sus asuntos.
Así las cosas, el encuentro de mañana tratará de mejorar el apoyo internacional a los esfuerzos de Yemen de hacer frente a sus problemas de seguridad y también para avanzar en las reformas económicas y sociales.
La Administración Obama está estudiando propuestas para ampliar los poderes del Pentágono de cara a prestar asistencia a las fuerzas locales en Yemen, Somalia y otros lugares donde se enfrentan a Al Qaeda y sus aliados, según fuentes de Defensa y del Congreso.
AYUDA ECONÓMICA
La reunión no busca ser una conferencia de donantes. De hecho, según fuentes diplomáticas, los países occidentales quieren que el Gobierno yemení lleve a cabo reformas económicas que garanticen que el dinero que se les conceda se gasta adecuadamente en un país en el que la corrupción está muy presente.
Yemen lleva tiempo luchando para ganarse la confianza de los donantes. En una reunión de donantes en Londres en 2006 se comprometieron unos 5.000 millones de dólares pero sólo “un pequeño porcentaje” ha sido desembolsado, en parte debido a los temores sobre cómo se gastaría dicho dinero, según reconoció este mes en el Parlamento británico el ministro de Exteriores, David Miliband, quien será el encargado de presidir la reunión de mañana.