En su intervención en la segunda sesión de trabajo de la XVI Cumbre Iberoamericana, dedicada a Migraciones y Desarrollo, Zapatero subrayó también la importancia de contar con amplios planes de integración para quienes buscan su futuro en otro país.
Tras lamentar que las causas de la emigración permanezcan intactas a lo largo de la Historia, consideró que la primera obligación ante los movimientos migratorios es luchar por erradicar la pobreza y la marginalidad.
Así, instó a redoblar los esfuerzos para superar la brecha económica y aseguró que los gobiernos tienen la obligación y el deber moral de ordenar los flujos migratorios con el fin de que sirvan para mejorar el futuro de las personas.
“Tenemos que asegurar que la inmigración se produce con todas las garantías, y la mejor garantía de la defensa de los derechos humanos de los emigrantes es el compromiso con la legalidad, con la cooperación, y una inequívoca actuación en la lucha contra el tráfico de personas”, señaló.
Además, abogó por combatir “con todo el peso de la ley” la explotación laboral y el trabajo ilegal.
Ante ello, consideró que “la legalidad es el principio y el camino”, porque la legalidad garantiza los derechos de los inmigrantes y les protege de la marginalidad y las mafias.
Por ello, explicó que el compromiso de su Gobierno con estos principios es la razón básica del último proceso de regularización llevado a cabo en España y por el que 700.000 personas, gran parte de ellos iberoamericanos, obtuvieron sus “papeles”.
Apuntó igualmente que la legalidad es la mejor garantía para favorecer la integración, el enriquecimiento mutuo y la convivencia.
Zapatero recordó que su Gobierno ha multiplicado por veinticinco el esfuerzo económico ante la inmigración mediante la creación de un fondo específico dotado con 300 millones de euros al año.
También se ha aprobado un plan estratégico de ciudadanía e integración para el periodo 2006-2099 y que cuenta con un presupuesto de 2.000 millones de euros.
“Este es, pues, el camino”, recalcó Zapatero, quien subrayó que hay que regular las migraciones, pero también atacar sus causas para que no proliferen.
En su intervención, Zapatero recordó la generosa acogida que dispensaron los países iberoamericanos a los españoles que se vieron obligados a emigrar, y destacó que éstos se incorporaron plenamente a esas sociedades.
Esa experiencia, a su juicio, ha sido una “poderosa lección” para la sociedad española, que aseguró que ha aprendido a abrirse a personas de todos los continentes y a impulsar una política de inmigración respetuosa para las personas y beneficiosa para el progreso del país.
La mayoría de los presidentes expresasen su voluntad de buscar mejores condiciones para los inmigrantes.
En su turno, el presidente de Bolivia, Evo Morales, denunció que cuando había migraciones norte-norte, o del norte al sur, no había muros, ni deportaciones, ni otras barreras migratorias como las actuales, cuando los que viajan van del sur al norte, y recalcó que “ahora se criminaliza la migración .