¿República? ¿Acuásla?
El nacionalerismo tinerfeñista que representan Carlos Alonso y José Manuel Bermúdez se ha apuntado a que Pedro Sánchez tiene que pactar con el PP o coger puerta. Una iniciativa que comparten en las Islas algunas viejas figuras socialistas. Quieren los “nacionalistas” de CC, cada vez más al son de Madrid, como ocurrencia añadida tras la sentencia de los ERE, que el presidente en funciones pida disculpas por tan feo asunto: o sea, la misma cúpula que considera “cosa del pasado” el largo y persistente asalto a las arcas públicas y ampara a quienes lo perpetraron piden para otros lo que ellos se negaron a hacer. Es lo que tiene esta derecha que se cree propietaria del país. Por la gracia de Dios, para más gracia.
Pero una cosa es una cosa y otra cosa son dos cosas. Indigna la impune naturalidad con que venden los peperos y no solos ellos la idea de que hacer política es mantener sintonizado de fijo el canal “y tú más” e inducirnos a pensar que esas cosas feas pasan porque van en la esencia del liberalismo. Y no tomo en cuenta lo asegurado por uno de los zarandajos del ERE, el que niega ser el “putero” que dicen y asegura que solo conoce el precio de la cajetilla de Marlboro y de un gin tonic. Como san Luis Gonzaga y similares.
Dejo los pitos y las flautas de los párrafos anteriores para entrarle al ¿entusiasmo? con que los súbditos del Gran Tinerfe, de matriz ática, se identificaron con las exigencias del PP estatal para que Sánchez se vaya. Es curioso que un partido como CC, que se dice nacionalista, se junte con otro gobernado desde Madrid y que arrancó en democracia con varios intentos para impedir que se desarrollara, lo que ha conseguido en alguna medida como bien sabemos. Como sabemos que el cartero llama siempre dos veces. Recuerden a estos efectos la posición pepera cuando el referéndum que dio entrada a la democracia: promocionó en su campaña el NO; y observen ahora el bloque obstruccionista que se ha montado con los pánfilos en cuasi excedencia de Ciudadanos y ese Vox que predica contra la Constitución aunque figure en el bloque “constitucionalista”, el mismo bloque que condena por superizquierdista a Iglesias a pesar de lo pesado que se pone predicando la Constitución para defenderla.
Prefiero no recordarles, por otra parte, lo que dicen Casado y los suyos con desdén de los que lucharon contra el franquismo y los que frente a él murieron. En realidad, da coraje tener que traer aquí este recordatorio de quién fue contra quién y quiénes resultaron condenados y fusilados en Consejos de Guerra sin el menor respeto siquiera para sus restos por parte de un bloque derechoso que se dice constitucionalista. De “batallitas del abuelo” calificó Casado estas historias que todavía yacen en cunetas desconocidas.
Lo que me recuerda, aunque sea para pasar de esta gente, la anécdota que cuenta Julián Cirilo Moreno cuando ligó con una imponente rubia, canariona ella, del barrio de San Roque, si mal no recuerdo. Don Julián fue, sin duda, un cachondo de cuidado e iba a las taifas con su uniforme y ella lo llamaba cariñosamente “mi oficiá”. Eran los días de la I República y estaba sobre la mesa la nueva Constitución tras la caída de Isabel II. La discusión fue grande entre quienes estaban por la República unitaria y quienes la querían federal, la que murió a manos de León y Castillo con su potente oratoria en el Congreso. La muchacha rubia solía llevar sobre el vestido colores más o menos federales que proclamaba sus preferencias y ocurrió que una vez llegada ella a los peligrosos lindes de la politización, quiso saber de qué casta era su acompañante, si don Julián era republicano unitario o federal, es decir, si estaba con Pi i Margall o esperaba el regreso de la Borbona.
-Estoy con la República, amor de mi vida –le contestó evasivo para no comprometerse. Pero ocurrió que la condenada sabía más de lo que él creía, la vio fruncir el entrecejo escrutándolo recelosa antes de darle el tiro de gracia:
-¿Con acuásla? –dijo y se quedaron sin habla tanto el pretendiente como la pretendida y allí acabó el romance.
Y vuelvo al tajo. Está tan poco acostumbrado el PP a la democracia que se olvida de la legalidad constitucional cuando es su socio el que la machaca sin privarse de enviarle recados en la Prensa, alguno ridiculizador de sus pretensiones de liderazgo. Con lo que si algo hemos de agradecerle a Vox es su sinceridad al avisar que piensa arrimar la Constitución para construir un Estado autoritario. Y que ya con el embullito pongan en el punto de mira, según se indicó, sobre los inmigrantes fugitivos de guerras y calamidades a los que culpa de casi todos los males; contra las mujeres, al negar una violencia de género a despecho de que cerramos cada año con un buen montón de mujeres, unas 1.500 desde que alguien comenzó a contarlas que ya no están porque las quieren como Dios manda (siempre el Dios justificador) hasta llegar al extremo de legitimar las agresiones sexuales con aquel lacónico comentario de “¡algo haría!”, la fórmula con que los franquistas justificaban sus crímenes; o la otra negativa, la del cambio climático que niegan, los muy patriotas, como propaganda izquierdista. A la espera de que llegue el esperado momento de que el Sáhara comience en los Pirineos; y no les digo del comunismo chavista de que hablan con olvido ingrato del juego que les dio el cubano cuando Fidel Castro ordenó oficios religiosos por Franco, según cuenta el embajador español en Cuba, un Álvarez de Toledo, si no recuerdo mal.
No repara o repara demasiado Pablo Casado en que tiene ya un arsenal de mentiras en asuntos sensibles a los que están cargando él y los suyos de odio. Uno de ellos, la eliminación del Estado de las Autonomías antes de que acabe de perjudicar a las grandes empresas que tienen, entre sus principales activos, tribuna del Bernabéu aparte, su vecindad con las primeras instituciones del país, BOE incluido. Esta cercanía es activo muy principal de las grandes empresas para practicar eso que llaman los horteras con el prostituido término de “alternar” al tiempo que se valen de recursos indignantes como atacar a la supuesta extrema izquierda de Podemos que es, por lo que llevo visto, pura vehemencia de Iglesias, de esas que se curan con la edad.
Quiero decir, en fin, que aunque no sea lo que se dice admirador del estilo del líder polemista, como tampoco me llena Sánchez, el hecho es que a los dos les legitiman los votos obtenidos en las urnas y no se puede engañar a la ciudadanía tildándolos de enemigos de la Constitución como si fuéramos idiotas y no supiéramos lo que significa negar el pan y la sal que la derechona da a manos llenas precisamente a quienes anuncian su propósito de cargársela. Sobre la mentira monta esta derecha lamentable el desconocimiento de la Memoria Histórica que el bloque derechista no odia por casualidad sino porque la desenmascara. Y conste que no ignoro la existencia de una derecha como Dios manda. Pero siempre se ha dicho que la mancha de mora madura con otra verde se limpia.
El “ahorismo”, según León Gross
Teodoro León Gross acuñó hace unos días, en El País, el palabro “ahorismo” referido al modo de hacer política, o de moverse en ella, del presidente en funciones, Pedro Sánchez… Bueno, de Sánchez y quien no es Sánchez pues, indica el autor, “ahoristas” son todos los dirigentes políticos si bien, asegura, es lo suyo un constante ir del donde dije digo, digo (ahora) Diego y vuelta: “Ahora no le cojo el teléfono a Torra. Ahora lo mismo sí. Ahora Iglesias es poco fiable. Ahora no. Ahora Cataluña es un problema de convivencia, ahora es un problema político. Ahora Podemos amenaza la estabilidad. Ahora no”. Acto seguido viene el apaño de Sánchez e Iglesias con la pregunta del millón: “¿Significa eso que está descartado un pacto con el PP?”, a la que responde el presidente: “Pues ahora sí. Pero no hay que descartar otros ahoras, y mañana puede ser ahora gran coalición o ahora pacto de Estado”.
Indica León Gross que con el mensaje electorero de Ahora Gobierno abrazó Sánchez literalmente aquello que había desdeñado durante meses de insomnio; o en los que igual dormía on un ojo cerrado y otro abierto, atento al culebreo de Iglesias del que llegó a dudar que tuviera algo que ver con la Democracia o que Europa estuviera dispuesto a aceptarlo. “Pero aquello era antes y ahora es ahora…Ahora lo ves, ahora no lo ves”, dijo el Gran Prestidigitador…¿O fue el Gran Timonel? ¡Nooo! Le digo que fue Sánchez. Tantas vueltas y revueltas para llegar a la conclusión de que Sánchez no hay dos, como estableció Carmen Calvo según León Cross convencido de que pueden surgir algunos más. Para acabar con la recomendación de que nos acostumbremos a estas cosas-e más.
CC nos llena la buchaca
Líquido, blanco y en botella era en tiempos leche, siempre y cuando, añadiría, que no fuera otra cosa, porque hoy ya nada es lo que parece. Porque no es lo mismo decir “Esto es leche” que “¡Esto es la leche!” referido a elementos destacados del nacionalerismo tinerfeñista como Carlos Alonso y José Manuel Bermudez, varios peperos de aquella Isla y algún que otro socialista de los que parece mentira que digan ciertas cosas, además de la tripleta derechosa. Todos ellos también quieren que Pedro Sánchez rompa el acuerdo a medio sustanciar con Iglesias o que, sencillamente, coja puerta y se vaya a freír bogas al Toril, si hay alguno cercano a La Moncloa. En cualquier caso quieren los peperos que se vaya pensando algunos, quizá, en el regreso de Aznar al que muy motivado a volver a figurar otra hija casadera o porque siente la llamada de quienes lo añoran, lo que también son ganas. O sea, que parece frito por volver visto que no ha cuajado como oráculo infalible más que en El Intermedio de Wyoming, quien ha comprendido que no debe despreciarse a quien tiene tan inmejorable concepto de sí mismo; quien comienza a sospechar que le hicieron la cama con las peores intenciones. Son muchos, me consta, quienes hablan de su ego al que no le perdonan que metiera a España en el fregado de Irak para que Bush le permitiera poner los pies sobre la famosa mesa de centro:
-No importa Ánsar. Ponte cómodo ¡Será por mesas de centro! –pudo decirle.
Con el resultado del terrible atentado de los trenes de Atocha y los torpes manejos para ocultar que fue una venganza yihadista que trató el PP de cargar a la cuenta de ETA con la complicidad del entonces presidente Rodríguez Zapatero. Las consecuencias de aquella infamia ahí siguen y como Dios castiga sin piedra ni palo veo a Aznar como desfigurado de tanto mentir al tiempo que descubre que no es un gran hombre.
Y dejo a Aznar porque lo mismo me equivoco y es su caso peor de lo que pienso; o no me equivoco y el problema es la falta de gente capaz de pararle los pies. La derecha es bastante cobardona. Y hasta es posible que quienes de dentro del PP quienes preferirían que siga ganando dinero y se sientan legitimados fuera de sus círculos inmediatos al percibir que hay en el PSOE quienes les entiende al punto de verlos como una especie de quinta columna con la etiqueta cambiada. Hay alguno de esos niños o niñas que se sienten apresados dentro de su apariencia exterior pero, ya saben, su propia derecha los persigue. Cualquiera sabe.
Y como volví a salirme de lo que quería decir vuelvo atrás, al carro pepero al que acaba de subirse CC de la mano de Ana Oramas, la diputada a la que entusiasmó la iniciativa pepera de quitar de en medio a Sánchez. Todo en la línea que les dije de forzar y la anulación de los votos electorales emitidos y ponerlos a disposición de la componenda a que pueda llegarse después de meses y más meses de obstrucción sin tener en cuenta Oramas, que se prestó a esa salvajada, que la bajaban del cuadro velazqueño para situarla cerca de negocios poco claros sin que ella sea consciente lo que debería hacerle pensar en los millones de euros quemados en el fiasco del Puerto de Granadilla, con daño quizá irreversibles para la que es, o era, la mayor muestra de praderas subacuáticas de las islas sin que aparezcan por ningún lado los miles de puestos de trabajo prometidos al concluir las obras. Y si unas declaraciones de los responsables el día de su inauguración en que proclamaron que su objetivo era dejar chiquito al Puerto de La Luz pensando que sería suficiente nombrar al supuesto enemigo para justificar lo que sea. No es la primera vez que castigar supuestamente al canarión ha servido para eso, para acometer iniciativas que interesan a los tinerfeños poderosos que se reparten los concursos de obras. Esa es una de las razones, seguramente de las principales, del pleito que ha enriquecido a más de cuatro. Es el verdadero negocio como sabremos algún día. De momento me quedo con cuán significativo es que empresarios trincados en Las Teresitas aparezcan en este nuevo desastre que tendremos que pagar también los grancanarios.