Corrupción nada creativa
El martes pasado tuve un día raro. Bueno, no es tan raro que me levante dispuesto a no dar golpe, cual es mi natural reprimido durante años, sino que me dio la venada de apalancarme en el sillón de la tele con Palinuro de México, el asombroso novelón de Fernando del Paso comenzado y recomenzado tropecientas veces y otras tantas devuelto a la estantería de los dejados para después. Estaba decidido a que esta vez fuera la vencida y leí hasta que, a su hora, encendí el televisor. Sabía que el juez Velasco había levantado el secreto sumarial del caso Púnica y seguro, pensé, que García Ferreras, conductor de Al rojo vivo, de La Sexta, no lo pasaría por alto.
No lo hizo. Disponía Ferreras de la grabación de las trece horas del interrogatorio del juez al empresario David Marjaliza, el socio de Francisco Granados. Es Granados, ya saben, una de las ranas, ranos más bien, que le salieron a Esperanza Aguirre en el estanque del PP madrileño. No sé si en su actual dedicación a la detección de talentos carpetovetónicos le afectará que le saliera batracio el que creyó peje, pero, al ser la trama Púnica hijuela de la red Gürtel y fue ella, asegura sin ponerse colorada ni nada, quien destapó tan correoso asunto, puede alegar que si lo llamó a croar a la verita suya fue para tenerlo cerca y completar sus investigaciones y acabar de esclarecerlo todo.
Se trata, comprenderán, de conjeturas. Como lo es la angustia que me pareció advertir en Ferreras, que no paraba de apostillar a Marjaliza que en lo alto de la pirámide corrupta tenía que estar, por fuerza, la señora creo que marquesa. Comprendo la desazón del compañero porque Aguirre sigue escapando hasta de las leyes de la Física. Es milagroso que en el PP de Madrid estén cayendo hasta las chinchetas de los tablones de anuncios, las alcayatas de los retratos de su grandes hombres, las plumas de la gaviota y algún que otro ilustre zarandajo mientras sigue ella tan campante.
Lo escuchado a Marjaliza, en fin, prueba que quienes hablaron, desde el primer momento, de saqueo del país sabían lo que decían y no creo que se les escapara la impunidad, cada vez menos general eso es cierto, como rasgo fundamental de la corrupción hispánica. El Estado Español tiene, desde el siglo XVI a esta parte, el récord mundial de bancarrotas y suspensiones de asientos (de pagos) y me resisto a creer que las produjeran sólo causas “naturales”. Según los cronicones, la primera bancarrota histórica de un país fue la española decretada por Felipe II, a quien le quedó aún reinado para probar una segunda y después hubo cinco o seis más. Pero dejo eso para otro momento.
Interesa ahora anotar que la impunidad que les digo es mala consejera y resta creatividad a la corrupción, lo que no favorece nuestra cultura nacional; a diferencia, por establecer comparaciones, de Italia donde la corrupción ha llegado a ser un arte con extrapolaciones a los USA que produjeron novelas y trilogías cinematográficas como El Padrino que arrancó de una novela. Es evidente que no tenemos entre los bandoleros patrios personajes comparables a los Corleone y cuado nos sale un clan familiar con maneras y posibilidades resulta que es catalán. Frente a los negocios de la familia (la Corleone, no se confundan) no le veo mucha ciencia a lo que cuenta Marjaliza, a eso de echarle primero el ojo a unos terrenos rústicos para pasarle la nota al socio bien apalancado en el Ayuntamiento o en instancias partidistas que controlen cuantas corporaciones municipales estén a tiro, para que los cambien de uso. El incremento de valor es inmediato y genera suculentos dividendos y generosas comisiones, ingresos extra a quienes voten en el pleno a favor del nuevo uso y ese largo etcétera en el que figuran los asesores bancarios que custodian los impresos para abrir cuentas en paraísos fiscales. Mejor negocio no lo hay porque los costes corren por cuenta de los infelices compradores de las viviendas a los que no se da, siquiera, la seguridad de que no habrá por los alrededores un vertedero ilegal de neumáticos, perdonando el modo de señalar.
Corrupta corrupción
Como el mundo está lleno de correctores con las mejores intenciones, pondré por delante que en el léxico isleño figura “corruto,a”, sin la “pe” intercalada. Así se califica a algo que todo el mundo sabe, que es de dominio público. Hay quienes lo consideran arcaísmo (Corrales y Corbella) y quien, como Morera, ven una aplicación metafórica del participio de pasado del verbo “corromper” aunque en todos los casos se le da el mismo uso que en las islas. Si se emplea, que yo hace muchos años que no lo oigo. Se usa todavía en algunos lugares de la Península y en NicaraguaHay varias explicaciones del origen del término que no modifican su significado. Y no me resisto a dar la referencia de la más antigua que conozco, la de Esteban Pichardo (1836): “corruto” llaman en la parte oriental de Cuba al instrumento de madera que en la parte cocídental denominan “matraca” y en el interior de la isla “caráira”, ave de rapiña con un canto parecido al sonido del tal instrumento.
A lo que iba: quería decirles que son corrutos, más que conocidos, los esfuerzos del PP para aparecer ante los electores como la primera y principal víctima de la corrupción. Presume, incluso, de ser la fuerza política que con más decisión, energía y éxito le está dando la batalla a semejantes prácticas. Yo, desde luego, no negaré que haya en el PP quienes traten de que eso sea así, supongo que habrán menos que se lo crean, pero estoy seguro de que no llegarán demasiado lejos si se empeñan en limitar el problema a un puñado de desaprensivos (que son, en realidad, centenares) y no se considere la corrupción como lo que es: un modo de gestión política adoptado y desde luego tolerado durante mucho tiempo, que eso es lo que parece. Lo ocurrido con los ordenadores de Bárcenas y con la procedencia del dinero para la reforma de la sede de Génova son dos de los muchos asuntos que siguen sin aclararse porque nadie se cree que sea cosa de unos sinvergüenzas que traicionaron la buena fe de la organización popular.
Los éxitos de Rajoy
No entraré de puro aburrido a establecer comparaciones acerca de cómo dejó España Zapatero y como va a dejarla Rajoy si tenemos la suerte de que se vaya ya. De momento, ya sabemos que la deuda pública española está por encima del PIB; o lo que es lo mismo, España debe más de lo que produce, es decir, que gasta más de lo que ingresa, cosa que el PP ha insistido lo suyo en reprocharle al ciudadanaje. Es cierto que en términos económicos puede no ser una gran tragedia, o sea, que la cosa tiene remedio pero es al Gobierno al que toca hablar.
Tendría que explicar Rajoy cómo es posible que este Gobierno suyo, que él califica de sensato, abra la precampaña electoral repitiendo la promesa que ya hiciera en a campaña de las elecciones anteriores y que no cumplió. Que, a pesar de su sensatez ya haya puesto en marcha su propaganda electoral no haciendo propuestas, analizando los problemas de fondo, alentando con la propuesta de soluciones sino insultando y mintiendo con afirmaciones y despropósitos que recuerdan más los eslóganes de la Guerra Civil cuando los franquistas acusaban con cosas como esa de romper España. Debería recuperar a Pío Baroja y sus alegatos contra comunistas judíos y demás raleas para darle cierto tono a tanto desvarío. Nos gustaría que hablara de cómo va a ser esa rebaja fiscal que ha vuelto a prometer, como se compagina eso con los déficits y las advertencias de las UE acerca de posibles sanciones. Que hable de los nuevos recortes que se preparan, de la falta de trabajo, de la precariedad laboral y salarial, que dé razones por las que merezca a los jóvenes esforzarse. Que explique, en fin, ya que es tan sensato, el proceso de desaparición de la clase media a que apunta un reciente estudio del BBVA que debe haber caído en manos de los comunistas/independentistas y toda esa caterva de extrema izquierda. O que explique cómo posible que el año pasado, en el que tanto nos recuperamos, se produjera la mayor salida de capitales de Espaá descde 2012. Se fueron nada menos que 70.200 millones de euros según datos de los peligrosos izquierdistas del Banco de España que lo hacen todo para reventar el país. Siguen cultivando los peperos la ignorancia y la desinformación como principal arma electoral. Están en su derecho pero, pero por favor que no se autocalifiquen de sensatos.
Y ahora, la estelada
Hora va siendo de que dejemos de considerar que la capacidad del PP para generar situaciones problemáticas, como esta de prohibir la estelada en la final de Copa, es producto de la torpeza y no del propósito deliberado para enfrentar a catalanes y españoles para echar a estos contra aquellos. Hace juego la medida, desde luego, con la afición predilecta de la derechona, la de prohibir aunque, en este caso, no mueve tanto al Gobierno darse esa satisfacción como la seguir introduciendo elementos de crispación que completen los que ya han echado a rodar por estos días a título de propaganda electoral con un alto contenido vejatorio para quienes no piensen . Trata las derechas, el Gobierno, de crispar el ambiente contra los catalanes en todo el país, al tiempo que se cabrea a estos para que la emprendan con el resto de los españoles, lo que es para mí una política criminal, la de provocar los incidentes que dicen querer evitar con la prohibición de lucir las esteladas. Hace unos meses no lo hubiera sospechado, pero hoy creo que esa es la política del Gobierno con el objetivo de crear las condiciones para aplicar alguna forma grave de represión en Cataluña. La inacción de Rajoy en esta cuestión no derivaba de su mediocridad ni de su modo gallego de hacer política sino del propósito deliberado de poner a los españoles contra los catalanes y viceversa. Que cada iniciativa, como la de prohibir la estelada, genere miles de nuevos independentistas no tiene esa mayor importancia si su idea es que acabará de aplastarlos a todos. No se puede ser tan torpe para dejar que sea una delegada del Gobierno en Madrid la que adopte medida tan peligrosa como ilegal y cargue con la responsabilidad.
El martes pasado tuve un día raro. Bueno, no es tan raro que me levante dispuesto a no dar golpe, cual es mi natural reprimido durante años, sino que me dio la venada de apalancarme en el sillón de la tele con Palinuro de México, el asombroso novelón de Fernando del Paso comenzado y recomenzado tropecientas veces y otras tantas devuelto a la estantería de los dejados para después. Estaba decidido a que esta vez fuera la vencida y leí hasta que, a su hora, encendí el televisor. Sabía que el juez Velasco había levantado el secreto sumarial del caso Púnica y seguro, pensé, que García Ferreras, conductor de Al rojo vivo, de La Sexta, no lo pasaría por alto.