El lío socialista, la maduración de Bañez, el baifo de Margallo, el laberinto griego, el liderazgo ‘barítimo’
Yo no sé a ustedes, pero a mí me tienen hasta el gorro los follones de los socialistas. No tanto por ellos sino por lo que representan como alternativa light al PP. Preocupan de tanto que les atrae el abismo al que se aproximan cada vez con mayor temeridad.
No me interesan en principio las razones de Pedro Sánchez para defenestrar a Tomás Gómez. Dicen todos que no es por deshonestidad y se dan casos de doble militancia, como el de Antonio Carmona, candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid, que aprecian tanto al uno como al otro. Tiene el corazón partío, pues. La bronca ha alcanzado niveles notables y se ha extendido a Canarias con el caso de Casimiro Curbelo en el que no entraré pues la pregunta no es por qué lo echan sino la razón de que lo hayan mantenido tanto tiempo. Una pregunta retórica ya que nadie ignora que se debió a su tirón electoral. Lo que, en principio, es legítimo si no fuera por lo mucho que tiene que ver con el clientelismo. Algo que no puede permitirse un partido que se proclama socialista para no verse en situaciones como la que atraviesa hoy y que invita a una nueva pregunta: ¿Habría actuado la dirección socialista contra Curbelo como lo ha hecho de no darse el actual estado de efervescencia social en que la irrupción de nuevas fuerzas le obliga a hacer ahora lo que tenía que haber hecho ya mucho antes?
El caso de Curbelo es distinto al de Gómez. Si contra aquel han jugado sus tribulaciones judiciales, contra éste deben haberlo hecho las encuestas ante las que comentó Rafael Simancas, ahora al frente de la gestora madrileña, que llevaba al PSOE al desastre. Pero aún siendo diferentes, los dos se encuadran en la misma chamolona, peligrosamente cerca de una convocatoria electoral.
Por si fuera poco el lío, la imputación de los expresidentes andaluces Chaves y Griñán. No han tardado los peperos en subrayar las contradicciones de Sánchez y de la presidente andaluza, Susana Díaz, que se comprometieron a echar sobre la marcha a los que sean imputados sin que les tiemble el pulso. Se han agarrado a que los dos han sido llamados por el juez a declarar sin atribuirles delito alguno. Lo que ha permitido a los peperos salir a la carga; como si no tuvieran el récord mundial de imputados y de irregularidades por metro cuadrado; o lineal si hablamos del AVE. Es posible que la desaparición última, que no es la primera, del expediente judicial de la causa por el borrado de los ordenadores de Bárcenas sea obra de algún coleccionista de este tipo de documentación; pero también es evidente que favorece lo suyo al PP para quedar a la espera de que vuelvan a reconstruirlo en la sala del pánico de los juzgados. Podría aplicársele a los peperos la notable variedad de la forma isleña de señalar a los zarandajos. Desde el “¡Estás bonito tú!” hasta “¡Quien habló que la casa honró!”, pasando por “¡Qué jocico para un consejo!” y el “¡Más dice quien más tiene que le digan!”; o el más urbano y universal “¡Tiene más cara que un saco de pesetas!”.
Sin entrar ni salir más allá de lo dicho, hora va siendo de que el Ministerio de Justicia busque otro palabro que no sea “imputación” para designar esta comparecencia con asistencia de letrado, que es la explicación que le han querido dar a esa actuación judicial. Explicación inútil pues prevalece la acepción inicial de implicar igual a “atribuir a otro una culpa, delito o acción”. Uno, comprenderán, es lego en materia procesal, pero si la Justicia quiere que la zarandeen menos los intereses políticos partidistas deberían llamar a esta actuación judicial de otra forma como, yo que sé, “llamada a declarar” o cosa parecida de la que derivará o no la imputación de delito.
La madurez de Fátima Bañez
Si algo no puede negársele a la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Bánez, es su sentido del humor, negro mayormente, del que rebosa la carta que dirigió a los jubilados pensionistas a principios de enero. Pero, por esas cosas que suelen pasarme y dado que el epistoleo gubernamental a domicilio suele ser para dar malas noticias, dejé el sobre sin abrir porque estaban mis nietos delante y no era cosa de que aprendan antes de tiempo a decir palabrotas si leía el contenido. El caso es que se me traspapeló y vengo a enterarme ahora de que figuro entre los agraciados con la revalorización de mi pensión en 1,72 euros, lo que me obliga a pensar en qué invertiré. Porque 1,72 euros mensuales parecerá cosa poca, pero si lo traducen en pesetas, que es como cunde, son casi trescientas; un pastón si nos atenemos a los precios de principios del siglo XX cuando, como decía mi abuelo, por un tostón compraba él un bloque de conserva de guayaba cubana que no cabía por esa puerta.
La carta de la ministra contiene novedades que indican la maduración política de Bañez. De entrada no atribuye la “revalorización” a la Virgen del Rocío sino al “esfuerzo de la sociedad española en su conjunto”, como dice textualmente; lo que podría ser alusión a aquella tremenda montaña convulsa que, después de tanto ruido en sus entrañas, parió un ratón. La montaña sería la recuperación y el ratón el 1,72. Quizá sea una oscura referencia a la mala consideración que merece al neoliberalismo financiero la actividad productiva, que se decía en lo antiguo. Pero lo de verdad significativo de la maduración de Bañez es, precisamente, la referencia al “esfuerzo de la sociedad española en su conjunto” que reseñé admirado de la exquisitez con que evita desautorizar al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y sus propuestas de jarabe de palo a quienes osen protestar, que estarían obviamente fuera de ese “conjunto” esforzado.
Bañez hace otras consideraciones entre las que destaco su habilidad para negar, sin hacerlo expresamente, las desigualdades que, al decir de los eternos descontentos, se han agrandado en España. No de otra manera cabe interpretar que cifrara el montante de la “revalorización” en 271,83 millones de euros en plan de pasarnos por las narices lo caros que les salimos: es una manera de decir, al fin, que el Gobierno trata a los pensionistas en pie de igualdad con los banqueros; si no en la cuantía, sí en el concepto. Es la manera que encontró de levantarles el ánimo, por lo menos, que con lo otro no hay manera.
A García-Margallo se le fue el baifo y a Floriano el ganado
Comer y rascar, todo es empezar suele decírsele al inapetente para persuadirlo de que en cuanto pruebe el primer bocado, acabará comiéndose hasta las raspas; y a quien le pica el cuerpo, de que si se rasca será peor. Lo que podría aplicársele a José Manuel García-Margallo, ministro de Exteriores. El hombre pegó a hablar y no para. Porque ahí es nada su afirmación de que el dinero prestado a Grecia impide mejorar los ingresos de parados y pensionistas. Se refería, claro, a los 26.000 millones en que cifra el Gobierno la deuda helena con España.
El tiro de Margallo no va contra los griegos pues le dio al chute la suficiente rosca para marcar en la portería de Podemos. Mucho ha insistido el Gobierno en la obviedad de que España no es Grecia, así que su empeño en demostrar lo contrario se debe al pánico a que se extienda a España el fenómeno Syriza. Cargar a la deuda de los griegos la racanería pepera ofende nuestra inteligencia y pone de relieve la que parece faltarle al ministro en su burdo intento de generar resentimiento contra los griegos y asociaciones de ideas que dañen a Podemos. El tiro con rosca que les dije. De lo que deduzco que Margallo ministrea mucho más acá de los asuntos exteriores para meterse en jardines interiores con olvido de la prudencia diplomática que debería observar por razón de su cargo.
Pero la imprudencia exterior de Margallo la supera la interior. Porque, que yo sepa, los fondos para el paro y las pensiones salen de los bolsillos de los propios trabajadores, que los aportan durante sus años de actividad. En ocasiones se ha comparado la caja de la Seguridad Social con una gran hucha para ahorrar (que antes se llamaba “reunir”) dinero en previsión del otoño-invierno que nos espera a todos los que no le hagamos al Gobierno el favor de morirnos antes. Tienen esos fondos, pues, carácter finalista, por lo que viene a decir Margallo que el Gobierno español obró como el padre de las historietas de la España famélica que aguardaba a que los guayetes se fueran al colegio para violentar la alcancía y mangarles unas perras para tabaco.
Si España fuera un país serio, como asegura Rajoy, nadie hubiera creído a Margallo. Pero como no lo es, no puede descartarse que eso haya ocurrido; ni que la hostilidad del Gobierno pepero al griego obedezca, además de a curarse en salud por si le puede Podemos, a las urgencias de reponer el dinero de la hucha o alcancía antes de que las criaturas den en contar lo que creían tener ya reunido y peguen a sospechar.
Se trata de un supuesto que ni se le pasaría por la cabeza a ningún ciudadano europeo, pero sí a un español habituado al manejo, unas veces corrupto y otras desastrado, del dinero de todos. Y ya iniciado el proceso de degradación dialéctica de este suelto, habría que preguntarle a Margallo la razón de que no haga parecida observación acerca de los dineros dados a la Banca, con los desalmados abusos de Bankia por estandarte; o a los proyectos de infraestructuras que siempre cuestan al final el doble o el triple del presupuesto inicial de obras, de lo que se puede deducir que la administración no sabe presupuestar, que los ganadores del concurso tienen una cara que se la pisan o mucha gente contentar y, claro, no van correr ellos con el gasto; táchese lo que no corresponda. Hasta 500 millones, si mal recuerdo, se excedieron en la T-4 de Barajas. Si se los hubieran prestado a los griegos serían más las posibilidades de recuperarlos. Y ya puestos, la megalomanía que reflejan esas obras, ¿no se deberá a la mayor rentabilidad de hacerlas a lo grande para mejorar el renglón contable de las atenciones?
Metido en harina, Carlos Floriano, al que el PP ha hecho responsable de las campañas electorales del PP. Cosa que, para mí, revela que Rajoy está tan convencido de que ganará que puede permitirse el lujo. Floriano es un ejemplo de los riesgos, asumidos, de la libertad de expresión. No se calla el condenado ni bajo el agua. Y debe estar también tan seguro de la victoria del PP que ha dedicado parte de su tiempo a calcular que los griegos le deben a cada español unos 500 euros. La próxima vez que vaya a Atenas pasaré por Caja, a ver.
Desde luego, me parece bien que Rajoy quiera recuperar ese dinero porque aquí no sobra tras tantos años de fraude consentido, de saqueo de los dineros públicos y despilfarro de quienes de verdad han vivido por encima de sus posibilidades. Pero eso no quita para no advertir el tono y la actitud de Rajoy que es la del cobardón de la clase que se mete con el compañero más tímido e indefenso cuando se siente respaldado por los grandullones. Como tampoco quita para entender que Tsipras, que no se niega a pagar la deuda, intente excluir ese 30% que califica de “tóxico” y que se cabree Varoufakis ante el empeño de la canciller Merkel en defensa de los digamos intoxicadores para continuar con los eufemismos.
Grecia y la eurozona en el laberinto
Yo creo que Grecia poco o nada tiene que agradecerle a la UE. Me refiero, claro, a los griegos en su conjunto, que diría Bañez, no a las dos familias, con incrustaciones de familiajes, que han mangoneado aquel país después de la última guerra mundial que, a poco nos descuidemos, podría pasar a ser la penúltima.
La semana pasada les dije de un artículo de Tsipras de hace unos años. En él recordaba la anulación, en 1953, de la deuda de guerra alemana por los aliados, entre los que figuraba Grecia. Sin negar las virtudes del pueblo alemán, que ha hecho de su país la primera potencia europea, me parece evidente que algo ayudaría la generosidad de los aliados “estimulada” por los intereses geoestratégicos de Estados Unidos. Lo que obliga a recordar que el trato a los griegos no fue tan considerado como su precedente germano sino todo lo contrario.
Al acabar la segunda guerra, los británicos aún pretendían controlar el Mediterráneo con Grecia como llave. Pero los USA pronto dejaron claro que eso también era cosa suya y Londres tuvo que limitarse a desarrollar sus planes en Grecia por cuenta ajena. Según cuenta Josep Fontana, el peso mayor de la resistencia griega contra los nazis descansó en el Frente de Liberación Nacional (EAM) en que se encuadraban los comunistas que levantaron un ejército guerrillero (ELAS). Mientras, el rey Jorge II, que había patrocinado la dictadura de Ioannis Metaxas, convertida rápidamente en versión del Tercer Reich, permanecía en Londres; en lo que Georgios Papandreu formaba en El Cairo un Gobierno en el exilio, absolutamente ineficaz pero con el que colaboró el EAM, pues su lucha era ante todo por la liberación nacional. Cosa que acabó de demostrar en abril de 1945 al aceptar la desmovilización de la guerrilla, al no oponerse al desembarco de un fuerte contingente de soldados británicos y al no intentar ni de lejos hacerse con el poder, además de mostrarse dispuesto a colaborar con gobiernos de unidad nacional.
Pero para Churchill Grecia era territorio conquistado y ordenó a sus tropas que liquidaran cualquier manifestación izquierdista a sangre y fuego. Desencadenó, pues, el llamado “terror blanco” contra los partidarios del EAM y los ex guerrilleros comunistas con la estrecha colaboración de grupos armados griegos que habían colaborado con los nazis. El resultado fue la guerra civil en que los comunistas no lograron el apoyo de Stalin, que ni siquiera los recibió: era partidario de acabar con el levantamiento griego lo antes posible, como revelara Mijolan Djilas, escritor y político yugoslavo que en 1948 aconsejó a Tito romper con la URSS. Según Djilas, Stalin presionó a Yugoslavia para que negara la ayuda que le pedían los griegos.
En marzo de 1946 hubo elecciones, sin participación de las izquierdas, seguidas del referéndum que reinstauró la monarquía. Había entre 40.000 y 50.000 izquierdistas y otros miembros del EAM prisioneros en cárceles y campos de concentración de modo que tenían difícil ir a votar. Los combatientes de la resistencia fueron perseguidos mientras quienes habían colaborado con los nazis vivían libres tan ricamente dedicados a la caza del rojo y los no tan rojos a los que cargaban el dichete. No debe sorprender, por tanto, que ahora sea Aurora Dorada, que se proclama abiertamente nazi, el tercer partido más votado por los griegos; a pesar de que su cúpula estaba en la cárcel por írseles la mano con la dialéctica de los puños y las pistolas y tuvo que intervenir en los mítines de campaña por teléfono. Me río yo de guasap ése.
Churchill fue, sin duda, responsable de la guerra civil y también el primer mandatario de la posguerra que impuso a la fuerza un gobierno a un estado liberado del dominio nazi. No corresponde tal honor a Stalin, que se limitó a imitarlo: primero en Bulgaria y después en Rumania, aunque con menor derramamiento de sangre ya que en estos dos países no hubo guerra civil. Quien lo iba a decir de aquel Churchill que visitó Las Palmas en al menos dos ocasiones a bordo del yate de Aristóteles Onassis, griego como indica su propio nombre. Lo recuerdo como un anciano agradable del que no podía siquiera imaginarme que fuera tan bestia. Al menos lo suficiente para que la escrupulosa academia sueca le otorgara el Nobel de Literatura, no el de la Paz, que hubiera removido memorias inoportunas. Poco tiene que agradecerle Grecia a Europa, repito, salvo el poder oligárquico que ha prevalecido desde entonces.
Ahora toca al Eurogrupo. Acaba de decirle a Varoufakis, el ministro económico de Tsipras, que o acepta el programa de rescate en vigor o adiós muy buenas. Dado que la especialidad del ministro griego es el juego tipo poker, en que hasta pestañear puede revelar las cartas que llevas, no sé si van las dos partes de farol o qué. De momento los griegos han cedido ante el envite del Eurogrupo, el de las lentejas que las tomas o las dejas. Sin abandonar su promesa de sacar adelante el paquete de medidas sociales que prometió al electorado y a expensas de lo que salga de las negociaciones, que continuarán. Si no fuera tan dramática la situación, sería entretenido seguir la partida que se traen. Los griegos, con sus peros al montante de la deuda y a los plazos señalados para devolverla, juegan con el convencimiento no confesado del Eurogrupo de que en las actuales condiciones es impagable. Una buena baza es que los miembros de la troika, de la que Atenas no quiere saber nada, medio han reconocido ya que se les fue la mano de la austeridad que ha provocado un amplio rechazo popular en Europa; en unos sitios más que en otros. Si de algo ha servido la crisis es para poner de manifiesto la crueldad deshumanizada del neoliberalismo, la peor cara del capitalismo y la estupidez de los que se empeñan en darle los votos. La de los de abajo porque los de arriba no participan de esa estupidez. Esto ha hecho que no sean pocos los representantes de países, incluso en el Eurogrupo, que sin dejar de exigir a los griegos que se retraten y comprometan en los términos de sus acuerdos con todos los acreedores, muestran cierto grado de comprensión y hasta de simpatía por su actitud. No toda la derecha es tan cafre y liberales conozco que abominan de los neos.
En esa línea, París y Roma han aprovechado para solicitar un cambio de rumbo en la política económica de la UE y Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, acaba de admitir que se ha pecado al humillar durante la gestión de los rescates a Grecia, a Portugal y a menudo en Irlanda. Y ya metido en faena señaló la poca legitimidad de la troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional) y anunció su revisión “cuando llegue el momento adecuado”.
El jueves pasado, apurando el plazo de entrega de estos sueltos más o menos agavillados, Grecia envió al Eurogrupo un documento titulado Acuerdo master para facilitar asistencia financiera pidiendo una prórroga de seis meses a las ayudas que expiran el 28 de febrero. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, lo rechazó de inmediato, aunque trascendiera que contenía concesiones como la promesa de cumplir escrupulosamente los pagos a los acreedores, reconocer el actual programa como base del acuerdo de prórroga de la asistencia financiera, además de aceptar que lo acordado sea revisado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario, los tres integrantes de la troika, por separado.
No está tan sola Grecia, como digo, por muy difícil que lo tenga. Con mayor o menor decisión se comprende la postura del Gobierno griego al tiempo que se le exige que cumpla sus compromisos y de que concrete sus ofertas. Cosa que Varoufakis ha hecho en paralelo a la propuesta de acuerdo del jueves pasado, en la que ve Juncker aspectos positivos que alivian el rechazo terminante del alemán; como si estuvieran en plan de policía bueno, policía malo. Los griegos se comprometen así a perseverar en las reformas, adoptar medidas contra la corrupción y la evasión fiscal y trazan varias líneas rojas: no a recortar pensiones, no a subir el IVA, no a los desahucios, no al programa de privatizaciones a toda leche impuesto por la troika, no a superávits fiscales irrealizables, etcétera.
Grecia está cogida porque antes del 28 de febrero hay acuerdo o dejará de llegarle dinero europeo. Se da por descontado que ese acuerdo se cerrará a tiempo porque si Tsipras se juega su credibilidad interior con las líneas rojas, la UE puede sufrir un descalabro si los griegos se salen de la fila y se van a montar a caballo con Putin. Así debe entenderlo Obama que no ha dudado en pedir a las dos partes que lleguen a un acuerdo que tenga en cuenta los sacrificios impuestos a los griegos. Se sabe de recientes visitas a Atenas de funcionario del Departamento del Tesoro y que John Kerry, secretario de Estado, se ha interesado ante Nikos Kotzias por las relaciones de Atenas y Moscú, que es donde les duele y me da a mí, no sé por qué, que Obama acabará bajando del burro a más de uno.
Me he extendido algo en este asunto porque, salvo sorpresas, según apunté, debe estar cerca del desenlace en el que todas las partes tratarán de quedar bien y puedan cantar ante los suyos aquello de fuerte paliza les dimos ellos a nosotros. No me sorprendería que saltara la noticia antes de la publicación de este trabajo y que coja mal sentado al Gobierno español, que ha apostado de forma temeraria por la leña al mono sin contemplaciones para espantar el fantasma de la coleta. Tal y como está hoy el mundo no faltan quienes se preguntan si no habrá comenzado ya la tercera guerra mundial. Una posibilidad que no se plantea abiertamente aunque motivos de preocupación hay y es necesario que Europa permanezca bien avenida. Lo que no será posible si siguen maltratando a los pueblos que la conforman dando nuevos argumentos a los grupos y partidos antieuropeístas. Hay en juego más de lo que puede parecer.
Canarias, lider barítimo
La otra noche, en la presentación del libro de entrevistas de Juan García Luján (De un tiempo, de un país es su título) se insistió en la necesidad de abordar los asuntos canarios en positivo. Cosas de la edad, no sé si me entienden. Aunque sea verdad que aquí nos pasamos de lloriqueos y una vez bien llorados quedamos a la espera del siguiente motivo de tribulación para derramar nuevas lágrimas. Un comportamiento que llamó a engaño a Soria y a la Repsol de sus entretelas a los que, sin duda, sorprendió el plante contra las prospecciones que acabó de desenmascarar a tan funesto personaje. Tan mansos como éramos y el disgusto que le dimos. Pero, en fin, la tesis central de los que intervinieron en la presentación me pareció lo bastante válida como para buscar cosas positivas y así me topé con la noticia de que Canarias es líder barítimo nacional, o sea, está a la cabeza de la creación de bares y restaurantes. Al menos en 2014 en que más que duplicamos la esmirriada media nacional de un 4,2% para arrojar un magnífico 8,6% lo que da, a los canarios y a los turistas, la posibilidad de templarse o pegarse el gran emboste a la vuelta de la esquina sin necesidad de mover el coche. Tuve un amigo que presumía en las Españas que aquí, en las islas, había un bar por cada cuatro casas de familia, lo que nunca pude comprobar porque estábamos de hecho en la etapa preestadística.
Lo malo es que no pude evitar leer en la misma página que la industria canaria ha caído un 19,6%, lo que ya es caer pues no puede decirse que tengamos esa gran industria. Deberían incluir los talleres de alfarería para escalar a un puesto más lucido en el ranking. Y si me apuran estoy por decir que no ha dejado de desaparecer desde que nos metieron en Europa, sin contar la forma en que el Soria ya mentado le cerró el paso a la de las energías renovables para darle de patadas a Paulino Rivero en los honorables traseros isleños. Habrá que esperar a que a las multinacionales se les abra el apetito y el hoy ministro sea solo un mal recuerdo.
Por si fuera poco y sin salir de la página me entero de que la cuota de capturas de atún rojo en el caladero canario será de 34 toneladas, con lo que quedó inaugurada la temporada de lloros. Ni qué decir tiene que de nada servirán, que es noticia de un día hasta el reparto de la próxima cuota en que volveremos a los lloros.
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Yo no sé a ustedes, pero a mí me tienen hasta el gorro los follones de los socialistas. No tanto por ellos sino por lo que representan como alternativa light al PP. Preocupan de tanto que les atrae el abismo al que se aproximan cada vez con mayor temeridad.
No me interesan en principio las razones de Pedro Sánchez para defenestrar a Tomás Gómez. Dicen todos que no es por deshonestidad y se dan casos de doble militancia, como el de Antonio Carmona, candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid, que aprecian tanto al uno como al otro. Tiene el corazón partío, pues. La bronca ha alcanzado niveles notables y se ha extendido a Canarias con el caso de Casimiro Curbelo en el que no entraré pues la pregunta no es por qué lo echan sino la razón de que lo hayan mantenido tanto tiempo. Una pregunta retórica ya que nadie ignora que se debió a su tirón electoral. Lo que, en principio, es legítimo si no fuera por lo mucho que tiene que ver con el clientelismo. Algo que no puede permitirse un partido que se proclama socialista para no verse en situaciones como la que atraviesa hoy y que invita a una nueva pregunta: ¿Habría actuado la dirección socialista contra Curbelo como lo ha hecho de no darse el actual estado de efervescencia social en que la irrupción de nuevas fuerzas le obliga a hacer ahora lo que tenía que haber hecho ya mucho antes?