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Fariseos, ‘Lalandismo’, Idus de marzo y Gustavito

Y Febrero, ese mes tan pobre que suspira por los años bisiestos, mutó en Marzo, que entró en el calendario como un elefante en una cacharrería sin que lo advirtieran el rey emérito y su rifle con mira telescópica de Swarovsky. Así que quedan escasos días para enfrentarnos con los Idus y con las advertencias de Sheakespeare al respecto. El volcán Etna ha estado en vanguardia para acercarnos una vez más a la rotunda belleza de la Naturaleza, aún cuando muestra sus colmillos más desgarradores. También al embrujo de la cinematografía. Escuchar el nombre de la montaña de fuego más viva de Europa enseguida me embarca en la nave de la nostalgia hasta Stromboli, terra di Dio, una de las señas de identidad del neorrealismo italiano, fuertemente significada por la relación entre el director, Roberto Rosellini, y la actriz protagonista, Ingrid Bergman, amor tan apasionado que entonces sembró un brutal escándalo, ya que Ingrid estaba casada con el médico Peter Lindstrom. Eso ocurrió en 1950, ocho años después de que la preciosa sueca visitara el Rick’s Café en Casablanca. Curiosamente, tras divorciarse, Rosellini y Bergman se casaron en México, cuando aún no se había construido el muro que trae al personal por el camino de la amargura.

Si el tiempo no se detiene, que son los hombres los que se marchan nadie sabe a dónde, tras los Idus, y si las organizaciones ultrafariseas y demás menesterosos mentales no lo impiden, asistiremos al nacimiento tout ensemble de la Primavera y Germinal. Son tiempos de cambio, confusión y hasta caos en todas las parcelas del respirar. Los opuestos conviven, conmueren y hay refriegas en el barro de la intolerancia para disfrute de las masas escandalizadas. Unas por lo uno. Otras por lo otro. Ya saben todo acerca de la alegoría Drag y la mutación mariana a la crucifixión, así que, mientras la Fiscalía decide si crucifica también a Borja – potencial profesor de Religión. ¡Qué cosas! -, los Idus de Marzo, relevantes porque el 15 de ese mes, Martius para los romanos, lo dedicaban a Marte, Dios de la Guerra, volverán un año más a mirarnos a la cara. Acostumbrados como estamos a las puñaladas más infames en el seno de los partidos que rigen y dirigen la res publica monárquica con el dinero público, es mucho más hermoso mirar al pasado que detener los verbos en un presente ausente de todo, excepto de las lacras más obscenas y patéticas. Hasta Carpe Diem ha dejado de significar lo que debiera significar. Su traducción correcta ahora debe ser: “Vale todo”.

El asesinato de Julio César

El historiador griego Plutarco insiste en que los Idus del comienzo de la Primavera eran coyunturas de buenas noticias hasta que el asesinato de Julio César – 15 de Marzo del año 44 a.C. – cambió las tornas. Luego Sheakespeare reforzaría el aroma dramático de esa jornada con su tragedia sobre los últimos momentos del general y político romano. Plutarco narra que un adivino alertó a César de que se estaba forjando una conspiración para acabar con su vida. Textualmente, el historiador comenta: “Lo más extraordinario es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los Idus de marzo. Ese día, cuando Julio César se dirigía al Senado, llamó al vidente y riendo le dijo: ”Los Idus de marzo ya han llegado“, a lo que el vidente contestó compasivamente: ”Sí, pero aún no han acabado“. Muchos siglos más tarde, a finales del XVI, Shakespeare pronunció ya para siempre su célebre frase ”¡Beware of the Ides of March!“.

La Historia señala que el gran militar, que dos años antes de su muerte y después de volver a Roma, había celebrado fastuosamente sus victorias en las Galias, Egipto, el Ponto y otros lugares de África – recorrió la ciudad montado en una cuádriga y vestido con un manto púrpura bordado en oro – fue asesinado tras un plan elaborado por Cayo Casio, Marco Junio Bruto y Décimo Junio, liderando un grupo de más de sesenta personas llamado Los Libertadores, quienes materializaron su funesto magnicidio durante los Idus de marzo, cuando César se hallaba junto a la estatua de Pompeyo. Engaños de la memoria, lagunas del acontecer, aunque todo el mundo piensa que fue Bruto quién lo asesinó, al parecer lo cierto es que fue el último en clavarle la daga. El general recibió múltiples puñaladas y, finalmente, al ver a Bruto cuando se disponía a ensartarlo, pronunció una frase de esas que quedan para la eternidad: “Tu quoque fili mi”. Esas palabras han quedado como la expresión más paradigmática y descarnada de la traición. Hay quién sostiene que César las pronunció en latín, mientras que otros dicen que lo hizo en griego. El historiador Gaius Suetonius Tranquillus manifiesta que Los Libertadores, nombre que se dieron siguiendo el ejemplo de los tiranicidas de la antigua Grecia, eligieron los Idus de marzo para acabar con la vida de Julio César en la Curia del Teatro de Pompeyo, en el Campo de Marte, donde el Senado celebraba sus sesiones. Tilio Cimbro y Servilio Casca le asestaron los primeros golpes, a los que siguieron 23 puñaladas. Ayer quedé muy sorprendido al leer – cosas de los libros – que “El complejo arqueológico que alberga el lugar exacto donde César cayó muerto fue descubierto a finales de los años veinte, durante el gobierno de Mussolini, y desde entonces ha servido de refugio para una gran parte de los gatos callejeros de Roma”. El reverso del mundo de la gloria.

La crucifixión de Cristo...y de la drag Sethlas

Ávida de escándalo, una sociedad que vive inmersa en una terrorífica huida hacia delante, tiene que sacarle jugo a las noticias. De tal modo que llega un momento en que se abren las alcantarillas y aparecen hasta sociedades secretas financiadas por los próceres más caducos y mezquinos. Esa resaca de las noticias jamás me ha interesado, aunque entiendo que el contribuyente y el votante deben estar informados acerca de los dolores de cabeza y del cauce que sigue el río. La hipocresía ha encontrado una víctima propiciatoria y quieren ver correr la sangre tras la Gala Drag más famosa y que, en alguna medida y sin saber nada del asunto, ya adelantara Gardel: “Que 20 años no es nada” … y lo que queda. Tras el espectáculo de la crucifixión, ahora hay que crucificar a alguien. Espero que la Justicia saque del templo a latigazos a esos mercaderes de la maledicencia orquestada. Espero, pero lo dudo. Por dos razones: por las servidumbres de una Justicia sin independencia y porque la duda es el método de aquel que aspira al saber.

Estoy muy contento de haber estudiado Historia Sagrada. Ni me ha ocasionado traumas de ningún tipo ni me ha hecho un meapilas al uso. Al contrario, sé quién fue Gedeón, mientras la gran mayoría de las gentes piensa que es un gran jugador etíope traspasado a la Juventus por parte del Sao Paulo. Al efecto, recuerdo una vergonzante encuesta televisiva y callejera llevada a cabo entre jóvenes – universitarios incluidos – cuando murió Adolfo Suárez. Prácticamente nadie sabía quién fue aquel que inauguró esta dictadura corrupta de partidos que llaman Régimen del 78, del que piensan y dicen es una democracia. El caso es que siempre me pregunté cómo debió ser, en su vertiente más terrible, la subida al Golghota y la crucifixión de Jesús, horrorosa adversidad que sufrió como hombre sujeto a las grandes debilidades de los hombres. Enamorado del expresionismo cinematográfico alemán, una noche descubrí un vídeo tremendamente impactante que, aunque actual, recogía el lenguaje de ese movimiento. Recomiendo verlo sin sonido, ya que la canción que lo acompaña es de una puerilidad insoportable. El caso es que, como tantas veces, abandoné los escritos religiosos, después de leerlos, para acercarme a la ciencia, a la medicina, en busca, en esta ocasión, de las profundidades más espantosas del sufrimiento. Después de que hube conocido la destrucción de las funciones que hacen posible la vida, me permito inferir que, en cierta manera, Jesús murió como mueren los toros de lidia en la plaza. Con la misma e intensa agonía. Mucho más allá del dolor y muy cerca de la tortura más atroz. Guantánamo es un paraíso.

¿Cómo se muere crucificado?

Sudar sangre.- Los Evangelios dicen que Jesús comenzó a sudar sangre cuando estaba orando en el monte de los Olivos, concretamente en el jardín del Getsemaní. Esto no es un lenguaje poético sino una condición médica llamada hematidrosis. No es muy común pero puede darse cuando hay un alto grado de sufrimiento psicológico. Lo que sucede es que la ansiedad severa provoca la secreción de elementos químicos que rompen los vasos capilares en las glándulas sudoríficas. Como resultado, hay una pequeña cantidad de sangrado en las glándulas y el sudor emana mezclado con sangre. No es mucha sangre sino una cantidad muy pequeña. Esto provocó que la piel quedara extremadamente frágil de modo que cuando Jesús fue flagelado por el soldado romano al día siguiente, su piel ya estaba muy sensible.

La flagelación.- Las flagelaciones eran conocidas por ser terriblemente brutales. Generalmente consistían en treinta y nueve latigazos. El soldado usaba un látigo con tiras de cuero trenzado con bolas de metal entretejidas. Cuando el látigo golpeaba la carne, esas bolas provocaban moretones o contusiones, los cuales se abrían con los demás golpes. Y el látigo también tenía pedazos de hueso afilados que cortaban la carne severamente. La espalda quedaba tan desgarrada, que la columna vertebral a veces terminaba expuesta debido a los cortes tan profundos. Los latigazos iban desde los hombros pasando por la espalda, las nalgas, y las piernas. Mientras continuaba la flagelación, las laceraciones rasgaban hasta los músculos y producían jirones temblorosos de carne sangrante. Las venas de la víctima quedaban al descubierto y los mismos músculos, tendones y las entrañas quedaban abiertos. La víctima podía experimentar un dolor tan grande que le llevase a una conmoción hipovulémica. Esto causa 4 efectos:

  • 1. El corazón se acelera para tratar de bombear sangre que no existe.
  • 2. Baja la presión sanguínea, lo que provoca un desmayo o colapso.
  • 3. Los riñones dejan de producir orina para mantener el volumen restante.
  • 4. La persona comienza a sentirse sedienta porque el cuerpo ansía fluidos para reponer el volumen de sangre perdido.

Ascensión al Gólghota.- Jesús se encontraba en condición hipovólemica mientras ascendía por el camino hacia el lugar de la ejecución en el Calvario llevando el madero horizontal de la cruz. Finalmente, se desplomó y un soldado romano ordenó a Simón El Cireneo que llevara el gran peso por él. Luego Jesús dice “Tengo sed” y en ese momento se le ofrece un trago de vinagre.

La crucifixión.- La muerte de Jesús fue todavía peor que la crucifixión común. No a todos los condenados los clavaban a la cruz. Muchos eran amarrados. A Jesús lo acostaron y clavaron sus manos en posición abierta en el madero horizontal. Esta viga se llamaba patibulum y en ese momento estaba separado del madero vertical, que permanecía entroncado en el suelo de forma permanente. Los clavos que los romanos usaban eran de trece a dieciocho centímetros de largo, afilados hasta terminar en una punta aguda. Se clavaban en las muñecas. El clavo atravesaba el nervio mediano. Ese es el nervio mayor que sale de la mano y quedaba triturado por la incisión que lo martillaba. Este dolor es similar al que uno siente cuando se golpea accidentalmente el codo y se da en ese peculiar hueso (en el nervio llamado cúbito). El nervio quedó triturado. Al tener las muñecas clavadas, todos los músculos de la espalda quedaron forzados en extremo para poder respirar.

Dolor Excruciante.- El dolor era tan insoportable que literalmente no existían palabras para describirlo. Se tuvo que inventar una nueva palabra: excruciante (que significa “de la cruz”) para describirlo.

Colgado en la cruz.- Cuando Jesús fue alzado para unir el madero con el poste vertical se procedió a clavarle los pies. Nuevamente los nervios de los pies fueron triturados y eso debió haberle causado un dolor similar al de las muñecas. Al momento de estar en posición vertical sus brazos se estiraron intensamente, probablemente 15 centímetros de largo y ambos hombros debieron haberse dislocado. Una vez que la persona cuelga en posición vertical, la crucifixión es una muerte lenta y agonizante por asfixia. Jesús aguantó esa situación por poco más de 3 horas.

La muerte.- A medida que la persona reduce el ritmo respiratorio, entra en lo que se denomina acidosis respiratoria: el dióxido de carbono de la sangre se disuelve como ácido carbónico lo cual provoca la acidez de la sangre. Finalmente eso lleva a un pulso irregular. De hecho al sentir que su corazón latía en forma errática, Jesús se habría dado cuenta de que estaba a punto de morir, y es entonces cuando pudo decir: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” y luego murió de un paro cardiaco. Incluso antes de morir, la conmoción hipovolémica debió haber causado un ritmo cardíaco acelerado que contribuyó al paro vascular, lo cual dio por resultado la acumulación de fluido en la membrana que rodea al corazón llamada efusión pericárdica, al igual que alrededor de los pulmones, llamada efusión pleural.

El sexo, no…los sexos y las incógnitas

El sexo, no…los sexos y las incógnitasSi la Gala Drag y sus repercusiones me llevó a preguntas de juventud sobre la crucifixión y, más allá, en cuanto a la religión como generadora de violencia en vez de perdón, también he querido huir tanto en el pensamiento como en el texto del maniqueísmo más absurdo. Así que, pesado y exigente conmigo mismo como nunca o como siempre, acudí una vez más al saber más cercano al intelecto y más alejado de las vísceras. Al saber sin lacras ideológicas fruto del borreguismo más estúpido. Todo el mundo sabe o debería saber que las reacciones, tras la actuación de la Drag Sethlas, no esconden fundamentalmente una preocupación religiosa. No. Esconden el odio a la libertad sexual, aún cuando la Iglesia no puede tirar la primera piedra. Han sido los esbirros de la intolerancia quienes han abandonado sus cuevas para salir al sol en busca de publicidad y captación de nuevos descerebrados sin alma. Por ello, me tomé la molestia, que considero obligación, de poner negro sobre píxeles blancos una realidad clínica, psicológica, que se esconde con premeditación y alevosía.

Canarias importa el ‘Lalandismo’

Tremendas semanas las pasadas, que no hay folio ni pantalla que las soporte. Pero bueno, la cuestión es que, tras el revoltijo en los Oscar y el enfrentamiento finalmente hermanado entre el lalandismo y la luz de la luna, con ridículo incluido de la consultora Price Waterhouse Coopers (PwC), me veo sorprendido – conozco perfectamente los índices socioeconómicos de Canarias – con una idea a la altura de las mejores iniciativas, casi siempre derivadas de aquel famoso estribillo: Canarias, puente entre tres continentes, lírica piedra lunar …, como la importación del turismo islandés, el norteamericano desmuralizado, la consolidación archipielágica como exportadora de tecnología al ritmo de Sillicon Valley, la destrucción ya absoluta del paisaje para mondar los últimos huesos de la industria turística, la reconstrucción de una Sanidad que no está sana, la plataforma de paz de cara al contencioso del Sahara … y lo que te rondaré morena; decía que me he quedado anonadado de nones y no pares con ese ansia de creación altruista de una Consejería de la Felicidad en el Cabildo de Gran Canaria. Lo extraño es que esa consejería, lanzada a los vientos y a tomar viento por Miguel Ángel Rodríguez, miembro de Podemos que no se sabe si va a poder, pueda surgir como un géiser de un desencuentro político que ha acabado con el pacto entre la primera, la segunda y la tercera partes contratantes. Es decir que, Sí se puede pero, a lo peor, no es posible que se pueda.

Esa Consejería de la Felicidad – opinión personal – muestra el nivel al que el personal se mueve y pone de manifiesto, no sólo la carencia de lenguaje y pensamiento sino el más absoluto desconocimiento de lo que algunos se traen entre manos o quisieran llevarse a las manos, que no sé. Para mi ese buenismo astronómico lewiscarrolliano no es más que la rauda importación a estas islas del lalandismo, fenómeno USA que llega de la ficción para construir una realidad apartada de la realidad real. El lalandismo, al que Alfredo ya hizo una aproximación con el landismo en aquellas películas en que España se abría al turismo y las turistas presuntamente se abrían de piernas, no es otra cosa que una Love Story millennial donde el sueño es guay y no sé si amar significa no tener que decir nunca “lo siento”. ¿Cuanto tiempo durará? ¿Puede el amor ser medido por las horas del día? No tengo respuestas ahora. Pero esto es lo que puedo decir. Se que la necesitaré. Hasta que esta canción se consuma. El lalandismo, por otro lado y que se sepa, nada tiene que ver con Más, Puigdemont y Junqueras en lo que a la secesión de Catalunya se refiere, aunque Serrat se negara a cantar parecido estribillo en español y hubiera que abanderar y apatriar el tema convocando a Massiel y su espantosa minifalda ad hoc para que la Legión y la Acorazada Brunete no se alzasen en armas. Tremebundo.

Epílogo

Si me atuviera a lo que señala la Real Academia de la Lengua, en el epílogo debería hacer una especie de corolario, conclusión, deducción, resumen, recapitulación del discurso expuesto previamente. Sin embargo, aunque respeto absolutamente la lengua, dado que en la institución hay un sillón en el que se sienta Cebrián y otro donde lo hace Ansón, tengo cierta tendencia a hacer del final de un texto lo que me de la gana. Epílogo viene, como casi todo, includos los recortes y las amenazas del FMI, del griego, pasando por el latín. Epi significa sobre y logo o logos, palabra, discurso, disertación. Así que hoy solamente cogeré Epi – Blas que descanse – para formar una palabra de curso ilegal y salirme con la mía, añadiendo jelo del griego antiguo que es lo mismo que gelum, del latín. El término significa hielo. Mi vocablo queda entonces de esta manera: Epigelum. Sobre el hielo. Porque a lo que me voy a referir, aunque en principio no tenga línea directa con lo señalado anteriormente, sí tiene una extrapolación en el terreno de las ideas si uno es capaz de romper con las líneas del pensamiento más simplón. Quiero que la punta de ese iceberg sobre aguas turbulentas, como el puente de Simón y Garfunkel, esté formada por tres noticias que días atrás me impactaron especialmente. Fue Gustavito un hipopótamo muy querido por las gentes, que vivía al estilo de Schrek en una ciénaga o alberca de la basura de zoológico que tienen en San Salvador, capital de El Salvador, considerado uno de los países más sangrientos del planeta Tierra (De acuerdo con la información del director de la Policía, Howard Cotto, en los cuatro primeros meses de 2016 se cometieron 2.460 asesinatos, lo que equivale a una tasa de 38,43 por cada 100.000 habitantes). Hace no demasiados días, digo, Gustavito apareció cadáver y las autoridades informaron que una banda de vándalos lo había matado a pedradas, cuchilladas y con un picador de hielo. En el país se montó la marimorena – era una señora de carácter que tenía una taberna en Madrid a finales del S. XVII – ya que el nombre de Gustavito le fue puesto al animal tras votación popular y era como uno más de la familia. Sin embargo, días después, los responsables políticos dijeron que el hipopótamo no tenía señales de haber sido acuchillado y que su muerte se debió a una hemorragia pulmonar. “La necropsia dice que no se observa penetración en la piel por objeto cortopunzante. La piel de este animal es de 2,5 centímetros de grosor, y es muy difícil que la puedan penetrar con un picahielo, como se dijo en un primer momento”, explicó el fiscal Mario Salazar. Aunque la polémica sigue viva, al parecer el deceso del pobre animal se debió a la negligencia humana y los cuidadores le echaron el muerto de 1.500 kilos a una banda fantasma. A Gustavito, me temo, no le daban ni agua. Lo arrancaron de África para que viviera en un vertedero. ¡Miserables!

La siguiente noticia también tiene ese toque especial que los denominados seres humanos suelen dar a las cosas que hacen. El título decía: “Arkansas ejecutará a 8 presos en 10 días para evitar que caduque un componente de la inyección letal”. No haré comentarios. La carnicería será en abril.

Finalmente, en este trío informativo en el que no están Tavío ni Bento ni Cardona, he decidido referirme a Eros, para cerrar el círculo temático que comencé folios atrás. Acaba de abrir en Barcelona el primer prostíbulo de muñecas de silicona, iniciándose así en España la robotización sexual. Esas meretrices son maniquíes ultra realistas que adoptan las curvas de una mujer, su pelo e incluso su piel intenta ser igual de suave. Fabricar cada una de ellas cuesta 6.000 euros. Acostarse con ellas, entre 90 y 120 euros. Y, aunque en el PP no funcionan los tríos, en este burdel también se pueden hacer. Dicen los que han montado el chiringuito que todos los encuentros sexuales deberán llevarse a cabo y no a golfo “con protección”, cosa difícil de lograr y asegurar si no se instalan cámaras, digo yo. A ver quién le pone el cascabel al gato … digo, el condón. Asimismo, han señalado que, una vez consumado el fornicio entre carne y plástico o lo que sea eso, “los encargados del prostíbulo limpiarán la muñeca con una pistola de agua a presión y jabón”. De momento, no hay muchas de estas hembras robóticas a disposición del público, con lo que no sería extraño que se presentara en el local un elegante caballero y quisiera copular con Katy, una rubia de 1.70 de altura, y el recepcionista le contestara: “Un momento señor, que la están desinfectando”.

Primavera, es obvio, se presenta caliente. No sé qué pensará Antonio Lucio Vivaldi.

Y Febrero, ese mes tan pobre que suspira por los años bisiestos, mutó en Marzo, que entró en el calendario como un elefante en una cacharrería sin que lo advirtieran el rey emérito y su rifle con mira telescópica de Swarovsky. Así que quedan escasos días para enfrentarnos con los Idus y con las advertencias de Sheakespeare al respecto. El volcán Etna ha estado en vanguardia para acercarnos una vez más a la rotunda belleza de la Naturaleza, aún cuando muestra sus colmillos más desgarradores. También al embrujo de la cinematografía. Escuchar el nombre de la montaña de fuego más viva de Europa enseguida me embarca en la nave de la nostalgia hasta Stromboli, terra di Dio, una de las señas de identidad del neorrealismo italiano, fuertemente significada por la relación entre el director, Roberto Rosellini, y la actriz protagonista, Ingrid Bergman, amor tan apasionado que entonces sembró un brutal escándalo, ya que Ingrid estaba casada con el médico Peter Lindstrom. Eso ocurrió en 1950, ocho años después de que la preciosa sueca visitara el Rick’s Café en Casablanca. Curiosamente, tras divorciarse, Rosellini y Bergman se casaron en México, cuando aún no se había construido el muro que trae al personal por el camino de la amargura.