En los años 20, la exportación frutera empleando el pescante hermigüense había cubierto las expectativas primigenias. Así, en la segunda mitad de dicho decenio, la Sociedad La Unión decidía acometer un nuevo proyecto de pescante, mucho mayor que el anterior, con cuatro monolitos de piedra basáltica y hormigonado. La pérdida ganancial de los cultivos y las crisis económicas durante esta década hicieron mella en la idea, por lo que se acordó abandonarla. En opinión de Hernández Fagundo se pretendía construir dos prismas más, por lo que podría sostener un entramado férreo de brazo metálico de 150 metros, cuatro veces mayor que el primer pescante. Por visibilidad y contundencia formal se asocia patrimonialmente su valor estético, que siguen actualmente alineados “como fieles y mudos testigos de una quimera” como la Dra. Gloria Díaz ha sugerido. Arturo Navarro Grau comenta en 1936 que en Hermigua “Su servicio portuario se verifica por medio de una potente grúa llamada ”Pescante“, que presta toda clase de garantías y se utiliza en las ocasiones de inquietud de sus norteños mares” .