El municipio de Hermigua tiene el perímetro de costa más corto de todos los municipios gomeros: poco más de 8 kilómetros (datos del ISTAC). Desde un punto de vista histórico, su costa podríamos dividirla en cuatro zonas bien diferenciadas, cuatro áreas costeras que han sido utilizadas por los habitantes de Hermigua para solucionar el problema de la incomunicación que sufrió este pueblo con el exterior hasta la aparición de las primeras carreteras en la isla:
1. La Playa de La Caleta. “La Ensenada o Playa del Azúcar” es como se denominaba durante la Edad Moderna y a hasta finales del siglo XIX a la Playa de La Caleta. Se encuentra a unos dos kilómetros del valle de Hermigua. Será el lugar de salida escogido durante la etapa moderna para exportar azúcar, vinos, maderas, etc. Tuvo una gran importancia durante la época en que los ingenios azucareros funcionaron en el valle, sobre todo durante el siglo XVI; tanto es así que el nombre que se le dio “Playa del Azúcar” se debió a que era el principal punto de exportación del azúcar de Hermigua.
2. El Muelle de Lorenzo. En la segunda mitad del siglo XIX en Hermigua se comienza a desarrollar la producción del tomate y del plátano, ayudado por el interés de varias empresas extranjeras en la comercialización de estos productos. Una de ellas fue la firma comercial Fyffes Limited que construirá un camino desde La Caleta hasta los lugares denominados Agua Dulce y Aguamache donde se intentarán construir en principio dos pequeños embarcaderos; finalmente sólo se erigirá uno de ellos a partir de 1903, el cual se le conocerá con el nombre de “Muelle de Lorenzo”. Debido a su difícil acceso, este embarcadero facilitó, pero no solucionó definitivamente el problema de la incomunicación. Hoy en día podemos ver sobre el mismo muelle las ruinas de un antiguo cuarto que servía de oficina para la empresa Fyffes y los restos del antiguo embarcadero de Lorenzo. El camino de acceso al muelle ha sido acondicionado hace unos años.
3. La Playa de Santa Catalina. A pesar de contar Hermigua con una extensa playa y de ser utilizada en muchas ocasiones para la exportación, ésta nunca enmendó tampoco el histórico problema de la incomunicación del municipio con el exterior debido a sus corrientes marinas, a su poca profundidad y a “sus peligrosos bancos de arena”, como bien señalara Viera y Clavijo en su obra La Historia general De Las Islas De Canaria. En las cercanías de su playa se erigió quizás una de las construcciones religiosas más antiguas del valle: la ermita de Santa Catalina. En sus inmediaciones en 1481 fue asesinado Juan Rejón, conquistador de Gran Canaria, a manos de unos hombres enviados por Hernán Peraza, Señor de la isla. Esta playa fue la entrada también de incursiones extranjeras, como la de los moros, quienes quemaron la ermita de Santa Catalina y cortaron la cabeza de esa imagen religiosa, según Viera y Clavijo.
4. El Pescante. Cerca de la playa y antes de la Punta de Hermigua o de Gabiña encontramos El Peñón, hoy zona de recreo y de baño pero que antaño tuvo mucha historia. La solución definitiva para dar salida a la producción del valle tendrá lugar en el siglo XX con el Pescante de Hermigua levantado en este lugar. Será construido de forma clandestina en 1907, terminado en 1908 e inaugurado en mayo de 1909. Fue patrocinado por la “Sociedad La Unión” constituida por grandes propietarios del valle e inmigrantes retornados de Cuba, y financiado por varias firmas extranjeras (como por ejemplo Fyffes Limited) interesadas en la comercialización del plátano en pleno auge por aquella época. Su máquina era de vapor y con posterioridad se añadiría una cinta transportadora que bordeando toda la bahía, desde El Peñón hasta la playa, permitía una carga y descarga más ágil de las embarcaciones. A finales de los años veinte, ante la buena perspectiva que venían tomando los precios del plátano, “La Sociedad la Unión” comenzaría a construir un segundo pescante en La Baja de Los Claveles, el cual nunca se llegó a concluir por culpa de la grave crisis económica que afectó duramente a Hermigua durante los años treinta. El Pescante ejerció una notable influencia en la vida económica y social del municipio, constituyéndose en el principal foco económico del valle. En 1943 se terminó la carretera que une actualmente San Sebastián con Hermigua: fue el principio del fin del Pescante que con la posterior conclusión del muelle de San Sebastián caería en desuso y se abandonaría.
A lo largo de más de cinco siglos los habitantes de Hermigua han sabido encontrar soluciones a la exportación de sus productos, empezando con el azúcar y terminando con el plátano, a pesar de las duras condiciones orográficas que presentaba su costa, así como también a las características que ofrecía el mar del norte caracterizado por fuertes corrientes y mucho oleaje durante gran parte del año.