El equilibrio para el éxito profesional podría constatarse como la suma de la educación, el respeto, la amabilidad y el buen hacer; y de ser así, sin duda, el Gran Hotel Budapest se lo debe a un hombre...
Sinopsis: Una valiosa pintura renacentista ha sido robada en el Gran Hotel Budapest. Su recuperación se convierte en el gran objetivo del conserje Gustave H. y su protegido. A la vez, una disputa por una fortuna enfrenta a los miembros de una familia, sin que ninguno tenga la intención de ceder en su empeño...
Escrita y dirigida por Wes Anderson (Los Tenenbaums, Life Aquatic, Moonrise Kingdom) nos llega esta extraña y grandiosa comedia “negricolorida”, con múltiples referencias históricas en medio de un mundo casi surrealista. El guión, imaginativo, original y embaucador de la atención, no está pensado para espectadores “vagos”, sino más bien para personas con inquietud, curiosas y expectantes.
Respecto a la dirección, teniendo en cuenta el numeroso (y grandioso) elenco que pasa por delante del objetivo de la cámara, inmejorable. A ello sumar el espectáculo visual de los decorados, la luz y la brillantez que ilustran este film, que pareciera una cromoterapia que hace salir al espectador de la sala con sensación de positividad, a la par que también de cierta extrañeza (inevitable en un film de Wes Anderson).
El elenco, además de numeroso, genial. Encontramos tantos nombres conocidos y con buenas interpretaciones (incluso las más breves), que resulta imposible hablar de todos ellos. Por ello, destacaremos aquellos que más presencia tienen en la trama, comenzando por un genial Ralph Fiennes (El paciente inglés, Harry Potter, El jardinero fiel...) como “Gustave H.”, a quien no se puede sino respetar y admirar; acompañado por el casi novel Tony Revolori (El juego perfecto) interpretando a “Zero” y soportando brillantemente gran parte del peso interpretativo de la historia.
Entre algunos de los habituales colaboradores de Anderson, Edward Norton (Moonrise Kingdom, El club de la lucha, El reino de los cielos...), Tilda Swinton (Quemar después de leer, Las crónicas de Narnia, etc.) o Bill Murray (Life Aquatic, Bienvenidos a Zombieland...); y con ellos un larguísimo etcétera de nombres tan dispares como Willem Dafoe, Adrien Brody, Owen Wilson, Jeff Goldblum, Jude Law, F. Murray Abraham...
Musicalmente no podemos sino elogiar el trabajo de Alexander Desplat (El curioso caso de Benjamin Button, El discurso del rey, El árbol de la vida...), que rozando lo satírico, dentro de lo que engloba esta extraña comedia, está perfectamente ambientada en lo que podría ser la música folclórica de “Zubrowka” (el lugar donde supuestamente se ubica el hotel), recurriendo para ello a canciones de origen ruso y suizo, además de la incidental creada específicamente para el film. Un gran trabajo, sin duda.
Literalmente (y por propia experiencia) se podría estar horas, incluso días, hablando de esta película. Por ello, creo que mejor será invitarle a que la vea usted mismo, y se adentre en el “esperpéntico” mundo de Wes Anderson.
Yo ya tengo otra reserva hecha en El Gran Hotel Budapest; así que igual coincidimos en el comedor o en la recepción...
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