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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Y Curbelo se hizo con Las Nieves

Ahí estaba. Gorra blanca con el logo de ASG. Camisa de manga corta. Pantalón de pinzas. Zapatos oscuros. Gafas oscuras. Curbelo salió a la tarima con la sonrisa de oreja a oreja. Lo primero que hizo durante su intervención este viernes en Las Nieves, ante los suyos, ante una suerte de feligresía política, fue decirles que sacaran sus móviles e hicieran fotos para que todos vieran que el acto había resultado un éxito. Y en parte no le faltó razón. Allí había gente, mucha. Más de la que yo creo que hasta él esperaba. Y eso que se oía el run-run de que si podían despejar aquella concentración o si la policía actuaría y disuadiría el acto. No pasó nada. Subió, sonrió. Hizo el signo de la victoria. Y comenzó su intervención sabiendo que a unas decenas de kilómetros estaba su expartido celebrando un acto al que trajeron a la plana mayor del socialismo canario, candidatos incluidos. Supongo que aquello, aunque sonó a victoria, hubo de ser un trago amargo. Como las parejas que se divorcian tras años de convivencia y acaban en los tribunales. Bueno, hablando de tribunales, vaya declaraciones que soltó un candidato socialista este viernes en la Villa. Pero eso da para otra destiladera. Que hacía mucho calor y la paella se recalentaba. Y el vino también (no faltó en ninguno de los dos ambientes, el rústico y el urbano).

Ahí estaba. Gorra blanca con el logo de ASG. Camisa de manga corta. Pantalón de pinzas. Zapatos oscuros. Gafas oscuras. Curbelo salió a la tarima con la sonrisa de oreja a oreja. Lo primero que hizo durante su intervención este viernes en Las Nieves, ante los suyos, ante una suerte de feligresía política, fue decirles que sacaran sus móviles e hicieran fotos para que todos vieran que el acto había resultado un éxito. Y en parte no le faltó razón. Allí había gente, mucha. Más de la que yo creo que hasta él esperaba. Y eso que se oía el run-run de que si podían despejar aquella concentración o si la policía actuaría y disuadiría el acto. No pasó nada. Subió, sonrió. Hizo el signo de la victoria. Y comenzó su intervención sabiendo que a unas decenas de kilómetros estaba su expartido celebrando un acto al que trajeron a la plana mayor del socialismo canario, candidatos incluidos. Supongo que aquello, aunque sonó a victoria, hubo de ser un trago amargo. Como las parejas que se divorcian tras años de convivencia y acaban en los tribunales. Bueno, hablando de tribunales, vaya declaraciones que soltó un candidato socialista este viernes en la Villa. Pero eso da para otra destiladera. Que hacía mucho calor y la paella se recalentaba. Y el vino también (no faltó en ninguno de los dos ambientes, el rústico y el urbano).