Espacio de opinión de La Gomera Ahora
¡Al Carmen!
Un rumor se extiende desde lo alto del Valle. Un rumor con olor a eucalipto y sonido de agua. ComenzoÌ con los “busios” de San Juan, que lo propagaron de barranco en barranco, y con las luminarias de las hogueras que lo trasladaron de loma en loma.
El rumor se convirtioÌ en clamor y el clamor en estruendo. Estruendo de chaÌcaras y tambores que anuncian la buena nueva: “La SenÌora” se ha puesto en marcha.
“La SenÌora del mar” en todas partes, aquiÌ “Reina del monte”, colocada en lo maÌs alto del Valle, hace ahora maÌs de trescientos anÌos, por alguien con alma de labriego y corazoÌn de marino. Alguien, que la queriÌa proteger contra las incursiones berberiscas, y trasladoÌ “El Carmen” desde el mar a la montanÌa. AlliÌ entre riscos y aÌrboles, nace cada cinco anÌos, la romeriÌa que la trae al pueblo.
¡ Al pueblo!, de hombro en hombro, de descanso en descanso, llevada en volandas entre tajarastes y folias, baja los caminos que siguen el curso del maravilloso barranco del Ingenio, anteriormente florido de huertas y jardines, y hoy reconquistado por los matorrales autoÌctonos, estandartes de una actividad humana venida a menos.
En Triana el recibimiento, las palabras, el bastoÌn de mando de “Alcaldesa de Vallehermoso”, los fuegos, los “vivas”, las laÌgrimas, el fervor...y el Roque Cano, siÌmbolo del pueblo, que recoge los ecos y las luces devolvieÌndolos al valle, impidiendo que salgan fuera y se pierdan para siempre. Ejerciendo de vigiÌa perenne, de protector, de guarda de las maÌs puras tradiciones islenÌas.
Al final la Iglesia Parroquial del Bautista que, como siempre, a hecho de precursor, de anunciante de la “Gran Fiesta” que cada cinco anÌos convoca a las gentes de todas las edades, ideologiÌas y credos, alrededor de una devocioÌn centenaria. Cantos, rezos, maÌs laÌgrimas y maÌs vivas.
El camino no ha terminado, la “Patrona del mar y de los marinos” tiene que llegar hasta alliÌ, hasta el mar:
“ ...metiÌ la mano en el agua, la esperanza me mantiene”
El AtlaÌntico se yergue y se inclina ante su reina, su estruendo compite con el que procede de tierra, pero finalmente se entrega y, mansamente, se acerca y rinde pleitesiÌa a “La SenÌora”. Su color azul-verdoso, color de esperanza, extiende eÌsta por toda la rivera:
“ ...maÌs si a tu orilla llega un peregrino reflejando en tus ondas su nostalgia,
no le digas que allaÌ, en la lejaniÌa,
no existe, tras tus aguas, la esperanza.“
Y de alliÌ al pueblo otra vez. Las campanas, que hacen rebotar su alborozo en las laderas del Valle Abajo, lo anuncian asiÌ. Baile de tambor, pies de romance, fuegos artificiales... “La SenÌora del Carmelo” vuelve a la que seraÌ su casa por unos diÌas: ¡Salve Reina de los Mares! ¡Viva la Virgen del Carmen!.
“...con la mano en el agua asiÌ lo espero”
Un rumor se extiende desde lo alto del Valle. Un rumor con olor a eucalipto y sonido de agua. ComenzoÌ con los “busios” de San Juan, que lo propagaron de barranco en barranco, y con las luminarias de las hogueras que lo trasladaron de loma en loma.
El rumor se convirtioÌ en clamor y el clamor en estruendo. Estruendo de chaÌcaras y tambores que anuncian la buena nueva: “La SenÌora” se ha puesto en marcha.