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El Cedro: ochenta años de fe y tradición
Fue un domingo 30 de agosto pero del año 1935 cuando se hizo realidad el sueño de una inglesa afincada en Hermigua y de los vecinos del caserío de El Cedro: la inauguración de la ermita de Lourdes y la celebración de su primera fiesta. El próximo domingo, también 30 de agosto, se cumplirán ochenta años de fe y de tradición en el monte de El Cedro.
El hecho de que podamos tener una ermita en El Cedro se lo debemos a una mujer inglesa llamada Florence Stephan Parry. La señora Stephan, o doña Florencia como la llamaban, promotora de la construcción de la ermita. Al jubilarse, la señora Stephan, levantó la Casa de la Paz en Hermigua y puso todos sus sueños en construir una ermita en medio del monte de El Cedro bajo la advocación de Nuestra Señora de Lourdes con la ayuda de los vecinos del caserío.
Aquel 30 de agosto de 1935 se celebró en el lugar denominado La Pasada de Los Yugos, en pleno monte de El Cedro la primera fiesta en honor de Nuestra Señora la Virgen de Lourdes.
Según las crónicas del momento, en las primeras horas de la mañana llegaron al lugar mencionado una enorme concurrencia de todos los pueblos de La Gomera. A las nueve comenzó la bendición de la ermita y la imagen, actuando en la ceremonia el señor cura párroco de Hermigua, don José Serret y Sitja. Acto seguido se cantó la Santa Misa, acompañando en el coro los párrocos don Juan Hernández, don José Trujillo Cabrera, don José Rodríguez García y algunos Jóvenes de Alajeró, Hemigua y Vallehermoso.
Seguidamente se organizó la procesión, haciendo un recorrido por dentro del monte hasta las casas de El Cedro, en el orden siguiente: primeramente, los tocadores, “romanciadores” y bailadores del Baile del Tambor. Luego, la imagen de Nuestra Señora de Lourdes, llevando las cintas sus padrinos la señorita Florencia y el señor alcalde de Hermigua, don Gregorio Ascanio; siguiéndoles la Tropa de Exploradores de San Sebastián y Valle Gran Rey, con cornetas y redoblantes. Luego una enorme concurrencia de fieles.
El fervor popular por la virgen fue en aumento con el transcurrir de los años convirtiéndose la fiesta de El Cedro en multitudinaria y en la principal de La Gomera. El silencio que se respira en aquel lugar donde se ubica la ermita sólo perturbado por el agradable ruido del agua del barranco y el canto de las diferentes aves de la laurisilva era interrumpido por las chácaras y tambores de la romería cada último domingo de agosto.
La fiesta de El Cedro además de su carácter religioso y festivo tenía un marcado carácter social. La fiesta era el momento de convivencia entre amigos y entre las diferentes familias, muchas de las cuales se habían desplazado desde sus casas caminando por devoción, trayendo consigo sus comidas para pasar el día en aquel hermoso lugar. La fiesta de El Cedro, con su tradicional romería, fue expresión viva del folklore gomero donde el romancero y el baile del tambor se daban lugar y tenían a El Cedro como principal romería del año.
En septiembre de 1984 un pavoroso incendio quemó una buena parte del monte gomero y la fiesta de El Cedro acabó por suspenderse. Desde entonces se celebra únicamente la misa y procesión el día de la festividad, también se acompaña con chácaras y tambores; y al acabar los actos se disfruta de un almuerzo entre los asistentes en los bellos alrededores de la ermita. Doña Florencia murió en 1964 tal y como reza en la placa colocada en una de las paredes de la ermita, pero el pueblo gomero deberá siempre estarle agradecido a esta mujer que gracias a su iniciativa podamos disfrutar de esta linda ermita y celebrar la festividad de la virgen de Lourdes tal y como lo hacemos desde hace ochenta años.
Fue un domingo 30 de agosto pero del año 1935 cuando se hizo realidad el sueño de una inglesa afincada en Hermigua y de los vecinos del caserío de El Cedro: la inauguración de la ermita de Lourdes y la celebración de su primera fiesta. El próximo domingo, también 30 de agosto, se cumplirán ochenta años de fe y de tradición en el monte de El Cedro.
El hecho de que podamos tener una ermita en El Cedro se lo debemos a una mujer inglesa llamada Florence Stephan Parry. La señora Stephan, o doña Florencia como la llamaban, promotora de la construcción de la ermita. Al jubilarse, la señora Stephan, levantó la Casa de la Paz en Hermigua y puso todos sus sueños en construir una ermita en medio del monte de El Cedro bajo la advocación de Nuestra Señora de Lourdes con la ayuda de los vecinos del caserío.