El regreso del legendario lagarto gigante de La Gomera (galliota bravoana) a su hábitat natural ha superado ya con éxito la fase inicial. Transcurridos tres meses desde que 136 ejemplares fueron puestos en libertad en un rincón de la costa noroeste de la Isla, los datos apuntan a que la operación se ha saldado con los mejores resultados que se podían esperar.
Desde principios de 2013 se sometió a los ejemplares elegidos a un entrenamiento que consistió en simular que sobre ellos sobrevolaba un ave rapaz y se les fue adaptando a la alimentación que iban a encontrar en la naturaleza, tales como tabaibas, tederas y cerrillos. El resultado del intento de reintroducción parece haber dado los frutos deseados ya que, tal y como se ha podido comprobar, los ejemplares se han adaptado a la perfección a su nuevo hábitat. En fechas recientes la consejera de Desarrollo del Territorio, Ventura del Carmen Rodríguez Herrera visitó la zona para comprobar sobre el terreno la evolución de unos trabajos que considera de “de gran importancia y complejidad”.
La consejera considera que con el paso dado se culmina una de las fases más importantes y delicadas del proyecto puesto en marcha para garantizar la supervivencia de la especie como es el regreso de los ejemplares a su hábitat natural. En los meses próximos se llevará a cabo un censo de la población reintroducida para saber con exactitud su evolución. Todos ellos están identificados con chips con lo cual será posible hacerles un seguimiento pormenorizado.
Hasta ahora de la observación realizada se ha podido comprobar que los lagartos gigantes han hecho de forma natural galerías en las que refugiarse o han ocupado otras que ya estaban hechas, siguiendo su instinto natural. Se da la circunstancia de que en estos meses de verano es cuando eclosionan los huevos con lo cual éste es otro aspecto que será objeto de estudio.
El emplazamiento fue elegido de una manera minuciosa teniendo en cuenta que fuera lo más inaccesible posible a los humanos y a los depredadores. Así ha ocurrido y la población no parece haber sufrido daño alguno sino que por el contrario se ha adaptado a la perfección a su nuevo hogar. Las labores de traslado de los ejemplares resultaron muy complicadas. Durante varios días comenzaban a las seis de la mañana y a partir de aquí un escalador los iba trasladando por grupos separados al lugar elegido. Después situaba a cada lagarto en un lugar distinto, normalmente en huecos ya existentes para que se refugiaran. La tarea no acababa hasta última hora de la tarde. Los responsables técnicos de esta operación y por lo tanto del los resultados positivos son los biólogos del Cabildo, Pedro Romero y Sonia Plasencia.
Pese a que con esta reintroducción se cumple uno de los objetivos del plan de recuperación del lagarto, lo cierto es que la especie sigue oficialmente en peligro de extinción. No obstante, se considera que la suelta es un hecho histórico y clave dentro del proceso marcado. En estos momentos se puede decir que los ejemplares de galliota bravoana se distribuyen en tres puntos diferentes: en su hábitat natural en el risco de La Mérica donde existe una población asentada, en el lagartario de Valle Gran Rey de alrededor de 300, en el lugar elegido para la reintroducción en el que se han depositado 136 y otros tres que fueron trasladados a El Hierro. En este último caso lo que se busca es que en caso de catástrofe en la Isla, los ejemplares puedan sobrevivir y mantener la continuidad de la especie en la Isla del Meridiano.
Quince aniversario
El pasado 9 de junio se cumplieron 15 años del descubrimiento de la especie. Por aquellos días un grupo de científicos de la Universidad de La Laguna se trasladó hasta La Gomera ante la sospecha de que podrían encontrar ejemplares de lagartos gigantes como los descubiertos en fechas en las islas de El Hierro y Tenerife. La aparición de excrementos de un tamaño inusual en el risco de La Mérica en Valle Gran Rey dio pie a la colocación de una trampa en la zona de Quiebracanillas.
El día 9 de junio encontraron el primer ejemplar y a partir de aquí se procedió a la captura de otros nueve más, alguno de hasta 45 centímetros, lo que vino a certificar la existencia de una especie autóctona, similar a la de El Hierro pero con ciertas diferencias. En aquel entonces se decidió que para garantizar la continuidad debía procederse a su reproducción en cautividad. El resultado no ha podido ser más positivo ya que a lo largo de estos años han nacido más de 400 ejemplares en el lagartario de Valle Gran Rey y existen alrededor de trescientos en La Mérica, según el censo hecho en 2009. Sin embargo los estudiosos rechazan que pese al éxito alcanzado se pueda bajar la guardia y dar por cumplidos todos los objetivos del programa de recuperación que se plantearon hace ya tres lustros. Aunque más cerca, la meta de ver como esta legendaria especie tiene garantizada la supervivencia, todavía tardará algún tiempo en ser alcanzada.