La colada número 10, la que fluye de la nueva fisura localizada este jueves al sur del cono principal de la erupción de La Palma, está ocupando espacio que no había sido invadido por la lava. El Instituto Geológico y Minero de España (IGME), en colaboración con la Unidad Militar de Emergencias (UME), ha estado realizando mediciones de gases y vuelos de reconocimiento con los drones y tomando muestras de este nuevo ramal, encargado tragarse por completo el cementerio de Nuestra Señora de Los Ángeles, en el barrio de Las Manchas, que albergaba los restos de 3.160 difuntos y el único crematorio de la isla.
Durante dicho muestreo, los expertos se han encargado de grabar de cerca esta nueva colada, cuya velocidad este jueves alcanzaba unos 600 metros por hora. Sin embargo, este viernes ha frenado su paso debido al material que ha ido acumulando en su devastador y rápido recorrido inicial.
Esta nueva boca eruptiva solo ha causado más destrucción. No solo ha engullido el cementerio de Las Manchas, sino también el campo de placas solares y bastantes edificaciones, sobre todo, viviendas unifamiliares.
El programa Copernicus de satélites de observación de la Unión Europea ha actualizado el monitoreo de la zona del volcán de La Palma, cuya lava ha cubierto desde que comenzó la erupción, el pasado 19 de septiembre, un total de 1.094,7 hectáreas, afectando o destruyendo hasta el momento 2.695 edificaciones/construcciones.
Así se desprende de los datos del satélite del programa dependiente de la Unión Europea según el último mapeado --el número 55-- correspondiente a la situación que había este miércoles, 24 de noviembre, y que refleja que en 55 horas las coladas de la erupción habían crecido en 20,1 ha y destruido 19 edificaciones más.