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“En ‘El Fausto’ hay una verdad incontestable: cuatro mujeres de La Palma perdieron a sus maridos”

“No sé si volveré a abordar una obra con personajes reales tan actuales (algunos de ellos aún viven) y cercanos”, confiesa. El dramaturgo palmero Antonio Tabares se acerca en su última pieza teatral a la desaparición del motopesquero El Fausto, con base en el Puerto de Tazacorte, al que se tragó el mar el 21 de julio de 1968 en una travesía entre El Hierro y La Palma con cuatro tripulantes a bordo. Este enigmático suceso originó el mayor dispositivo aeronaval de búsqueda en Canarias. El Fausto nunca llegó a su destino. Dos meses y medio después de sus misteriosa pérdida, el motopesquero fue localizado por el buque italiano Ana Di Maio a unas 1.200 millas de Canarias y a unas 1.700 de Venezuela. En su interior solo había un marinero y estaba muerto. Esta tragedia aún palpita en la memoria insular. “La obra se titula Proyecto Fausto. El propio título ya pretende reflejar su naturaleza: una historia no definitiva, de alguna manera a medio hacer, inconclusa, ‘que se va construyendo en cada representación’, como se dice en un momento determinado del texto. Quería transmitir esa idea de que, al igual que la de El Fausto es una historia sin resolver, esta obra podrá reescribirse si en algún momento llegan a conocerse nuevos datos sobre la desaparición del pesquero, hace ya 50 años”, ha señalado Antonio Tabares en una entrevista con La Palma Ahora.

La compañía canaria Delirium Teatro llevará a los escenarios Proyecto Fausto el próximo mes de julio. El estreno tendrá lugar en la localidad tinerfeña de Tacoronte y el día 19 se escenificará en la Villa y Puerto de Tazacorte. Al día siguiente, 20 de julio, se representará en el Circo de Marte de Santa Cruz de La Palma. “Más allá del misterio que rodeó a las sucesivas desapariciones del barco, de las numerosas teorías y especulaciones que surgieron en torno a aquellos hechos, hay una verdad incontestable y es que cuatro mujeres de La Palma perdieron a sus maridos y los hijos de aquellas familias perdieron a sus padres”, dice Tabares.

-¿Qué le atrapó de la dramática historia de El Fausto?El Fausto

-La obra surge de un encargo de la compañía Delirium, con la que vengo trabajando desde hace años. Ellos querían poner en escena alguna historia que ocurriera o tuviera algún tipo de relación con el mar. En un primer momento hablamos de la posibilidad de tratar el naufragio de El Valvanera. Pero en seguida me encontré con el caso de El Fausto, del que yo ni siquiera había oído hablar. En cuanto me documenté un poco y leí el trabajo de investigación de Luis Javier Velasco, en seguida vi claro que allí había una historia con muchísima fuerza que merecía ser llevada al escenario. Además, se daba la circunstancia de que Delirium planteaba hacer el espectáculo exclusivamente con actrices, así que inmediatamente concebí el planteamiento de la obra desde el punto de vista de las cuatro mujeres que esperan. Creo que pese a ser un capítulo muy ligado a la historia de Tazacorte y de La Palma, trasciende lo local al abordar temas universales como la espera, la esperanza o la imposibilidad de conocer la verdad sobre tantos episodios de la vida, además de, por supuesto, el amor.

-¿Cómo aborda este enigmático suceso que aún palpita en la memoria insular?

-Más allá del misterio que rodeó a las sucesivas desapariciones del barco, de las numerosas teorías y especulaciones que surgieron en torno a aquellos hechos, hay una verdad incontestable y es que cuatro mujeres de La Palma perdieron a sus maridos y los hijos de aquellas familias perdieron a sus padres. En la obra se habla sobre el misterio del Fausto, claro, pero sobre todo se relata el dolor de aquellas mujeres.

-¿Quiénes son los protagonistas?

-Fela, Mariel, Nélida y Luz son las cuatro mujeres que esperan. Las tres primeras eran las mujeres de los tres pescadores de El Fausto: Ramón, Esneido y Miguel; la cuarta estaba casada con Julio, un mecánico de El Paso que se embarcó con ellos en la travesía de El Hierro a La Palma. En la obra las cuatro mujeres reviven aquellos días terribles y juegan a representar qué pudo ocurrirle a sus maridos, de manera que hay un juego de teatro dentro del teatro en la que ellas mismas asumen los papeles de los hombres y de otros personajes que de alguna manera tuvieron protagonismo en esta historia.

-¿Las familias de los tripulantes saben que ha escrito esta pieza?

-Lo saben y he tenido la inmensa suerte de poder hablar personalmente con todas ellas. Para mí ha sido la experiencia más gratificante y a la vez más emocionante de todo el proceso de escritura; también el más exigente, porque asumes una responsabilidad adicional, como si la obra cobrara otra dimensión, mucho más vinculada a la vida. Tengo que decir que todas las personas con las que he hablado hasta la fecha han sido enormemente amables y generosas, y debo agradecer la honestidad y la sinceridad con la que relataron el dolor que todavía mana de aquella pérdida. Y en la medida en que he podido, en mi obra he tratado de corresponder a esa confianza con la misma honestidad.

-¿Le preocupa la interpretación que puedan hacer?

-Por supuesto, por encima de cualquier otra cosa. Yo en todos los encuentros que he tenido con los familiares he tratado de dejar bien claro que si bien la obra parte de testimonios reales, no deja de ser una pieza de ficción, una creación propia. Uno de los nietos de Ramón y Fela me decía, muy acertadamente, que esta obra tendrá dos tipos de público: el general, que no tiene ningún vínculo con la historia de El Fausto y que irá a ver la función como un espectáculo más, y los familiares de los desaparecidos, que verán sobre el escenario un capítulo trágico y decisivo de sus propias vidas. No puedo imaginarme cuál será su impresión ante la obra y, claro, me importa mucho que no se sientan molestos. Desde luego, nada más lejos que nuestra pretensión con este montaje, que creo que en todo momento es bastante respetuoso con los personajes.

-¿Es difícil escribir sobre un hecho real con desaparecidos?

-Ha sido un proceso complicadísimo y para mí ha supuesto todo un reto, hasta el punto de que no sé si volveré a abordar una obra con personajes reales tan actuales (algunos de ellos aún viven) y cercanos. Además, al tratarse de un caso no resuelto, la sensación de incertidumbre es aún mayor.

-¿Qué lugar ocupa esta obra en su trayectoria?

-Por un lado, tanto por la estructura como por el tratamiento del tema Proyecto Fausto supone una novedad. Hay también en determinados momento un intento de experimentación metateatral. Por lo general, en cada nuevo texto trato de no repetir fórmulas que ya he asumido en trabajos anteriores. El resultado dependerá, claro, de cómo funcione sobre el escenario. Por otro lado, es una obra que transcurre en La Palma y vinculada a la historia insular y en ese sentido conecta con trabajos míos anteriores, como La sombra de don Alonso o Mare Tranquilitatis.

-¿Está satisfecho con el montaje de Delirium Teatro?

-Con Delirium he tenido siempre un nivel de afinidad muy grande, porque tenemos una manera de ver y entender el teatro muy similar. Creo que en este montaje el texto crece con una puesta en escena en la que lo simbólico y lo poético están muy presentes. Por otro lado, se trata de un texto enormemente exigente para las actrices, muy coral y con muchos retos interpretativos. Ahí Severiano García, el director, está haciendo un trabajo muy meticuloso y preciso, con una enorme entrega por parte de las cuatro intérpretes, que son Carmen Hernández, Lioba Herrera, Soraya G. del Rosario e Irene Álvarez. Todavía queda un mes de duros ensayos, pero lo que se adivina es ya muy potente.

-Ha vuelto a hacer una incursión en la historia local. ¿La Palma da juego desde el punto de vista de la creación teatral?

-Que nadie lo dude.