Se encuentra entre los contados deportistas palmeros que han pasado por el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona, una experencia que le ha marcado profundamente y que le ha convertido en un joven de una fortaleza física y psicológica inquenbrantables. El atleta paralímpico de categoría absoluta Carlos Pérez, de 19 años, natural del barrio de Mirca de Santa Cruz de La Palma, es actualmente campeón de España de salto de longitud, posición que ha logrado en otras seis ediciones anteriores. También ha ganado el campeonato de España de lanzamiento de jabalina, y el año pasado en Lyon (Francia) consiguió el sexto puesto a nivel mundial en salto de longitud. Ahora se prepara en la Isla para competir en el Campeonato de Europa que se celebrará en agosto en Gran Bretaña. “Tengo mucha ilusión en esta prueba porque estoy el primero en el ranking europeo absoluto y cuarto del mundo”, ha señalado a LA PALMA AHORA. Es noble y afable y, a pesar de su juventud, ha desarrollado un gran sentido de la disciplina, la responsabilidad y el sacrificio que le han situado en la élite del deporte.
Carlos Pérez tiene una atrofia en su brazo derecho, pero esta discapacidad no le ha impedido lograr sus metas. “Nunca he dicho que no puedo hacer algo; tienes que tirar para adelante, y nunca decir que 'no', porque si mentalmente dices que no puedes, físicamente tampoco respondes”, asegura. Estudió en el colegio Tagoja de Mirca y practica el atletismo desde muy corta edad. “Empecé desde pequeñito, con unos cinco años, corriendo con mi padre y después participando en cross y carreras populares, y poco a poco fui obteniendo buenos resultados, ganando medallas y aficionándome, hasta que el Club Trecus CajaCanarias me vio condiciones y se fijó en mí; entonces comencé a entrenar en pista en Miraflores, con Pepe Ortega, con el que sigo actualmente”, relata. “Me decían que era un chico que prometía, que podía ir a las paraolimpiadas, y competía año tras año en Canarias ganado campeonatos que no eran para deportistas con discapactiad”, recuerda. “Quedé campeón de Canarias de Jabalinas en categoría normal, segundo en salto de longitud y segundo en lanzamiento de disco”, detalla.
La estancia en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona marcó un antes y un después en su vida. Allí se sometió a una disciplina espartana de clases y entrenamientos de lunes a viernes, y hasta algún sábado por la mañana. “Ingresé en 2011 con 16 años -tras quedar en 2010 campeón de España Absoluto- a propuesta de la Federación Española de Atletismo, y permancí hasta el verano de 2013”. “Los primeros meses fueron bastante duros; solo conocía a Samuel García y gracias a él pude aguantar; tenía 16 años y estaba sin mi familia, en una residencia y solo en la habitación”, rememora. “Fue una experiencia muy, muy dura; allí cambié mi mentalidad totalmente, porque me di cuenta que si no lo hacía no podría resistir”, reconoce. Pero salió fortalecido. “Aquella etapa me enseñó a madurar, a valorar y a apreciar lo que tengo, y, por tanto, agradezco un montón esa experiencia porque aprendí tanto deportiva como psicológicamente”, apunta. “Ahora soy un atleta más fuerte, aunque en La Palma estoy bastante contento, porque cuando me fui había logrado mi mejor marca, situándome el quinto de España de normales en categoría juvenil, y en el Centro de Alto Rendimiento no pude mejorar esa marca, aunque progresé mucho en rendimiento, pesas, velocidad y psicológicamente, pero no llegué nunca a batir mi marca en el primer año, y tampoco en el segundo, y después me 'rayé' un poco”, reconoce. Carlos terminó sus estudios de la ESO en el Centro de Alto Rendimiento y el próximo curso iniciará en La Palma, en Formación Profesional, los estudios de Nutrición y Dietética.
Tiene muy claro que sin sacrificio no se puede conseguir nada “ni en el deporte ni en la vida”. “Cuando me dijeron en 2010 que iba a ingresar en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona, la verdad es que no me lo creía, yo estaba contentísimo, aunque mis padres se sentían un poco apenados porque se iba el chiquillo, pero me lo he ganado, año tras años, entrenando, mejorando, ganando campeonatos”. En La Palma compartió entrenamiento con Jesús Crossa y Samuel García, entre otros. “Aquí teníamos un grupo increíble, había mucho nivel”, resalta.
A Carlos, lógicamente, le gustaría dedicarse profesionalmente al atletismo, pero sabe que esa apuesta es arriesgada. “Es algo muy difícil como están las cosas, quizás te puede durar un par de años, pero nada más, siempre tienes que tener detrás una formación que te respalde por si falla el deporte poder buscar otro trabajo”.
Hace dos semana se rompió el isquio (músculo biceps femoral) en una competición internacional en Bilbao y todavía sigue lesionado, aunque la próxima semana “comenzaré los entrenamientos para recuperar lo perdido y dar caña para el Campeonato Europeo en Gran Bretaña”. “En el ranking europeo, donde se registran todas las marcas de los competidores del continente, le llevo una ventaja considerable al segundo, le saco 20 centímetros, un espacio bastante cómodo, pero no te puedes confiar”, reconoce.
A los jóvenes, Carlos les aconseja que “no se asusten por el esfuerzo que tengan que realizar, porque todo sacrificio tiene una recompensa; lo pasas mal, pero la satisfacción cuando logras las metas es enorme”, sostiene.