La Asociación Palmera de Agricultores y Ganaderos (Aspa), en un documento trabajo sobre la problemática del robo de aguacates en Canarias, presentado en la reunión celebrada este miércoles en Santa Cruz de Tenerife en la Delegación del Gobierno solicita “intensificar las inspecciones en puertos, operadores, mercados mayoristas, mercadillos, mercados municipales restaurantes, establecimientos comerciales y puntos de venta ambulante, con el objeto de garantizar la trazabilidad del producto”. Para combatir los robos también plantea “un protocolo de actuación consensuado entre administraciones que afronte las medidas legales necesarias”.
A la reunión, convocada por la delegada en Canarias del Gobierno de España, Mercedes Roldós, asistió también el consejero de Agricultura del Ejecutivo regional, Narvay Quintero. Aspa considera que las medidas planteadas se “deben acometer a la mayor brevedad para la viabilidad futura del sector”.
Aspa pide asimismo “la inscripción de los productores en el Registro General de la Producción Agrícola (Regepa)”, así como llevar a cabo “análisis y estudio de la posible obligatoriedad de que todos los productores pertenezcan a una organización de productores (OPP) y se pueda poner en marcha, entre otros, una declaración previa anual de cosecha, el cambio en el sistema de pago, etc”.
Por último, señala que “con las perspectivas de incremento de la producción en los próximos años, necesitamos el apoyo de todas las partes implicadas en este sector para que este cuente, a la mayor brevedad, con un órgano regional de representación que coordine acciones encaminadas a la necesaria exportación y para que se precisa una marca de calidad, IGP (Indicación Geográfica Protegida) o similar, que consolide la rentabilidad de los productores de aguacate y les permita mirar al futuro con más optimismo”.
Aspa, en el citado documento, señala que “el cultivo del aguacate y su comercialización en Canarias se inicia en los años 50; por tanto, no es nuevo y ya ha vivido una etapa anterior de fracaso en los años 80”. Apunta que “el crecimiento exponencial de los últimos años y sin control ha hecho que en paralelo haya surgido la problemática de los robos de frutos, incluso planta, así como daños provocados en vallados para acceder a las explotaciones”.
Añade que “confiados estamos en desarrollo y consolidación económica de este cultivo por su calidad incomparable, pero los robos suponen una incertidumbre que no nos podemos permitir por las pérdidas que ocasiona, pero sobre todo por la inseguridad que provoca”.
Indica que “los agricultores, que se han ido animando a denunciar en el último año –hasta ahora entendían que servía para poco-, han hecho más visible el problema y la realidad actual”. El aguacate, “para los ladrones”, concluye, “se ha instaurado como una forma de obtener dinero fácil”.