En el ‘Manual del Visitador del Pobre’, obra de la luchadora por los derechos civiles y la dignidad, Concepción Arenal decía que el dolor es la dignidad de la desgracia.
Viene el 19 de septiembre, fecha fatídica del dolor y la desesperanza, el llanto, la desgracia. Y la dignidad.
Dónde nos meteremos el 19 de septiembre: las televisiones, las radios y los periódicos entrarán en tromba para recordar a los consumidores del sofá que hace un año hubo un volcán al que seguirán llamando Cumbre Vieja.
Las cámaras volverán a entrevistar a los científicos que no acertaron ni el día, ni la intensidad ni el lugar de la erupción.
La gente de Las Manchas (Alcalá y Corazoncillo) y Los Campitos, que estaba tranquila en sus casas porque el volcán iba a reventar por Jedey o El Charco, a tres o cuatro kilómetros dejarán de ver las televisiones porque el dolor se vuelve digno.
En Pampillo y Todoque no verán las televisiones porque Pampillo y Todoque ya no están. Parte de La Laguna, tampoco.
Es preferible, saludable, no ver estos días las televisiones que rememoran el dolor.
¿A dónde vamos el 19 de septiembre?