“Io oggi canto in mezzo all’altra gente perché ce credo o forse per decenza
che partecipazione certo è libertà ma è pure resistenza“
“Hoy canto en medio de otras personas – nosotras-porque lo creo o tal vez por la decencia
esa cierta participación que es la libertad y también la resistencia“
Cuando despertó de su noche de hospital, vio todas las mariposas saltando del capó.
Todo había explotado. El coche estaba en el desguace. Se había salvado de milagro.
Las mariposas iban cambiando de color. Solo recuerda que de pronto estaba caminando en
una nube de la mano de un hombre.
El hombre había dormido solo dos horas, tal vez pensando en el peligro de ella, en la
distancia, en la sombra de la muerte.
¿Por qué había surgido ese accidente? Eso era lo realmente importante.
¿Quién giró el volante fuertemente en el último momento? Ella era solamente el copiloto.
El coche se estampó contra aquel garaje.
Ella había resistido y vivía de milagro. Nada se supo más del otro hombre.
Apenas podía moverse en la camilla de hospital, y los tubos la perseguían como serpientes
por todas partes.
No había nadie al otro lado del teléfono, pero finalmente pudo localizar a su familia y a una
gran amiga. ¿Recuerdan esa canción de Mercedes Sosa “Como la cigarra”? ¿Quién dio ese
volantazo? ¿Quién era él? ¿Quién eran ellos?
“Gracias doy a la desgracia, y a la mano con puñal porque me mató tan mal, que seguí
cantando“, dice la canción.
Le costó levantarse e irse entre lágrimas del hospital, pero al día siguiente se bañó en el mar
y consiguió acercarse a sí misma una vez más.
Esta vez, no la silenciarían. El lunes era 25N y como aquella canción de la película Ancora
domani, “A bocca chiusa”, de Daniel Silvestri, todas le dijeron que no estaba sola. ¿Eran
ellas las mariposas y aquel hombre de la mano- al fin- un hombre bueno?