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Aventura en pelotas o ser autónomo en Este País

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Nadie es más esclavo que aquel que falsamente cree que es libre (Goethe).

Hace poco proyectaban unos documentales del tipo de realidad extrema, sobre supervivencia. Consiste el invento en poner a dos expertos en vida al aire libre, en cuero pelado sin siquiera un taparrabos, en un lugar desierto, durante veintiún días para que se las apañen como puedan. Para añadir morbo, era un hombre y una mujer como Adán y Eva reeditados. Inmediatamente pensé en los autónomos y como el gobierno los pone en medio de la crisis de Este País. Están igual, absolutamente desprotegidos, en pelota picada frente a un páramo desierto y empujados a hacer cualquier cosa para sobrevivir.

Hay dos diferencias, si los expertos en supervivencia televisivos enfermaban o se hacían daño, venía un equipo de rescate y asistencia. En el caso de nuestro cariñoso Gobierno este equipo recibe el nombre de: “ahí te pudras” o “entiéndetelas tú solo”. Además en la televisión, ni los mosquitos y las serpientes los sangraban tan a conciencia como los impuestos con que este gobierno aplasta a quien comete la locura, llevado por la desesperación, de hacerse autónomo. Naturalmente los impuestos a las grandes empresas o a la banca, comparados con los que oprimen al autónomo son prácticamente nulos, inexistentes, y aun así si alguno no lo paga, ni se le persigue, ni se le condena, ni cumple ningún tipo de sanción o pena.

Los autónomos no son una salida al paro ni una forma económica viable. La prueba la tenemos en los porcentajes de autónomos en los países ricos. Noruega tiene un porcentaje de autónomos del 6%, Francia del 7%, Estados Unidos del 8%, Bangladesh del 87%. Grecia y España son los países con mayor porcentaje de autónomos. Entonces, ¿a qué esta promoción del autónomo? Aparte de para exprimirlos a impuestos, convirtiendo al autónomo en auténtico esclavo del siglo XXI, obligado a sobrevivir subcontratándose a una gran empresa, el sentido de toda esta propagando es la culpabilización del individuo. Si estás en paro, la culpa no es del Gobierno es tuya, por inútil e incapaz de abrirte camino en la selva del autónomo. Invariablemente si vas a reclamar trabajo te sueltan, con una sonrisa falsa arquetípica: “¡Hazte autónomo!”.

En la televisión los expertos, puestos en pelotas, las pasaban canutas, apenas comían, con mucha dificultad hacían fuego, los refugios que construían no paraban ni la lluvia ni el viento, se ponían gravemente enfermos o estaban en un tris de acabar atacados por algún animal salvaje. Eran gente dura, curtida, experta, y ni así lograban salir, ni uno solo adelante con soltura. A los autónomos en España les pasa más o menos lo mismo, los han lanzado en pelotas a un paraje desierto para que se callen, no protesten, se suiciden o se exilien de Este País.

La idea imperante de que la riqueza de unos pocos nos beneficia a todos, es un fraude, sólo beneficia a unos pocos. El que los grandes empresarios no paguen impuestos los hace más ricos, no les impulsa a crear empleo. Todo el sistema económico es una estafa inmensa, pero como creemos que somos libres, como no nos damos cuenta de que somos esclavos, no intentamos librarnos de esta jaula que nos aprisiona. La solución no pasa por aventuras individuales sino en organizarnos colectivamente para enfrentarnos a esta banda de piratas con patente de corso, a los que todo les está permitido y nada les está vedado.

Nadie es más esclavo que aquel que falsamente cree que es libre (Goethe).

Hace poco proyectaban unos documentales del tipo de realidad extrema, sobre supervivencia. Consiste el invento en poner a dos expertos en vida al aire libre, en cuero pelado sin siquiera un taparrabos, en un lugar desierto, durante veintiún días para que se las apañen como puedan. Para añadir morbo, era un hombre y una mujer como Adán y Eva reeditados. Inmediatamente pensé en los autónomos y como el gobierno los pone en medio de la crisis de Este País. Están igual, absolutamente desprotegidos, en pelota picada frente a un páramo desierto y empujados a hacer cualquier cosa para sobrevivir.