El reencuentro con la música del toque o tañir de la campana fundida en Amberes en 1567, que expande y repite el eco del barranco, es un gozo para vivirlo en la festividad de Nuestra Señora de las Angustias, Los Llanos de Aridane.
Emociona el retrotraerte siglos antes, unos 457 años, y pensar que ese mismo sonido, arrancado manualmente con una soga, convocó a nuestros antepasados, romeros y peregrinos a la alegría de la fiesta y a plegaria y oración a los pies de la venerada imagen de Nuestra Señora de las Angustias, Flandes siglo XVI.
La pequeña campana del Santuario de Nuestra Señora de las Angustias, Los Llanos de Aridane, fue fundida en Amberes en 1567 y en ella consta la siguiente inscripción: PETRVS VAN DER GHEIN ME FECIT MDLXVII.
Las familias de colonos flamencos Monteverde y Van Dalle, dedicados al cultivo y explotación de cañaverales azucareros, debieron patrocinar la adquisición de esta campana para la ermita de N.S. de las Angustias que ya se encontraba erigida dentro de sus propiedades o haciendas azucareras.
Hasta los años 20 o 30 del siglo XX fue la única que tuvo el templo. La remodelación de la ermita en los años 20 y la construcción de la torre debió propiciar la llegada de las otras campanas de un mayor porte.
Según testimonios fotográficos podemos observar que en un tiempo la campana flamenca estuvo instalada en la parte trasera de la ermita. En la última reforma del templo, entre 1980 y 1985 bajo la responsabilidad del párroco y rector Marino Sicilia González (1927-2012), la campana pasó al lugar dónde debió estar en un principio y se instala definitivamente en una espadaña sobre la puerta principal del Santuario.
Fue el acaudalado colono flamenco Jácome Groenemberg (Monteverde) quien a su costa trajo de Flandes la imagen de la Virgen de las Angustias (1515-1522), principios del siglo XVI. La primitiva ermita se construyó en piedra de cantería roja y tejado a dos vertientes.
En los inventarios de 1522 y 1528 se describe que en la cabecera del templo se alzaba un altar de madera provisto de manteles, frontal y cielo de lienzo blanco con flecos del mismo color, ara y dos candelabros grandes de metal, sobre el que descansaba la imagen de la Virgen de “Nuestra Señora de bulto con su Hijo preciosos en los brazos, cuando lo descienden de la Cruz, encerrada en un tabernáculo con otras figuras pintadas”. Jácome junto a su esposa y familia acudía todos los sábados a oír misa, misa que aún hoy se sigue celebrando, que había instituida él, “quien tenía por devoción el ir allí” y a su coste corría con el gasto del aceite que debía arder ese día.
A principios del siglo XVII por iniciativa de “cuidadores de ganado” se consolida los regocijos populares y religiosos cada 15 de agosto en honor a Nuestra Señora de las Angustias. La primera referencia conocida de los festejos anuales los encontramos en el año 1613. En este año consta que junto a la ermita existe un inmueble «donde vibe el hombre que mira por la dicha hermita y la guarda». En ese mismo año existe una caja `propiedad de los mayordomos de los pastores de La Caldera «que hasen la fiesta de Nuestra Señora por agosto de cada año, donde tienen su cera».
La devoción mariana a “la señora del barranco” fue muy importante en la isla de La Palma. Cada día llegaban por caminos de herradura peregrinos a demandar la intercesión de la Virgen o a pagar promesas.
Un ejemplo lo encontramos en el año 1767 recogido en las cuentas del Santuario donde consta la ofrenda que “...dio una tapada 3 de plata de limosna”. Es decir, el donativo de la devota peregrina fue anónimo quien cubría su cara con el manto o segunda enagua o falda. Hoy las antiguas “tapadas” son conocidas por la tradicional indumentaria de manto y saya.
En el año 1570 el jesuita Ignacio de Acevedo y sus 39 compañeros celebraron misa en este lugar, próximo a El Puerto dónde había fondeado el barco que les conducían a las misiones de Brasil. La campana fundida en Flandes pocos años antes ya debía estar en la ermita. Ignacio y sus jóvenes compañeros jesuitas debieron escuchar este mismo tañer o toque convocando a la celebración eucarística. Aquí y en Tazacorte dieron sus últimos pasos en “tierra firme” antes de morir violentamente, por su fe y credo, el 15 de julio. En el siglo XIX fueron reconocidos para recibir culto por santidad, Beatos Mártires de Tazacorte.
Por suerte hemos rememorando junto al toque dulce y alegre de una pequeña campana de Flandes siglos de historia de la isla canaria de La Palma.
*María Victoria Hernández cronista oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009)