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¿Por qué deseamos que el Emprendedor no triunfe?

Sí, lo sé, el titular es cuanto menos “fuerte”. Pero es una realidad más grande que la mismísima Caldera de Taburiente. Seguramente la mayoría de las personas no estamos preparadas (formadas) para emprender, pero sí para “desaprender” sobre el vecino. Para criticarle por sus actos, su valentía o su osadía, que no es lo mismo.

Estoy cansado de ver cómo el músculo más poderoso del ser humano, su lengua, juega a ser púgil abusón de aquellas personas que tienen iniciativa, que lo apuestan todo para poder vivir de sus ideas, de sus proyectos, de sus ganas, de su sapiencia o sencillamente, de su falta de oportunidades laborales.

Situémonos. Estamos pintando la fachada de la nueva peluquería que vamos a montar en el barrio. Justo en el primer balcón de enfrente, hay una pareja que ha salido a fumar sus ducados negros. No puedo entender lo que dicen ya que están algo retirados y en alto, pero nos están señalando y esbozando una leve sonrisa. Pero no una sonrisa cualquiera, sino de esas que son irónicas, de esas de carcajada forzada; sonrisa de “mala de la película”… Como si fuera un personaje sacado de la serie “Stranger Thing” (si no la han visto, se la recomiendo), cierro los ojos y me imagino qué están diciendo:

“Fíjate, otro negocio para el barrio. Ya no sé dónde van a meter tantos comercios, tiendas y peluquerías. Ya verás lo poco que dura. Bishss, le doy tres meses y bajan la persiana”.

Es la auténtica realidad. Cuando vemos a alguien que apuesta por emprender, salen a la luz frases como “deja ver lo que dura”, “no se comerán el turrón”, “ya hubo ahí un negocio igual y cerró”… ¿Se han preguntado alguna vez, personas de lengua púgil, lo que cuesta emprender? ¿Hablan así de las nuevas iniciativas porque ustedes no han sido capaces de hacerlas realidad? ¿Sienten envidia hasta por algo que puede salir mal, o que ustedes mismos dicen que saldrá mal? ¿Saben las historias que están tras esas personas emprendedoras?

Hablar es fácil, criticar es más fácil aún. Es por ello que “a palabras eléctricas, oídos desenchufados”. El Emprendedor debe abstenerse de escuchar este tipo de comentarios, es más, si los oye, tienen que servir para ser más fuerte, tomárselos como gasolina para sus kilómetros de aventura. Hay una frase que dice algo así como que “si tú no te atreves, siempre vendrá otro loco y lo hará antes que tú”. Con esto no quiero decir que seas el primero, que te lances sin “manguitos” o que abras sin haber estudiado primero el mercado, la viabilidad y el recorrido de tu negocio. Me refiero a que nada se consigue si no se intenta. Es más, el mayor error que se puede cometer en la vida, es el miedo continuo a cometer un error.

Esta última frase, escrita por el genio estadounidense Elbert Green Hubbard, la tuve pegada en mi despacho durante años. Justo a mi lado, en el panel gris que separaba mi primer proyecto emprendedor de la empresa de estudios acústicos de al lado. ¿Saben por qué ya no la tengo pegada en mi nuevo despacho? Porque la asumí, la interioricé, “me la comí con papas y mojo” para que jamás saliera de mi interior.

Hay personas que ven en el fracaso de los demás, parte de su éxito… Pobre de ellas. Sus vidas son tan vacías, que no hay agua de océanos sin sal suficiente para calmar su sed. Y la lengua púgil sin agua, es seca, cortante, áspera… mentirosa. Se convierte en un músculo del que todo el mundo denotará sus carencias. Del que las personas intentarán apartarse porque, aunque sean sus amigos del alma, saben que las críticas, alguna vez les tocarán a ellos. Son como el amigo chulo del “cole” que hace gracia durante un tiempo, para después caer en desgracia.

¿Son ustedes de las personas que desean que el Emprendedor no triunfe? Les intentaría explicar el porqué no tienen razón, pero alguien que tenga ese pensamiento, no creo que logre entender mi intelecto explicativo. Sigan así. Continúen alimentando el mundo de envidia, odio, “celos recelosos” o “celo escamón”, que yo prefiero alimentar el cerebro y la sapiencia, viviendo aventuras emprendedoras que son, bajo mi humilde opinión, la mejor universidad que existe.

Bueno, les dejo que me voy al gimnasio; yo trabajo otro tipo de músculos…

Un saludo.

Rayko Lorenzo.

www.raykolorenzo.com

Sí, lo sé, el titular es cuanto menos “fuerte”. Pero es una realidad más grande que la mismísima Caldera de Taburiente. Seguramente la mayoría de las personas no estamos preparadas (formadas) para emprender, pero sí para “desaprender” sobre el vecino. Para criticarle por sus actos, su valentía o su osadía, que no es lo mismo.

Estoy cansado de ver cómo el músculo más poderoso del ser humano, su lengua, juega a ser púgil abusón de aquellas personas que tienen iniciativa, que lo apuestan todo para poder vivir de sus ideas, de sus proyectos, de sus ganas, de su sapiencia o sencillamente, de su falta de oportunidades laborales.