Es curioso, pero últimamente me da la sensación de que es más importante el continente que el contenido, que es más importante el packaging que el producto, que la plebe ‘saborea’ más las manchitas marrones que el buen sabor del plátano saucero…
Igual no es nada nuevo, pero sí que se ha acrecentado con el paso de los años. Parece que también ha llegado al mundo del emprendedor, en donde cada vez hay una lucha más feroz por aparentar; parece más importante cómo ‘vendes’ lo que haces que lo que realmente haces. Y ojo, hay muchas personas que ya compran por este ítem, y eso, créanme, tiene su punto de peligrosidad.
Y es que, como reza el título de este artículo, ‘las apariencias ya no engañan’.
Esta situación me recuerda a las típicas películas americanas (sin acritud a los habitantes de Nueva Inglaterra), en las que había emprendedores que realmente no sabían lo que vendían, pero sabían vender.
Pero cuidado, si algo tienen de bueno las apariencias es que no perduran en el tiempo, son caducas, como las hojas de un Nothofagus; las apariencias “sufren” de la caducifolia, y eso siempre es de agradecer. Como se suele decir “antes se coge al mentiroso que al cojo”.
Estamos ante el consumidor, cliente, usuario… más informado de la historia, más preparado. Es el que tiene más a mano cualquier tipología de opinión de producto/servicio, de crítica, de valoración o reseña. ¿Creen realmente que no se dará cuenta de que intentan aparentar para vender? O lo que es peor, ¿creen que después de haberle vendido y darse cuenta de esas apariencias, les volverá a comprar?
Hubo una época en la que solía decir que “el humo no se vende, se fuma”, pues bien, fúmense las apariencias… Son bajas en nicotina, aunque seguramente serán nocivas en alquitrán, porque “la cosa está negra”.
El emprendedor que intente aparentar lo que no es, tiene fecha de caducidad, y no como la de los yogures que aguantan meses después del cumplimiento de esta, más bien lo que yo llamo “caducidad de chirimoya”, es decir, una desmejora palpable en nada de días, por horas, por minutos, que incluso si la pones al lado de otras frutas puede acelerar su proceso de maduración.
Hace poco hablaba con la CEO de Rosee Cosmetics, Rocío Garrido. Me comentaba que el éxito de su empresa estaba precisamente en lo contrario, aunque cuidaban el packaging y demás, el producto era lo que realmente primaba. Pero me dijo algo más que me hizo pensar, y es que ellos realmente no querían aparentar sencillamente porque “aparentar no estaba de moda”. En nuestra charla, hablábamos sobre ese usuario/consumidor que les contaba, alguien que ya no se creía lo que le contaban, sino lo que experimentaba por sí mismo.
Y esto es un paradigma muy para tener en cuenta… Quien les compre no quiere que ustedes como empresa les digan las bondades de un producto o servicio, es más, cada vez se le hace menos caso a los influencers, ya que ese público sabe que están “pagados”; ahora cobra peso la autenticidad por encima de la apariencia, lo real por encima de lo editado, lo vivido por encima de lo soñado…
Cuidado, no estoy hablando de que haya que dejar de lado técnicas como la persuasión, tan utilizada en Marketing y Publicidad, me refiero a que en la relación explicativa de lo que venden, no pueden ‘pinochear’…
Bueno, les dejo que estoy bajando de Madrid a Granada y tengo que descansar un poco, que sino mañana voy a aparentar cansancio y ya saben, como decía Rocío “aparentar ya no está de moda”…
Un saludo.