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De cuando la fiebre amarilla: El elixir de Veroneja
Recuperar la trascendental obra y la memoria del historiador palmero Antonino Pestana Rodríguez (Santa Cruz de La Palma, 1859, Las Palmas, 1938) es una deuda y un compromiso ineludible que tiene toda La Palma y especialmente las instituciones que, como el Cabildo Insular, puedan llevar a cabo esta obligada restitución, como ya expresé en mi artículo anterior en este medio (06/02/2013).
D. Antonio Pestana ha sido y es aún en la actualidad un verdadero desconocido en su “matria palmera” a excepción de aquellos historiadores y conocedores de sus “papeles” que han utilizado el Fondo Pestana para algunas de sus publicaciones, todos ellos de reconocido prestigio. Creo firmemente que, quién quiera conocer y analizar la historia moderna y contemporánea de La Palma, está obligado a estudiar, cuando menos, la obra de dos grandes historiadores palmeros: a Juan B. Lorenzo Rodríguez y a Antonino Pestana Rodríguez; el primero muchísimo más conocido, gracias a Dios, y a D. Régulo Pérez, mientras que el segundo, Pestana, aún es una “rara avis” en el mundo bibliográfico canario, siendo como fue coetáneo y amigo de Juan B. Lorenzo, de Méndez Cabezola, de Elías Santos Abreu, de Rodríguez López y de toda aquella genial intelectualidad del XIX palmero; en mi opinión, la conocida condición de alto dirigente masón de Abora en La Palma fue la causa de que fuera relegado prácticamente al olvido en su isla y en Canarias salvo por algún avezado historiador, a veces por investigadores aficionados, que se nutrieron del Fondo Pestana y que callaron, la más de las veces, su procedencia.
Veamos algunos contenidos del citado Fondo Pestana que serán, sin duda, el mejor ejemplo de la importancia y valor que tienen estos archivos.
Epidemias
-25de agosto de 1759. La epidemia variolosa invade esta isla causando 81 víctimas, niños en su mayor parte.
El 17 de Octubre se sacó en procesión a san Miguel y San Sebastián después de un lucido novenario en acción de gracias por la terminación de la viruela.
-17 de Octubre de 1789: invade esta Isla la viruela habiendo fallecido en esta ciudad 145 personas, niños en su mayor parte.
-21 de Diciembre de 1767: fiebre catarral, perecieron 490 personas.
-17 de Abril de 1720: epidemia varioloso pereciendo 104 personas.
-1862: Epidemia de fiebre amarilla.
-1888: Epidemia de fiebre amarilla.
“Memoria sobre la epidemia de fiebre amarilla en Santa Cuz de La Palma desde fines de 1888 a principios de 1989 redactada por el Lic. Antonio Soler y Díaz de Herrera. Santa Cruz de Tenerife, Imprenta Vicente Bonnet, Castillo 49. 1889”.
En él se contiene lo que sigue.
“Con tales antecedentes, y conste que en esto, como en todo lo que se refiere al particular de que me ocupo en esta parte de mi memoria, solo puedo atenerme a los datos que haya podido recoger, diose el primer caso sospechoso, que si no lo fue en el momento fuélo después por lo que la observación de los hechos fue dando de si, en la calle de San Telmo, habitación del capitán de la barca ”Triunfo“, siendo el invadido el cuñado del capitán, D. Bernabé Acosta, en la descripción de cuya enfermedad me extendí al principio de este trabajo. Según de voz pública se dice, este individuo, que inicialmente estuvo unos días en dicha vivienda en un cuarto en que había ropas y efectos del ”Triunfo“ recientemente conducidos a aquel local. Pocos días después, uno o dos, cayó atacado en la misma casa D. José Sosvilla, hermano del ya nombrado capitán y del que también he hablado ya, y con posterioridad fue invadida la madre del mismo.
Continuó la enfermedad desarrollándose entre los vecinos del mismo barrio y aún de la misma calle, especialmente, y hablo siempre siguiendo la voz pública, en personas que tenían relaciones directas con la familia citada de las que se extendió a otras que a su vez las tenían con ellas, quedando así establecido el andancio de que dejo hecha mención y que se circunscribió al referido barrio de San Telmo y a los alrededores de la familia de D. José Silva, sita en la calle O¨Daly nº 33 (una fonda) a la que como ya he dicho en otro lugar fue trasladado el Acosta a los 3 o 4 días de haberse enfermado y en la que murió.
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?“como hay lugar a creer en vista de la uniformidad de personas, no hay pasión en los datos que me han sido facilitados y en los hechos que me han sido referidos, parece debe deducirse, con muchos visos de probabilidad, que la epidemia tuvo su origen en la habitación de la casa del Sr. Sosvilla y por las ropas y efectos en ella contenidos y a ella llevados sin duda inconscientemente.”
Adendas de Pestana:
-El 11 de Septiembre de 1888 fondeó la barca “Triunfo”, de la Habana y N. York.
-El 23 de Noviembre de 1888 llegó Soler.
-El nº total de invadidos fue el de 25 y el de fallecimientos el de 16 o sea el 64%.
-Muriendo los 5 fallecidos antes del 12 hay motivo para suponer murieron de lo mismo, asciende el total de defunciones a 21, el 84%, cifra verdaderamente exagerada, anómala y aterradora.
-San Telmo estaba habitado muy particularmente por gente del mar por lo que pudiera suceder que algunos marineros conocieran la fiebre amarilla en las Antillas españolas
Y algunos otros puntos en que habitualmente se produce.
En esta razón calló enfermo en la calle San Telmo nº 13 D. Bernabé Acosta de 44 años de edad.
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Libretilla que contienen “métodos que se han de observar con el cólera morbo epidémico y precauciones que se debe tomar contra esta enfermedad”, por D. Alberto del Court médico titular del pueblo de Icod, en Tenerife y natural de esta ciudad de La Palma. Icod, Junio 13 de 1851.
Del mismo se copia la siguiente fórmula o receta, un alcoholato llamado “elixir de veroneja”:
Aguardiente........9,20 de azumbre (antigua medida para líquidos, 1 azumbre= poco mas de 2 litros)
Vinagre???... 2,20 de azumbre.
Sal amoníaco?..5 escrúpulos (antigua medida de farmacia, unos 798 mg.)
Salitre????. 4 escrúpulos
Aguafuerte??. 2 ''
Aceite de olivas. 3 ''
Pimienta??? 4 ''
Nafta????. 3 ''
Menta piperita..25 ''
Agitarse bien y dejar macerar al sol o en un paraje caliente.
Se administrará al enfermo 30 gotas de este elixir en aguardiente o bien en una infusión de menta o melisa“.
(Fondo Antonino Pestana II, “Apuntes para un catálogo”. Legajo 47 b), II 2.1., Caja XXIV).
Recuperar la trascendental obra y la memoria del historiador palmero Antonino Pestana Rodríguez (Santa Cruz de La Palma, 1859, Las Palmas, 1938) es una deuda y un compromiso ineludible que tiene toda La Palma y especialmente las instituciones que, como el Cabildo Insular, puedan llevar a cabo esta obligada restitución, como ya expresé en mi artículo anterior en este medio (06/02/2013).
D. Antonio Pestana ha sido y es aún en la actualidad un verdadero desconocido en su “matria palmera” a excepción de aquellos historiadores y conocedores de sus “papeles” que han utilizado el Fondo Pestana para algunas de sus publicaciones, todos ellos de reconocido prestigio. Creo firmemente que, quién quiera conocer y analizar la historia moderna y contemporánea de La Palma, está obligado a estudiar, cuando menos, la obra de dos grandes historiadores palmeros: a Juan B. Lorenzo Rodríguez y a Antonino Pestana Rodríguez; el primero muchísimo más conocido, gracias a Dios, y a D. Régulo Pérez, mientras que el segundo, Pestana, aún es una “rara avis” en el mundo bibliográfico canario, siendo como fue coetáneo y amigo de Juan B. Lorenzo, de Méndez Cabezola, de Elías Santos Abreu, de Rodríguez López y de toda aquella genial intelectualidad del XIX palmero; en mi opinión, la conocida condición de alto dirigente masón de Abora en La Palma fue la causa de que fuera relegado prácticamente al olvido en su isla y en Canarias salvo por algún avezado historiador, a veces por investigadores aficionados, que se nutrieron del Fondo Pestana y que callaron, la más de las veces, su procedencia.