Me entristece transmitir
un mensaje negativo
para un evento festivo
que no puedo prohibir.
Pero sí debo decir
lo que dicta mi conciencia:
como persona de ciencia
y vecino del lugar
no querría lamentar
el dolor de otra imprudencia.
Jócamo, 19.VI.2023
NOTA: Bien se sabe que la especie humana tiene propensión a tropezar varias veces en la misma piedra. No escarmienta y, tras errar, vuelve de nuevo a tropezar sin haberse recuperado de la caída anterior. Eso sí, la culpa es siempre del mal estado del camino, jamás de nuestros descuidos o imprudencias.
Evidente, no tengo nada contra las fiestas populares. Es más, las apoyo y he disfrutado históricamente de las mismas, pero cambian los tiempos, las personas, los comportamientos, los riesgos ambientales, etc.
En la época que nos toca vivir, las fiestas estivales en el ámbito de espacios forestales son una flagrante imprudencia, cuyas consecuencias son de sobra conocidas en el mundo rural palmero.
La Montaña de La Breña, en el lindero de los municipios de Breña Baja y Villa de Mazo es un ejemplo palmario de un lugar donde hacer una fiesta en verano es una auténtica temeridad, que corremos el riesgo de pagar muy cara.
La Montaña está catalogada como Zona de Especial Protección (ES7020072), tras haber sido previamente declarada Lugar de Importancia Comunitaria (Directiva 92/43/CEE) de Red Natura 2000, y a nosotros no se nos ocurre mejor uso para el espacio que el de organizar una fiesta popular en su cima, con música y ventorrillos. Sinceramente, no parece coherente ni lo más recomendable para garantizar su protección.