‘Fitureando’

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Fitur llega esta semana. El más conocido escaparate turístico. Y para una Comunidad Autónoma como Canarias y un país como España, es el escaparate donde nos va parte del sueldo. 

En Fitur, muchos se harán la foto al lado del slogan tipo “Latitud de vida”, “Abraza de nuevo tus Islas”, “un solo pueblo”... al lado de fotos de los recursos y paisajes turísticos de las islas en defensa de “Lo nuestro” como recurso económico. Pero a mi humilde entender, la realidad no siempre acompaña. 

“Lo nuestro” … un comodín para definir la naturaleza, cultura, recursos, clima, incluso la lengua en Canarias que resumen lo que buscan los turistas en las islas y que en teoría es lo que nos define y habría que conservar. El problema es que “Lo nuestro”, no siempre es entendido. 

¿Saben ustedes que hay lugares de este planeta que se comercializan turísticamente con éxito pero no son tan auténticos pero muy suyos? Se me ocurre, por ejemplo, el Blue Lagoon (Islandia), donde el agua caliente es un subproducto de la central geotérmica que tienen al lado. Es uno de los lugares más visitados del país y nos han hecho creer que es uno de los mejores balnearios del mundo. Pues lo crearon en 1976 con piscinas artificiales. ¿Les resulta familiar el Lago Martiánez en el Puerto de La Cruz? ¿Les suena la eterna Fuente Santa en Fuencaliente? 

El otro día escuché la frase de un ilustre alcalde palmero que decía: “Para que el turismo avance deberíamos dejarnos de tanto espacio protegido”. No, hombre no. Eso tampoco. 

Pongamos otro ejemplo para que lo entienda este alcalde. En la Cueva de Altamira en Santander, el visitante entra en una reproducción de la cueva real. Y tan solo un pequeño grupo visita la original, previo sorteo y con gran demanda. Permitiendo que la original perdure en el tiempo. La Fuente Santa no tendría que ser la santísima y auténtica y realísima, sino una preparada con esmero y dejar quieta la real, protegida para la posteridad y con un uso, si acaso, muy controlado. Así salvaríamos el escollo de la protección de Costas, pero facilitando la creación de una actividad turística de calidad, en un entorno también volcánico y no necesariamente a pie de ‘fuente’. 

En definitiva, no se trata de ser más papista que el papa o, en cambio, destrozar el entorno para sobre-urbanizarlo turísticamente, sino entender que, en turismo, lo “nuestro” es nuestra diferencia competitiva. Aquello que nos hace únicos porque no hay igual en otros lados, pero no como recurso sino como experiencia: turismo rural, enoturismo, astroturismo, artesanía, cultura...y todo junto. 

Así pues, mientras ofrezcamos hoteles con la misma decoración aquí que en la China, o lo único relevante y contable sean las camas o el precio más bajo, “lo nuestro” resume una pérdida de oportunidades al son de los vaivenes del mercado internacional. Para evitarlo, deberíamos mejorar y repensar la experiencia turística. Que debería ir desde el alojamiento, las rutas, la comida, las actividades junto con la autenticidad, la protección de recursos naturales y la vocación de los agentes turísticos. Todo el paquete pensado para ser único, diferente y memorable. Si un turista está en Canarias que se sepa. Pero que también lo sepamos nosotros. Eso quiere decir que gran parte de los beneficios del turismo deben quedarse. Ahora mismo se va mayoritariamente fuera: solo los sueldos bajos son nuestros. El turismo debe generar beneficios para todos, no solo la supervivencia. 

Así que nos vamos a Fitur. Veamos cómo sale la muestra de 2024 y si “lo nuestro” es más de “lo mismo” o nos encaminamos al futuro donde el turismo sea más sostenible, social, medioambiental y económicamente.