Mamma mia

Santa Cruz de La Palma —

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Hace unas semanas, viendo el telediario, mi hijo pequeño me preguntó si nunca hay noticias buenas, que todas las que ha visto son negativas. Así que llevo días pensando en la positividad y en la esperanza. Las noticias malas venden más y la verdad es que el contexto no ayuda, pero ¿tan poquito nos queremos como para no apreciar lo positivo? 

Así pues me he propuesto buscar un mensaje constructivo al que agarrarme y escribir sobre ello. Algo que no fuera un problema, una queja o una reclamación. Me ha costado. Veamos. 

Tenemos buen clima, una isla bonita, buena gente, mar. La mayoría tenemos amigos decentes, un entorno familiar, chocolate, Netflix, salud y un hogar. Nos gusta el olor a pan recién hecho, el de las chuletas de una barbacoa, las carcajadas de un niño...Pero claro que aunque esto sea positivo, no son noticias, así que no deberían contar como importante. Es decir, las pequeñas cosas por las que vale la pena vivir no son noticia. E incluso los logros particulares o como sociedad se han convertido en criticables. Que fulanito gana un Nobel, pues no lo ha ganado menganito. Que el chico entra en la universidad a estudiar la carrera x, pues debería hacer otra cosa que tiene más futuro...Lo positivo es tan cuestionable como lo negativo, pero no crea audiencia. Lo que en sí mismo, es bueno. Pero, desgraciadamente, por cotidiano, no se valora. 

Así estaba yo dándole vueltas a la reflexión del niño, hasta que llegó el Día de la Madre. Menos mal. ¡Las madres son noticia! Pensé entonces en mi madre y en mi suegra con sus fiambreras de los domingos, del abrígate bien y si esta noche trabajas, avisa cuando llegues. Las madres que te miran a ver si tienes ojeras, que te cuidan a los niños, que te llaman siempre a deshora.... Las madres que están ahí aunque no estén y que lo saben todo aunque no se lo cuentes. Las que se meten donde no las llaman porque nunca dejarás de ser su hija. 

No desmerezco a los padres, ni mucho menos, pero ellos también tienen su día. Así que ahí va. En el día de las madres celebramos la extraordinaria fuerza y amor incondicional. Madres, la mayoría de las veces, que pasan desapercibidas y son invisibles salvo para sus seres queridos. Así que visibilicemos. 

Mi madre se sacó el graduado escolar con 38 años. Soñaba con seguir estudiando pero las circunstancias no ayudaron. Ni siquiera sé qué es lo que quería estudiar en la universidad. Pero sí sé, sin embargo, que trabajó y ahorró para que mis hermanos y yo estudiáramos. Mi madre es mi noticia porque soy consciente de que cada proyecto mío es en su honor y en pago de una deuda que disfrutamos ahora en familia. Mi madre se llama Yolanda y ahora ya no es anónima. Su fuerza antes no valorada, es ahora francamente reconocida como el hilo conductor de toda la familia. Lo has hecho bien mamá. Francamente bien. 

Mi noticia es un tributo a todas las mujeres y también madres que han sido sustrato no reconocido de una sociedad, pero sin duda insustituibles. Un tributo a las madres imperfectas que lo intentan una y otra vez y, a la esperanza de que siendo madres no se olviden de ser personas ni de sus propios proyectos vitales. Que el día de las madres se celebre cada día. ¡Mamma mía!