Momento turístico clave
Si se sintetizara la actual situación turística se podría afirmar que estamos pasando un momento de total incertidumbre. Hasta hace escasos años, se podía apreciar un sector con unas condiciones estables desde donde se podía vaticinar cuál iba a ser su futuro inmediato. Sin embargo, el escenario se está abriendo y atomizando tanto que las predicciones sobre ese futuro están llenas de dudas e irresoluciones.
Estas manifestaciones y oleadas de indignación que estamos viviendo en gran parte del país, donde se cuestionan ciertos modelos turísticos y de convivencia que hasta hace poco eran asumidos como tales, no suponen más que llamadas de atención de una ciudadanía a sus instituciones para que intervengan urgentemente en una situación en la que, claramente se les está yendo de las manos.
Estamos pues, en un momento donde se cuestiona hasta la propia existencia del sector, cuando la actividad turística sigue aumentando a ritmos frenéticos, debido al interés de empresas, inversores, destinos y consumidores.
Por lo tanto y pese a la contestación de parte de la ciudadanía, continúa el aumento del turismo lo que hace más inexplicable tanto la supuesta crisis del modelo como sus expresiones más triunfalistas, llegando al extremo de que sus factores positivos comienzan a ser percibidos como un gran inconveniente, que se traduce en que el éxito del turismo se esté convirtiendo en sinónimo de problemas sociales, económicos, medioambientales…
Ante esta realidad, sería aconsejable que todas las partes interiorizaran que la relación entre sociedad y entorno va a ser cada vez más imprevisible debido a factores que vienen para quedarse, hecho que nos obliga a superar el nivel de inercia, rutina y espontaneidad existentes, ya que se avecinan tiempos de profundas y desconocidas transformaciones sobre las que carecemos del control necesario, tanto en términos teóricos como prácticos.
Por lo tanto, instituciones y sector han de pretender que ciertas posturas y afirmaciones no se conviertan en armas arrojadizas, sino que siendo conscientes que se tratan de asuntos muy controvertidos se vayan logrando compromisos transversales y de muy diferente naturaleza.
Y a ello, se debería de añadir que el punto de partida no es el más halagüeño, ya que la arquitectura institucional turística sigue careciendo de la capacidad de interlocución necesarias y desempeñando su labor funcionarial basada en la especialización de aspectos muy concretos, realidad que puede convertirse en un obstáculo para sus propios intereses ya que es tiempo de políticas y escenarios con mayores cuotas de interdependencia y a ser posible, desde una potente y contrastada atalaya turística.
Y es que, una de las dificultades estriba en que el sector ha de considerar que los esfuerzos de adaptación que posibilitaron y posibilitan el desembarco y competitividad de sus empresas, comienzan a ser cuestionadas por una sociedad y clientes que reclaman unos usos y condiciones diría que diferentes.
Paralelamente y desde la gestión pública sería conveniente, y se reitera, que se analizaran los efectos negativos debidos en gran medida al escaso desarrollo de los criterios de compatibilidad internos a la hora de alcanzar los acoples que sector y ciudadanía demandan insistentemente.
¿Y todo esto tiene solución? No nos engañemos, siempre será difícil y fastidioso. Y es que, si se quiere solucionar modelo y actividad, no hay más remedio que tener en cuenta la mejora “del todo territorial - social” y viceversa. Por lo tanto, evitemos las soluciones simplistas porque la situación tiende a volverse totalmente enrevesada.
Hasta ahora y gráfica y visualmente, hemos percibido unas agitaciones voluntariosas y todavía estériles pero que social y técnicamente comienzan a inquietar, mientras que desde las administraciones se sigue proyectando una actitud realmente parsimoniosa.
Y es que la elevada complejidad del momento nos sitúa ante un escenario que no pensábamos que existiera. Por lo tanto, parece que nuestra primera asignatura va a consistir en gestionar nuestro propio desconocimiento. En fin, deseamos recuperar afanosamente las certezas sociales y sectoriales. Hay materia.
*Iñaki Garmendia Esnal es experto en Gobernanza y Seguridad en el Turismo
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