Llegó el momento más esperado: se apagó el volcán (¡aleluya!). Y no sé si se han dado cuenta pero no lo celebramos. Estuvimos 10 días de puntillas no sea que el ruido lo despertara, como a un niño malcriado, y ahora que tenemos confirmación, ni lo celebramos ni lo creemos. Aquí seguimos mirándolo de reojo.
Algún brindis de Navidad habrá habido, pero es que se apaga el volcán y se enciende el fuego del covid y, carajo, hasta los abrazos nos ha fastidiado. Yo no sé ustedes pero añoro la paz de los problemas “banales” como la corrupción, el paro, el precio de la luz... Esas cosas que teníamos tan normalizadas, pero que en realidad no son nada de banales. Añoro la cotidianidad, añoro hasta los guiris en calcetines. Claro, que ya no se ven muchos con el turismo cero (bis).
No sé ustedes, tengo la sensación de que ya nada será lo mismo, que en realidad, la incertidumbre es la nueva certeza y que estas crisis seguidas nos han robado la alegría. Con razón, hasta bastante bien estamos. Y es que en nuestra cultura no estamos acostumbrados a vivir al día, sino a pensar eternamente en el futuro y a guardar bajo el colchón.
Así que es importante tener una visión de futuro, altura de miras y estar preparados. Y eso no lo tenemos: no sabemos cómo vamos a hacer para recuperarnos económicamente de estas crisis sobrevenidas y muy seguidas: covid y volcán. Los grandes motores de la economía de La Palma son la agricultura y el turismo. Y los dos están muy resentidos. A la agricultura no le afecta el covid, pero sí el volcán y por lo menos en ayudas en agricultura, se han puesto las pilas. Pero al turismo le afecta el volcán y el covid, y aquí las pilas no están recargadas. Están en rojo. Con un mensaje que lee “la estrategia turística ante grandes crisis no es la misma estrategia que un año bueno, haga el favor...”
Los turistas volverán, es la frase socorrida, así sin más. Volverán porque tienen ganas de salir después de dos años y además el volcán es un reclamo. Y sobre todo porque la isla es segura. Eso nos dicen. ¿Lo es? Nos mantuvimos en semáforo verde mucho tiempo y ahora el covid está desbocado. Ya no somos seguros.
Y si ya no hay volcán, segurísimo que la isla es segura. ¿Estás seguro, seguro? Porque es fácil pensar un poco y entender que hay que revisar acantilados después de tanto seísmo, así como los edificios de varias alturas, incluídos los hoteles. También revisar los caminos, después de tanta ceniza, limpiar miradores, recuperar paisajes, revisar señalítica y volver a poner la isla bonita. Bonita, bonita.
¿Está eso en los planes turísticos ahora? O el turismo en 2022 va a venir porque la promoción turística planificada por la Consejería de Turismo del Cabildo está basada en el lema La Palma es segura y con eso basta. ¿Y es segura porque ellos lo dicen o porque está comprobado? Porque antes de presentar un plan de promoción para llenar a la isla de viajeros, ¿no creen ustedes que es mejor certificar que las piedras de los acantilados no se van a caer en el camino, que la ceniza no les va a cegar cuando sople la brisa, que van a poder usar los senderos con seguridad y que van a poder ver estrellas en miradores reabiertos después de dejarlos decentes tras la erupción? ¿O se va a hacer toda esa promoción para que los viajeros se encuentren con carteles de “Cerrado”, “Cerrado el paso”, “no es posible esa actividad”, “esa empresa ha desaparecido porque no sobrevivió a dos crisis seguidas” o “aún no estamos preparados”...?
¡Qué pena que no se les haya ocurrido todavía asegurarse de que sobreviva el tejido productivo relacionado con experiencias y ocio activo: senderismo, parapente, astroturismo, buceo, bicicletas, turismo de naturaleza..., que es la clara diferencia competitiva del turismo en La Palma, Reserva de la Biosfera (casi dos años sin trabajar??)! ¡Qué pena que no se les haya ocurrido que para decir que algo es seguro, sin comprobar la seguridad!¡Qué pena que no se les haya ocurrido que si la isla es bonita hay que volver a ponerla bonita! ¡Qué pena que solo se les haya ocurrido un lema para venderlo en ferias o en notas de prensa! Por mucho repetir un lema no se va a convertir en verdad, mejor practicar con el ejemplo. Así que veamos uno.
El Centro de Visitantes del Roque de Los Muchachos, que por cierto ha tardado más de 20 años en ver la luz y es fácil de comprobar quién puso trabas en el camino, y que se inauguró así también de puntillas y sin mucho entusiasmo, es el más vivo ejemplo de cómo se hacen las cosas a medias y no se le saca el jugo bien exprimido. Se anunció en la inauguración, como “el motor de la reconstrucción de La Palma”. Algo que no deja de ser irónico, por lo de los 20 de años para que se terminara...
Pues bien, el Centro tiene como objetivo para promover el cielo de La Palma y la sostenibilidad ambiental de la zona para que la población lo entienda, lo disfrute y lo defienda para las generaciones futuras. Ese es el lema y el objetivo: pues bien, hablemos primero de astronomía. Por dentro está espectacular, un poco psicodélico, pero muy bien. El medio gas está por fuera. Resulta que fue diseñado con unas preciosas plataformas de observación astronómica, pero ahora no se permite observar el cielo libremente, ni tan siquiera por fuera del centro (ver Convenio Gestión del Centro de Visitantes, 2021) y si se hace en el futuro de manera organizada por el centro, muy posiblemente creará competencia desleal con las empresas de astroturismo palmeras.
Y el astroturismo se lo ha currado y ya tienen un premio Fitur (2018) y una Placa al mérito turístico (2014) y tiene bastante aceptación. Pero el uso a medio gas, mal diseñado, de estas plataformas de observación, provocaría que las empresas de astroturismo no pudiesen competir en igualdad de condiciones con la administración, con lo que será su final (mejor me callo). No gana nadie, ni siquiera el cielo.
Por otro lado, tampoco está previsto la pernoctación en el centro en forma de hotel o que el restaurante está abierto más allá de la puesta de sol...¿ustedes han visto las puestas de sol desde esta zona? ¿Entienden ahora por qué les hablo de medio gas?
No se le extrae el jugo, porque para promover el cielo y su protección, hay que verlo, hay que vivirlo. Y por decir, digo que ni siquiera se pueden visitar las instalaciones del Observatorio, que llevan suspendidas desde marzo 2020 debido al covid. Todo ha reabierto, incluso las visitas al Observatorio del Teide que dependen de la misma institución, pero La Palma is different, en el Observatorio del Roque tienen el cartel de “Cerrado”, sin más.
Y en cuanto a sostenibilidad, a estas alturas de la película, hablar de sostenibilidad pero que el centro no sea autosuficiente energéticamente y no tenga una mísera placa solar...¿cómo?...Así que ustedes me dicen cómo se le saca el jugo a la protección de cielo y a la sostenibilidad, si el centro de visitantes se va a usar como aseo y sitio de paso. Vamos a hacer las cosas con cabecita, que antes del centro también podíamos hacer pis detrás de una retama... Ay, ¡qué paciencia hay que tener!
Nota: Mi agradecimiento explícito a las concejalías de Turismo de los ayuntamientos de El Paso y de Fuencaliente que han facilitado, dentro de su presupuesto y de manera urgente, las actuaciones que les he pedido personalmente para poder trabajar en miradores astronómicos alternativos, puesto que los miradores astronómicos habituales están en zona de exclusión. Nos han dado herramientas para empezar en tiempo récord y han entendido nuestras necesidades. Lo mío son las estrellas y se agradece la gestión bien hecha vengan del signo político que vengan. Felicidades y gracias.