¿Cómo vamos? En una palabra: mal

Santa Cruz de La Palma —
5 de noviembre de 2020 10:24 h

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¿Cómo vamos?

En una palabra: mal.

Me explico. Los indicadores (R, K, IA a 14 y a 7 días, ingresos hospital, ingresos UCI, fallecidos) están creciendo desde julio. En octubre los incrementos semanales fueron superiores al 20%, pero las medidas más duras (cierres perimetrales, confinamientos, etc.)  se han precipitado ahora.

Y esto tiene que ver con que por fin se hacen públicos los valores numéricos del semáforo epidemiológico. Y se hace público después de saltárnoslo dos veces, una en marzo y otra en agosto.

Las Administraciones han pactado unos indicadores para medir el riesgo y decidir las actuaciones necesarias. El primero de esos indicadores son los casos que se detectan, la incidencia acumulada (en 14 días y por 100.000 habitantes). El riesgo es “medio” a partir de 50 casos; entre 150 y 250 es “alto”; mayor es “extremo”. Según ese indicador hace meses que mitad de España estaría en riesgo alto y otra la otra mitad en riesgo extremo. Y no se ha hecho nada hasta la segunda semana de octubre; bueno, si se ha hecho algo: decir que habíamos vencido al virus y animarnos a salir, viajar y consumir.

Si se fijan, si ahora se endurecen las medidas no es porque la situación sea muy diferente, ya era mala desde verano, sino porque han cambiado los criterios. En su última comparecencia en rueda de prensa el presidente Sanchez afirmó que el objetivo es llegar a 25. ¡Este valor lo sobrepasamos hace tres meses! ¿No creen que hubiera sido más adecuado tomar algún tipo de medidas antes para tratar de no llegar a esta situación?

Hasta mitad de verano los mensajes fueron de tranquilidad, de haber superado la pandemia. Aunque el rebrote era evidente, Fernando Simón afirmó que “una gran parte” se debía a la capacidad de diagnóstico y que ojalá llegara septiembre “con un nivel de transmisión bajo”. Después entramos en variaciones al alza y a la baja de los indicadores, pero un mes después Simón volvió a decir que habíamos conseguido una “estabilización” que no se produjo. Destacó la “baja letalidad” del virus en España, aunque desde verano esa cifra es peor que la media europea y somos el segundo país con más muertes en términos relativos. Hace dos semanas dijo que “España está probablemente llegando al pico, la estabilización y quizás al descenso de la segunda ola”, mientras los ingresos ya volvían a subir y desde entonces se han disparado todos los indicadores. ¿De verdad que alguien todavía puede creer lo que dice? ¿De verdad que todavía hay alguien que afirma que la gestión, por parte del comité de “expertos”, ha sido buena?

La situación es mala desde hace tiempo, en la última quincena los casos crecen de forma acelerada en casi todas partes y más rápido que en verano. Este repunte de otoño empezó primero en algunos países europeos y ahora preocupa que sea efecto del frío y la vuelta a la vida en interiores mal ventilados.

Nunca los gobiernos y las diferentes autoridades han querido publicar los valores numéricos de los indicadores y mucho menos un semáforo epidemiológico, hasta la semana pasada cuando la Unión Europea consiguió, bajo presiones, que nuestro gobierno lo hiciera público. 

No lo hizo el Ministerio de Sanidad, y era una propuesta del plan de desescalada. Entonces se propuso una lista de variables para ir cambiando de fase, pero ese “panel de indicadores” nunca se publicó.

Tampoco publicó indicadores el CCAES que dirige Simón, ni la ponencia del Consejo Interterritorial, donde se reúnen Gobierno y comunidades. Sin embargo, se han usado indicadores cuantitativos, y desde verano indicaban una situación grave, pero no se difundieron. Lo importante entonces era salir, viajar y consumir porque, según Sanchez, habíamos vencido al virus.

Los indicadores tienen que ser cuantitativos, públicos y de metodología transparente. De otra forma no hay manera de poder comparar, de saber lo que ocurre y de tomar buenas decisiones. Por lo que este “semáforo” con indicadores y con criterios claros sobre qué es lo que hay que hacer cuando se supera un umbral es muy bienvenido. Teníamos que haber tenido este “semáforo” desde el principio de la desescalada para monitorizar y ajustar las restricciones durante el verano para no haber llegado a la situación actual.

Los datos nos salvarán. Quizás sea una exageración, pero lo que sí es correcto es que los datos nos muestran las falacias de una serie de afirmaciones que se han hecho a lo largo de estos ya casi nueve meses de pandemia. Por ejemplo, no es verdad que solo los estados dictatoriales puedan parar el virus, no es cierto que solo las islas puedan detenerlo, no es cierto que solo los países ricos y con recursos lo puedan detener, no es cierto que solo los países con cultura que prime lo colectivo sobre lo individual, como los asiáticos, puedan detenerlo. Una de las cosas más relevantes de los datos no es cómo muestran el fracaso de Estados Unidos y Europa frente al éxito de varios países la región de Asia y el Pacífico, que cierto es que han podido tener suerte; lo más importante, para detener la pandemia, es que han hecho lo que tenían que hacer en cada momento. Y este hecho marca la diferencia. 

Datos y datos y más datos

Las dos tablas del Ministerio de Sanidad muestran los datos de fallecidos por Covid. Una es del 3 de noviembre y la otra del 4 de noviembre. Hay diferencias ¿no? Un salto en la cifra de muertos y de casos. También pueden observar un total más bajo de ingresos hospitalarios y en UCI.

¿Por qué? Porque la Unión Europea y la insistencia del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) en que España entregue informes más completos, depurados y personalizados es lo que ha motivado este nuevo vuelco en los datos. Si buscan en la hemeroteca encontraran vídeos y artículos con Illa y Simón afirmando que “sus” datos son magníficos y que cumplen con los estándares y criterios del ECDC y de la OMS. Como ven en las tablas no era cierto.

La realidad es que, durante la primera ola, no se realizaron test a todos los “sospechosos”. Tampoco había test suficientes para hacer pruebas. Muchas personas murieron sin la prueba realizada, y Sanidad dio orden de que no se realizaran autopsias. En mayo, Illa y Simón, decidieron sacar de los datos a los “sospechosos”. El ECDE, la OMS exigían tenerlos en cuenta en las estadísticas. Los “expertos” de Illa y Simón no lo consideraron necesario. Illa llegó a decir que “La OMS no es la que impone los sistemas de vigilancia en Europa, no es su misión”. Sin embargo, Simón reconoció que Sanidad debería “ajustar el recuento de fallecidos”. Pues bien, este momento ha llegado el miércoles 4 de noviembre.

Y se hace con efecto retroactivo, con lo que cambiará toda la serie histórica desde el inicio de la pandemia. Pueden ver en las tablas variaciones en las cuatro unidades clave de medición de la incidencia de la Covid: número de contagios, ingresos acumulados, ocupación de UCI y total de fallecidos.

El ECDC ha presionado mucho a España para que arregle sus estadísticas y no tener que buscar en las webs de Sanidad, el Instituto Carlos III y otras para cruzar datos y saber qué es lo que realmente está sucediendo.

Desde este miércoles, los informes españoles ya estarán depurados y serán homogéneos con los criterios europeos.

Espero que, con este cambio, en cómo contar, no volvamos a tener problemas con los datos. Sin buenos datos no es posible tomar buenas decisiones.

Sanidad vuelve a contabilizar a aquellos “sospechosos” que sacó de sus estadísticas a finales de mayo. Y atenderá los criterios marcados por la OMS y el ECDC.

Le pongo aquí el dato del “aumento” de mortalidad que pueden observar en las tablas o en los enlaces a la web del ministerio de Sanidad. También pueden comprobar que este número se aproxima más al contabilizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El martes 3 de noviembre los fallecidos sumaban 36.495, hoy 4 de noviembre suman 38.118. Se han incorporado al análisis 5.105 casos y 1.326 fallecidos diagnosticados antes del 11 de mayo. Por otro lado, se han eliminado 15.056 hospitalizaciones y 2.185 ingresos en UCI que no cumplían los criterios o que correspondían a casos duplicados. En España hasta el momento se han notificado un total de 1.284.408 casos confirmados de COVID-19 y 38.118 fallecidos

¿De verdad que creen que este uso de los datos es inocente? La gestión no solo ha sido, y es, mejorable, sino que las medias verdades y las falsedades han sido, y son, muchas. Quizás la carrera del director del CAES como humorista este despegando, pero su labor como gestor de esta epidemia no es comparable con la de otros homólogos europeos, en concreto, con su colega Christian Drosten, que podrá equivocarse, pero hasta ahora no ha mentido.

Notas:  Las gráficas de fallecidos y tablas de ingresados son del Ministerio de Sanidad.