‘Piel de gato' de Antonio Abdo

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Este miércoles este periódico reproduce un extracto de la presentación del poemario ‘Piel de gato’ de Antonio Abdo, que será nombrado esta tarde Hijo Adoptivo de La Palma a título póstumo, que incluye dibujos de Pedro Fausto, por parte de Luis Cobiella en el Teatro Chico de Santa Cruz de La Palma el 23 de diciembre de 1993.

“Digamos cómo funcionará esto: Antonio leerá poemas y yo entrometeré comentarios.

¿Con qué derecho estos comentarios a un libro del que todo lo sabe el autor y yo le soy reciennacido? Con todo el derecho: quien publica otorga, entre otros, el derecho de ser comentado; otra cosa es que el comentario devenga relevante.

Por mi parte no pretendo otra relevancia que gozarme en la promesa de belleza que infunde su primera lectura (una primera lectura puede ofrecer, de entrada, cierta belleza y otras gratificaciones; pero generalmente, además, te deja una esperanza de belleza en siguiente lectura).

Pero tiene trece, no doce poemas el libro. Doce es demasiado representativo y demasiado frágil: puede dividirse en tantos pedazos: dos, tres, cuatro, seis pedazos rigurosamente exactos...Trece, por el contrario, solo puede dividirse en el solo pedazo de sí mismo, es primariamente singular.

He ahí que Pedro Fausto haya renunciado a reducirlo a dibujo y haya sabido que Antonio Abdo es su propio dibujo. Puede dibujarse incluso un poeta; más no un hombre.

El hombre Antonio Abdo ha escrito el único poema de sí mismo. Siendo un poeta genial y genial creador, ha dedicado su vida a la exaltación de poetas y creadores a quienes, pudiéndolos mirar desde arriba, los ha considerado desde ese abajo celeste llamado servicio. Siempre me ha sacudido la divina contradicción del anonadamiento, tal el caso de Antonio; y cada vez que lo veo o lo abrazo, lo digo en palabras de labio o corazón ¿cuándo vas a editarte a ti, a representarte a ti, cuándo tu epifanía, si eres más que lo que editas, representas y muestras?

He encontrado dos respuestas: una, aproximada, este libro. La otra es más larga de expresar y, sobre todo, más personal:

Dicen que mañana por la noche se recuerda el nacimiento de Jesús de Nazaret; dicen que una vez Jesús se transfiguró en una especie de levitación resplandeciente, más los exegetas no se ponen de acuerdo en el límite de la expresión literaria, las analogías expresivas, la parabolización del relato evangélico; sin embargo todos están de acuerdo en que Jesús lavó los pies a sus discípulos, y que dijo he venido a servir, no a ser servido, y que pospuso la referencia a sí en favor de la referencia al otro: así como os amo, amad vosotros a otros. Si yo digo que creo en Jesús de Nazaret es, en parte, porque encuentro hombres como Antonio Abdo, cuyo servicio es tan fácil de creer. Antonio Abdo, Jesús de Nazaret, la diferencia es cuestión menor sólo de nombres. No sé, Antonio, si te ha molestado el símil; si sé que a Jesús no le ha molestado en absoluto.

Luis Cobiella