Espacio de opinión de La Palma Ahora
“Pseudolynchias canariensis”
Con el interés que siempre despierta el debate político, el último fin de semana hemos reflexionado sobre el que se ha generado entre las bases del partido socialista de La Palma y su descontento por las decisiones tomadas en niveles superiores, regional y nacional. La falta de entendimiento es notoria. Consideran los socialistas palmeros que no se puede dirigir correctamente una organización política si no se conocen bien las condiciones materiales sobre las que se debe trabajar y los intereses y nivel de conciencia de las agrupaciones locales hacia las que se orientan directrices de superior rango. No se puede razonar, reglamento en mano como ha hecho el PSOE con algunos dirigentes palmeros, decretando sin apenas escucharles sus expulsiones del partido. Un hábito disciplinario, válido en las situaciones pasadas de “ordeno y mando”, en las que no se tenía en cuenta “los matices” de la norma, ni su aplicación en un momento determinado o en una realidad diferente. Las determinaciones tomadas por las Ejecutivas Regional y Federal de expulsar a los consejeros socialistas del partido, sorprendieron a cuantos creen que las recetas, las fórmulas y las consignas que forman parte de los métodos de dirección y organización de un partido político deben estar siempre al servicio de las metas que tienen los afiliados y simpatizantes “sumergidos” en una realidad concreta, lo contrario podría generar (como parece ser el caso) una lamentable decisión o, lo que puede ser peor, un incomprensible error político.
El Comité Ejecutivo Federal del PSOE tomó, desde Ferraz, la determinación de suspender de militancia a los seis consejeros socialistas del Cabildo de La Palma por pactar con el PP y presentar una moción de censura a Guadalupe González Taño. Madrid está lejos, pero es el lugar donde está el poder y donde se fijan las normas por muy descentralizado que sea el partido. Y, en Madrid, queriendo espantar (nunca mejor dicho) a las “Pseudolynchias canariensis”, las moscas cojoneras que venían siendo algunos de sus dirigentes en esta Isla, cogieron precipitadamente los estatutos, los miraron como un bicho incómodo y, al final, sin valorar del todo la decisión, condenaron a los seis consejeros del Cabildo suspendiéndolos de militancia. No hicieron un esfuerzo serio por escucharles, comprenderles y darles la oportunidad de defensa; tampoco lo hicieron por conocer la sociedad en la que viven y que “decían” querer transformar con el nuevo pacto; no entendieron “la burla” que supuso la anterior ruptura con CC, la opción política entonces gobernante, que no tuvo en cuenta la correlación de fuerzas que en La Palma existe, propiciando con su actitud el nuevo acuerdo; no se pensó en “el calvario” de sus dirigentes palmeros al ser “ninguneados” por sus anteriores compañeros de gobierno, ni lo complicado que les resultó, desde el punto de vista ideológico, la angustiosa búsqueda de una salida; tampoco se molestaron en analizar la realidad política de la Isla, donde aglutinar a una sociedad compleja requiere sacrificios ideológicos, que, a veces desde la cúpula, son difíciles de asimilar; pero, ante todo, lo que parece una torpeza inexcusable es que se les negara el derecho a la defensa“ cuando, en democracia, la defensa es la garantía de amparo que tienen las personas antes de que, por una presunta imputación, se les dicte sanción o castigo.
Era lógico que los socialistas ¿expulsados? recurrieran ante la Justicia. Y no lo parece menos que la juez titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Santa Cruz de La Palma, haya resuelto, como medida cautelar “la suspensión de las medidas adoptadas por el PSOE manteniéndose su afiliación en dicho partido”. Con esta resolución, los consejeros socialistas en el Cabildo, a todos los efectos, continúan siendo miembros del PSOE hasta que se falle el litigio judicial abierto contra la decisión de la Ejecutiva Federal de darles de baja, puesto que ha de resolverse el correspondiente recurso ante el Comité de Garantías. “Hay gente que, según Anselmo Pestana, está trabajando en silencio en una labor de entendimiento y convencimiento con quienes tienen capacidad de decisión y pueden restañar esas heridas”. En los últimos días, los presidentes del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, y El Hierro, Alpidio Armas, han rechazado abiertamente la decisión de la dirección de su partido de expulsar del PSOE a sus consejeros en La Palma. Es un signo esperanzador que surjan voces de concordia, aunque sean aisladas, que consideran lo sucedido algo así como una “barrabasada” peligrosa para el PSOE en Canarias. Pero el líder socialista, Anselmo Pestana, no olvida que existe otro recurso presentado por Coalición Canaria ante Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC). Recordemos que los nacionalistas, dando por válida la expulsión de los consejeros de PSOE, recurrieron a la justicia por entender que, cuando se votó la censura, ya no pertenecían a dicho partido y, por ello, no debió prosperar la moción presentada por socialistas y populares en contra de Guadalupe González Taño. “Lo lógico ?ha señalado Pestana ? es que, tras el auto del Juzgado que mantiene nuestra afiliación, los nacionalistas retiraran ese contencioso, porque han perdido la única baza en la que fundamentaban su demanda”.
A modo de reflexión final, percibimos que si bien en Alemania un gran pacto de gobierno entre partidos antagónicos, la CDU de Angela Merkel y el SPD, es posible, y, hasta en Gran Bretaña, por el bien del país, tories y laboristas llegan a acuerdos sin que nadie se rasgue las vestiduras, en España, en un rincón de Canarias llamado La Palma, donde nunca se han entendido “los pactos en cascada”, parece que molesta un acuerdo entre PSOE y PP. ¿No era este un camino responsable, después de que Coalición Canaria “echara” a los socialistas del gobierno del Cabildo? Mientras el don de la palabra no sirva con naturalidad al milagro de que todos se entiendan, es necesario gobernar y, en este caso, socialistas y populares han señalado que, al impulso de viejas inquietudes e intereses, se han puesto a la tarea, activando proyectos arrinconados que, en un futuro más o menos inmediato, podrían mejorar la maltrecha situación que atraviesa la Isla.
Con el interés que siempre despierta el debate político, el último fin de semana hemos reflexionado sobre el que se ha generado entre las bases del partido socialista de La Palma y su descontento por las decisiones tomadas en niveles superiores, regional y nacional. La falta de entendimiento es notoria. Consideran los socialistas palmeros que no se puede dirigir correctamente una organización política si no se conocen bien las condiciones materiales sobre las que se debe trabajar y los intereses y nivel de conciencia de las agrupaciones locales hacia las que se orientan directrices de superior rango. No se puede razonar, reglamento en mano como ha hecho el PSOE con algunos dirigentes palmeros, decretando sin apenas escucharles sus expulsiones del partido. Un hábito disciplinario, válido en las situaciones pasadas de “ordeno y mando”, en las que no se tenía en cuenta “los matices” de la norma, ni su aplicación en un momento determinado o en una realidad diferente. Las determinaciones tomadas por las Ejecutivas Regional y Federal de expulsar a los consejeros socialistas del partido, sorprendieron a cuantos creen que las recetas, las fórmulas y las consignas que forman parte de los métodos de dirección y organización de un partido político deben estar siempre al servicio de las metas que tienen los afiliados y simpatizantes “sumergidos” en una realidad concreta, lo contrario podría generar (como parece ser el caso) una lamentable decisión o, lo que puede ser peor, un incomprensible error político.
El Comité Ejecutivo Federal del PSOE tomó, desde Ferraz, la determinación de suspender de militancia a los seis consejeros socialistas del Cabildo de La Palma por pactar con el PP y presentar una moción de censura a Guadalupe González Taño. Madrid está lejos, pero es el lugar donde está el poder y donde se fijan las normas por muy descentralizado que sea el partido. Y, en Madrid, queriendo espantar (nunca mejor dicho) a las “Pseudolynchias canariensis”, las moscas cojoneras que venían siendo algunos de sus dirigentes en esta Isla, cogieron precipitadamente los estatutos, los miraron como un bicho incómodo y, al final, sin valorar del todo la decisión, condenaron a los seis consejeros del Cabildo suspendiéndolos de militancia. No hicieron un esfuerzo serio por escucharles, comprenderles y darles la oportunidad de defensa; tampoco lo hicieron por conocer la sociedad en la que viven y que “decían” querer transformar con el nuevo pacto; no entendieron “la burla” que supuso la anterior ruptura con CC, la opción política entonces gobernante, que no tuvo en cuenta la correlación de fuerzas que en La Palma existe, propiciando con su actitud el nuevo acuerdo; no se pensó en “el calvario” de sus dirigentes palmeros al ser “ninguneados” por sus anteriores compañeros de gobierno, ni lo complicado que les resultó, desde el punto de vista ideológico, la angustiosa búsqueda de una salida; tampoco se molestaron en analizar la realidad política de la Isla, donde aglutinar a una sociedad compleja requiere sacrificios ideológicos, que, a veces desde la cúpula, son difíciles de asimilar; pero, ante todo, lo que parece una torpeza inexcusable es que se les negara el derecho a la defensa“ cuando, en democracia, la defensa es la garantía de amparo que tienen las personas antes de que, por una presunta imputación, se les dicte sanción o castigo.