Refundación de una utopía

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Estamos tan pendientes de recuperar lo perdido, que a pocas personas durante esta erupción volcánica, se les ha ocurrido que esto puede ser la oportunidad perfecta. Si eres afectado directo, es posible que me llames loca o mucho peor, pero pensando a largo plazo, la destrucción creada por este volcán, puede crear una buena oportunidad de futuro. Borrón y cuenta nueva: ¿Y por qué no una utopía? 

Se habla de reconstrucción, de intentar imitar lo anterior salvando las nuevas coladas que cruzan el valle, en las mismas condiciones o lo más parecidas posible, con la excusa del desarraigo o de los derechos del suelo. Pero, teniendo en cuenta estos derechos, las posibles (utópicas)!! daciones en pago de las hipotecas, el cómo reabrir carreteras o regar con desaladoras, hay otras muchas cuestiones que no estamos debatiendo y es nuestro deber hacerlo. No estamos comprando un coche, estamos cambiando de vida. 

Así que, ¿como comunidad, qué es lo que realmente queremos y necesitamos? ¿Quién traza el plan y por qué? ¿cómo podemos optar a la utopía de reconstrucción más perfecta que se pueda adaptar al presupuesto, al entorno, a nuestra cultura y a derecho? ¿Cómo podemos hacer de esta reconstrucción una oportunidad? ¿Y si viene otro volcán? ¿Y si la economía anterior en el Valle de Aridane o los espacios o formas habitacionales no eran la mejor opción? 

La Palma, no debe reconstruirse, debe refundarse. Y para ello debemos debatir cómo lo hacemos, cuál es el plan innovador y cuál es la mejor gobernanza a largo plazo. 

En la zona de Cumbre Vieja ya han habido varias erupciones (ver el mapa). Ésta no será la última. Reconstruir en la zona afectada con casas y plantaciones, implica que se pueda perder todo de nuevo. Lo más sentimental de nosotros mismos, el querer revivir los recuerdos, nos lleva a querer tener la casita el mismo sitio y de la misma manera. Pero seamos honestos y realistas, esto ya no es posible. Está casi todo bajo la lava. 

Deberíamos debatir lo que queremos y cómo lo queremos, pero hacer un ejercicio de retrospección también. Es más que evidente, pero casi un delito decirlo en esta isla, que una economía basada en la agricultura del plátano no es rentable. Solo sirve para vivir con la subvención al transporte. Hay serios problemas derivados de la dependencia al plátano, al uso y sobreuso del agua y a su propiedad (más propio de la edad media que del siglo XXI), a las ganancias de los intermediadores pero escasa de los agricultores...a la dependencia económica del sector primario y al transporte en un mundo cambiante, donde se genera mucha más riqueza transformando los recursos y donde los recursos son cada vez más escasos. 

¿Y si este volcán es la oportunidad para cambiar a una agricultura sostenible y a una economía circular sostenible? ¿y si se consigue arraigo de las personas de otra manera como el sentido de la pertenencia a un nuevo proyecto? 

Canarias ha cambiado ya varias veces de monocultivo y siempre como consecuencia de una seria crisis, acompañada de emigración. Además, en 2021, nos encontramos con el reto añadido de salir de una crisis provocada por una pandemia y con el reto absolutamente indispensable de convertir nuestra economía y forma de vida en vida responsable para evitar un cambio climático en ciernes. Así que debatamos para que el reto de la refundación del Valle de Aridane y La Palma, tenga todo esto en cuenta. La reconstrucción tiene que ser mucho más que un sorribo, mucho más que abrir carreteras y ciertamente mucho más que construir casas de madera y volver a llenar el espacio ahora ganado por la lava. 

Tenemos la oportunidad de refundar un nuevo modelo económico, el tiempo y dinero para formar a aquellos que se han quedado sin empleo, la oportunidad de crear apego a un nuevo proyecto de vida del que los habitantes de esta isla se sientan orgullosos, donde se acepte la ayuda para reconstruirse, pero no limosnas, y que la adaptemos para refundarnos, para hacerlo mejor antes... 

Con casas ecológicas, con planeamiento inteligente, autosuficiente, turísticamente atractivo y único, respetuoso con el entorno volcánico que nos ha tocado vivir. Nos faltan Césares Manriques pensantes para crear una refundación que nos haga recuperar el orgullo, la dignidad y donde Europa, Gobierno de España, todos los donantes que nos han enviado ayuda, sientan que su aportación ha servido para crear algo útil y memorable, a la vez que una oportunidad para curar heridas: la refundación de una utopía. 

Nos falta mucho diálogo, nos falta mucha buena gestión, ideas innovadoras, colaboración y un plan con recorrido independientemente de la alternancia y de la gobernanza política. Pero nos sobran ganas. Y a veces las ganas te llevan a la utopía.

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