La expectación es máxima. Las entradas para el estreno en el Teatro Circo de Marte de la capital de La sombra de don Alonso del dramaturgo palmero Antonio Tabares (Santa Cruz de La Palma, 1973), se han agotado y se ha programado ya una segunda función para el día 1 de diciembre. “Este estreno es uno de los más especiales de mi carrera”, ha reconocido Tabares en una entrevista con La Palma Ahora. La pieza teatral, que obtuvo en 2005 el Premio Domingo Pérez Minik de la Universidad de La Laguna, está ambientada en los comienzos de la Guerra Civil en la Isla pero “no es ni una reivindicación ni un ajuste de cuentas”, precisa. “En realidad yo no quería escribir una obra sobre la Guerra Civil, sino sobre Alonso Pérez Díaz. Me parece que es una personalidad que representa una corriente de pensamiento y de compromiso social muy propia de La Palma, heredera de la tradición liberal que arranca con Pérez de Brito y O’Daly en el siglo XVIII y continúa con el padre Díaz en el XIX”, explica.
-¿Lo acontecido durante la Guerra Civil en La Palma sigue siendo un tabú?
-Yo diría que no. Lo fue en su momento pero ya no. O por lo menos, no para mi generación. Otra cosa muy distinta es que se conozca o que exista interés por saber qué ocurrió realmente en aquellos días. Pero bueno, creo que en los últimos años han salido a la luz importantes trabajos de investigación histórica que vienen a llenar el vacío de los testimonios orales de quienes lo vivieron en primera persona y que por desgracia se van perdiendo.
-¿Es posible escribir sobre este tenebroso episodio de la historia de La Palma desde una perspectiva totalmente objetiva? ¿La equidistancia es una misión imposible?
-Yo soy autor de teatro, no historiador ni investigador. Por lo tanto, en ningún momento me planteo la objetividad como un objetivo de mi escritura. La sombra de don Alonso es una obra de ficción. Cuenta con personajes históricos, recoge sucesos que están documentados e incluso testimonios directos de personas que ya han fallecido, pero no deja de ser una ficción, una recreación de un periodo trágico de nuestra historia –y que seguramente fue mucho más terrible de lo que uno pueda llegar a imaginar- del que tal vez se pueda extraer alguna que otra enseñanza para nuestra época.
-Pero La sombra de don Alonso es, en parte, literatura guerracivilista. ¿Con qué espíritu afrontó esta obra?La sombra de don Alonso
-En realidad yo no quería escribir una obra sobre la Guerra Civil, sino sobre Alonso Pérez Díaz. Me parece que es una personalidad que representa una corriente de pensamiento y de compromiso social muy propia de La Palma, heredera de la tradición liberal que arranca con Pérez de Brito y O’Daly en el siglo XVIII y continúa con el padre Díaz en el XIX. Lo que ocurre es que a la hora de sentarme a escribir sobre él, el estallido de la guerra resultaba tan determinante que casi era obligado que la obra transcurriera en ese momento. Recurrí entonces a las historias que había oído de niño: el testimonio de mi propio padre, que fue testigo de los cañonazos del Canalejas; de su hermana, mi tía, que me habló de un caso similar al que se cuenta en la obra; de personas que llegaron a conocer a Alonso Pérez Díaz… Hubo además una labor de documentación, que siempre me ha gustado, recurriendo tanto a la prensa de la época como a la bibliografía sobre este periodo en La Palma, aunque debo decir que en 1998 aún no se habían publicado muchos de los trabajos de investigación que podemos encontrar hoy en día.
-¿Qué le interesa de la figura de Alonso Pérez Díaz?
-Aparte de lo dicho, me parece que es una figura que representa esa tercera España que se vio arrastrada por los acontecimientos. A don Alonso el Frente Popular lo acusaba de traidor y de haberse vendido a las derechas; estas a su vez lo tachaban de comunista. Ninguna de las dos cosas era cierta, pero en la vorágine del conflicto civil se vio superado por el vendaval que arrasó todo el país, y al que Canarias, y tampoco La Palma, no pudo ser ajena. Y luego hay aspectos de su carácter que me atraen, como su natural bonhomía, su solidaridad y su sentido de la justicia, aspectos que están muy bien reflejados en la biografía escrita por Cirilo Velázquez Ramos.
-La obra será representada por primera vez el 30 de noviembre en el Teatro Circo de Marte. ¿Qué sensación le embarga en los días previos al estreno?
-Han pasado 20 años desde que escribí esta obra. Mi conocimiento de la escena y manera de escribir han cambiado, como es lógico. Hay escenas que pienso que hoy de ninguna manera las escribiría así, pero con todo creo que la obra tiene algún valor y merece la pena que se represente. Y que se represente además en La Palma, porque narra un episodio que pertenece a nuestra historia, aunque de alguna manera también es universal. Por otro lado, están las circunstancias que rodean al estreno en el Circo de Marte. El impulso de Juan José Afonso, el director, por poner en pie este proyecto, la manera en que todo el reparto se está volcando con los ensayos, todo el equipo de producción que hay trabajando detrás de este montaje… hacen que este estreno sea uno de los más especiales de mi carrera. Tampoco puedo obviar que el montaje cuenta con un importante respaldo público que hay que agradecer y sin el cual este proyecto hubiera sido imposible.
-¿Cree que esta escenificación puede reabrir alguna herida?
-No creo que esta obra reabra ninguna herida, ni yo lo pretendo. La sombra de don Alonso no es ni una reivindicación ni un ajuste de cuentas. Simplemente cuenta una historia ambientada en un episodio de nuestra historia y partiendo de unos personajes reales, como ya he dicho. De aquí venimos y no tiene sentido no aceptarlo. Ocurre que algunos aspectos de la función tienen unas desconcertantes reminiscencias de la actualidad, como la degeneración de la vida pública, el menosprecio del rival político, ciertas tensiones sociales… que no digo yo que vayan a degenerar hasta el punto de un enfrentamiento civil, pero que sí son preocupantes y debemos estar atentos.
-¿Qué aportará la participación de actores palmeros en esta propuesta teatral?
-Es algo que para mí tiene especial significación. La mayor parte de las personas que están en este proyecto son palmeras o están afincadas en La Palma, y estamos hablando de una obra con nueve personas en escena, equipo de producción, escenografía y vestuario, diseño, iluminación y sonido... Es decir, que contamos en la Isla con un equipo humano lo suficientemente amplio como para abordar este tipo de montajes. Me gustaría creer que La sombra de don Alonso puede ser el germen de un proyecto a más largo plazo, que con el tiempo dé lugar a un núcleo de creación escénica estable en La Palma. Pero de momento prefiero no pensar más allá del 30 de noviembre.